‘Prima Facie’: una apoteósica Vicky Luengo se enfrenta al consentimiento sexual en la justicia patriarcal (y en los Teatros del Canal)

La obra, dirigida por Juan Carlos Fisher y basada en el premiado monólogo de la australiana Suzie Miller, aborda una violación a través de una abogada de prestigio convertida en víctima

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Vicky Luengo protagoniza el monólogo 'Prima Facie' (Pablo Lorente)

 
Vicky Luengo protagoniza el monólogo 'Prima Facie' (Pablo Lorente)  

José Luis Rubiales y su madre, sacada de un guion de película de Pedro Almodóvar, deberían ir a ver Prima Facie. El primero, tras ser inhabilitado por la FIFA, tiene tiempo de sobra para conocer los puntos clave del consentimiento sexual, algo que parece escapar su raciocinio. La segunda, ingresada en un hospital tras su huelga de hambre en una iglesia de Motril como muestra de apoyo a su hijo, tiene otras prioridades.

La galardonada obra teatral de la dramaturga australiana Suzie Miller (un éxito en el West End londinense y en Broadway) llega a los Teatros del Canal de la mano de Juan Carlos Fisher e interpretada por Vicky Luengo. Un monólogo crudo que se convierte en una bofetada de realidad. Un soliloquio en el que la intérprete se parte en dos para mostrar la duplicidad de un juicio por violación: por un lado, la frialdad que emana de la verdad legal en un sistema judicial patriarcal y, por otro, el desgarro de la víctima que se enfrenta a un público que juzga su versión de los hechos.

En una coyuntura en la que la palabra consentimiento copa los titulares y que fue clave en la ley del ‘sólo sí es sí' de Irene Montero (un pilar que no quedó afectado en la reforma del decreto aprobada en el Congreso de los Diputados tras la polémica de la reducción de penas a los agresores sexuales), Prima Facie se erige como una bendición, un milagro, que ahonda en la complejidad del término y en su posterior aplicación. Del 31 de agosto al 17 de septiembre, la capital acoge una obra que estremece y emociona, que es cobijo, fuerza y una patada en el estómago.

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Vicky Luengo en 'Prima Facie' (Teatros del Canal)
Vicky Luengo en 'Prima Facie' (Teatros del Canal)

Una excelsa Vicky Luengo se pone en la piel de una abogada en la cúspide de su carrera. Es excéntrica, egocéntrica y sabe que desempeña su trabajo a la perfección. Se siente empoderada y fuerte cada vez que gana un caso. Ella cree en la ley, en el derecho, en la justicia. No hay verdades absolutas, tampoco verdades. Solo existe la verdad legal. Todo cambia cuando es violada. La protagonista ha lidiado con varios casos de agresión sexual durante su trayectoria profesional, pero siempre ha estado por encima del sufrimiento de la víctima. Para ella, lo importante eran los vacíos en la historia. Las incongruencias. La confusión de la mujer agredida.

Cuando las tornas cambian y es ella la que tiene que enfrentarse a todas las murallas —denuncia ante la policía, exámenes físicos, sesiones de terapia—, se percata de que la ley falla a la hora de abordar el consentimiento. Basada en la experiencia de la propia Miller (que combinó su trabajo en un bufete de abogados con su escritura teatral), Prima Facie lidia con temáticas tan complejas como la creencia del relato de una mujer que ha sido víctima de violencia sexual y el machismo que sigue desbordando las instituciones.

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Vicky Luengo en una escena de 'Prima Facie' (Pablo Lorente)
Vicky Luengo en una escena de 'Prima Facie' (Pablo Lorente)

Si hemos invitado a un hombre a nuestra casa y posteriormente nos viola, ¿hay consentimiento por haberle llevado a nuestra morada de forma consciente? Si en ese encuentro ambos han consumido alcohol, ¿significa entonces que la agresión es consentida? Si el alcohol provoca cierta confusión en el relato de la víctima, ¿supone eso que la visión no es del todo clara?

Todas estas cuestiones enfrentan a la protagonista con su verdad y la acercan a la realidad de una justicia que no protege a las mujeres. Que las interroga una y otra vez. Que revisita sus memorias más oscuras. Que recorre su cuerpo en busca de pruebas. Mientras, el acusado espera paciente sin ser cuestionado por sus actos.

Durante una hora y cuarenta, y sin interrupciones, Vicky Luengo contempla (e interpreta) todos los estados físicos y emocionales de una mujer a la que, no solo le roban su libertad sexual, sino a la que, además, quiebran por completo. En su trabajo, en su círculo de amistades y con su familia. Con su cuerpo y con su mente. Con su voluntad.

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