Doraemon está de aniversario. En 1973 se emitió por primera vez el anime creado a partir del manga de Fujiko F. Fujio, seudónimo de Hiroshi Fujimoto, que apareció en Japón a finales de los años sesenta. Pocos dibujos animados han tenido una vida tan larga como las aventuras del gato cósmico junto a su inseparable Nobita Nobi y su pandilla de amigos, Shizuka, Gigante y Suneo, convirtiéndose en todo icono de la cultura popular y rebasando todas las barreras generacionales, ya que en la actualidad en la cadena Boing continúa enganchando a los más pequeños con nuevas temporadas y miles de capítulos que han contribuido a crear un universo casi infinito.
Las curiosidades de Doraemon que enamoran a mayores y pequeños
Hay algunas características de la serie que han quedado incrustadas para siempre en el imaginario colectivo. Una de ellas es sin duda ese bolsillo mágico del que Doraemon extrae todo tipo de objetos insospechados que pertenecen al mundo de la más pura fantasía. A través de ellos ya puede convocar a especies marinas que bailen por el cielo, que una casa se convierta en un barco, hacerse diminutos para acceder en un hormiguero bajo tierra o cualquier cosa que jamás se nos pudiera ocurrir. Esa fusión entre la realidad de una comunidad y el espejismo alucinado se convierte en una de las claves de la serie y de las películas asociadas.
Pero hay muchos elementos más que hacen a Doraemon especial, como su gorrocóptero, gracias al que él y sus amigos pueden desplazarse por los aires, convirtiendo la ilusión por volar en algo cotidiano. O esa puerta mágica que nos lleva a través del espacio y del tiempo y que es capaz de conducir a los personajes ya sea al pasado prehistórico o al futuro remoto, de donde el propio Doraemon procede, o incluso al espacio exterior donde acceden a misiones galácticas.
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A Doraemon no le gusta que le confundan con un mapache porque es un gato, solo que unos ratones se comieron sus orejas mientras dormía y eso lo dejó sin una de sus señas de identidad, algo que sí mantiene su hermana Dorami, que aparece de vez en cuando para ayudarlo. Tiene una misión: ayudar a que Nobita Nobi se convierta en un hombre de provecho cuando sea mayor, porque ahora es un auténtico desastre. Solo saca ceros en la escuela, prefiere dormir a hacer los deberes (incluso gana el campeonato mundial de conciliar el sueño más rápido, superando a los españoles), siempre tiene envidia de Suneo y todo le sale mal. Tiene como una mala suerte congénita, pero, como dice Doraemon, al menos tiene buen corazón.
Probablemente, la primera vez que escuchamos qué era un Dorayaki fue gracias a Doraemon. Es su postre favorito, un dulce japonés compuesto por dos bizcochos y en el medio algún tipo de relleno. Es su única debilidad, aunque también ha demostrado ser un gato bastante ligón y tiene una novia que se llama Mi-Chan.
En el próximo Festival de San Sebastián, dentro de la programación de cine infantil, se proyectará su nueva película, El nuevo dinosaurio de Nobita. Tras visitar una exposición con el colegio, el protagonista encontrará una piedra que parece ser un fósil y, gracias a Doraemon, lo devolverán a su estado original, que será un huevo del que salgan dos dinosaurios mellizos. Tenemos Doraemon para rato y seguir entonando la melodía de los títulos de crédito que, muy convenientemente, habla de esos sueños que se hacen realidad.
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