En 1972, una de las trayectorias más sobresalientes habidas y por haber en la selección española de baloncesto comenzó a escribirse. Fue entonces cuando Juan Antonio Corbalán, a los 17 años, disputó su primer torneo oficial con la hoy denominada La Familia. En uno de los hasta dos Preolímpicos que el equipo nacional tuvo que afrontar para acceder a los Juegos Olímpicos de Múnich, brilló tanto como para convertirse en el segundo jugador más destacado del evento. Medio siglo después de que la época de la leyenda de España y del Real Madrid arrancase con tal soberbio debut, puede que esté ocurriendo lo mismo con otro Juanito: el nivel en todo un Mundial de Juan Núñez, también base y madrileño, es tan elevado, ahora mismo, como para haberse ganado la comparación con el mito, que ya se considera un fan suyo más.
“Cuesta mucho trabajo estar rodeado de figuras y tener ese toque, ese don, para saber manejar a jugadores que por galones están muy por encima de ti. Tiene un mérito enorme”, valora Corbalán en conversación con Infobae España. La madurez que está demostrando su tocayo, en este caso a los 19, le lleva a elogiarle sin titubeos: “Es un chaval que juega como sin esfuerzo. Siempre tiene mucho control de todo lo que hace. Parece que es algo natural y que no le cuesta trabajo, y eso quiere decir que es muy bueno. Creo que, si nada se tuerce y tiene el tiempo de juego suficiente, acabará siendo un referente en España y en todo el mundo”.
Te puede interesar: La magia de Juan Núñez paraliza a Brasil
El que fuera 178 veces internacional, con una plata olímpica (1984) y otra europea (1983) como icónico palmarés con la absoluta, aún se extiende más en el reconocimiento a uno de sus herederos. “Tiene una visión de juego enorme y cada movimiento que hace lo hará primero porque él sabe que puede generar peligro. Pero es que en cada movimiento sabe perfectamente dónde están sus compañeros y dónde está cada uno de sus contrarios. No solamente cuando están atacando, sino incluso cuando están defendiendo”, asevera. Por no hablar de que Núñez “parece que tiene ojos en muchas partes del cuerpo”, que “ve hacia atrás, hacia los lados”. Todo ello fundamental si se quiere ser un director de juego estelar.
“Me parece de una plenitud en el juego… Hace bien casi todo”, sintetiza para este periódico un Corbalán que tiene muy claro que a los referentes de su deporte se les ve venir de lejos. Tal y como puede suceder ahora con el sustituto de Ricky Rubio a las órdenes de Scariolo: “No hay un jugador que se haga figura a los 25. Será un buen jugador, o muy útil, o muy bueno. Pero las grandes figuras, a los 17, 18, 19 años, por supuesto, ya lo eran”.
Te puede interesar: Cuándo juegan España e Irán en el Mundial de baloncesto
El Juanito del pasado frente al Juanito del presente
Antes de cerrar la fase de grupos mundialista contra Irán este miércoles, el principal tema de conversación relativo a la vigente campeona del mundo y de Europa ha sido el protagonismo inusitado de Núñez. Las dudas que podía generar su presencia entre los 12 de España quedaron disipadas ante Costa de Marfil y, sobre todo, Brasil, en un encuentro pleno de magia por su parte. Tan apabullante como para que algunos le hayan incluido en la misma conversación que, palabras mayores, Corbalán.
A sus 69 años (”Núñez es una referencia; yo, un recuerdo”), le halaga compartir espacio con el Juanito trending topic de 2023. “En mi época, todos los equipos dependían mucho del base. Ahora no es así. Casi todos los equipos tienen jugadores que son muy autodidactas y muy polifacéticos y parece que no dependen de nadie. Y parece que cuando este chico coge balón, cuando está en el campo, todo el equipo acaba asumiendo que el referente es él”, aporta, a su juicio, como gran similitud entre ambos.
Hay otra cualidad del adolescente con la que Corbalán se siente especialmente identificado. “Sabe muy bien cómo hacer las cosas para que todo el mundo rinda. En mi época, una de las misiones del base no era solamente que tú jugaras bien o mal, sino que favorecieras que tus compañeros jugaran de manera que cometieran pocos errores y tuvieran muchos aciertos. Creo que este chico lo ha recuperado bastante, aunque ha habido otros jugadores, como Ricky o Calderón, que han tenido siempre esa capacidad, aun siendo más de tener el balón. En nuestra época, nosotros jugábamos casi colocando a la gente sin que tuvieras tú el balón. Y este chaval creo que hace también esa faceta magníficamente”, admira.
Lo que les separa lo expone con idéntica nitidez: “Yo quizá podía ser un jugador que era más vertical o más rápido. El equipo conmigo jugaba, como en aquella época se impuso, con una velocidad que quizá no es el elemento fundamental ahora. Los equipos juegan rápido porque cualquiera puede coger balón y cualquiera puede salir botando. Pero entonces todo el juego de rapidez del equipo salía a través del base. Y quizá, en ese sentido, yo podía tener más protagonismo en lo que era la ejecución del contraataque”.
Cuando hablamos de alguien nacido en 2004, es evidente que hay mucho margen de progresión. “Para empezar, va a tirar cada vez mejor. Yo creo que él va a saber leer todavía mucho más la diferencia que hay entre lo que tú puedes aprovechar y lo que tienes que hacer para el resto del equipo. Va a saber diferenciar mucho mejor esos momentos de protagonismo o de cesión de protagonismo, y eso lo que va a hacer es que va a ser un jugador cada vez mejor. Ojalá que no haya ninguna lesión ni nada que lo pueda impedir”, confía Corbalán.
En este punto, se acuerda, por talento y precisamente con el deseo de que a Núñez sí le respete el físico, de otro ‘uno’ español inolvidable, Raúl López. ”Me da un poco la sensación de que puede que tengamos otro jugador de esas características”, cree Corbalán, que se despide con un consejo más que valioso para el joven que busca sentarse a la misma mesa que los bases más extraordinarios de nuestra canasta: “Que no pierda nunca la realidad. Que nunca separe los pies del suelo y que entienda que un gran base no se hace desde la gloria, desde sentirse el mejor jugador del mundo, sino desde saber estar al nivel de los mejores estando siempre cerca de los que no sean tan reconocibles o reconocidos”.
Seguir leyendo: