El hemiciclo ha dejado una aritmética parlamentaria muy complicada para formar gobierno. Sin embargo, a pesar de que los partidos independentistas y nacionalistas han perdido votos, siguen siendo determinantes para la gobernabilidad de España.
En el caso del Partido Popular tan solo necesitaría el sí del PNV, sin embargo, los pactos de Feijóo en comunidades y ayuntamientos con Vox ha hecho que los vascos se nieguen a apoyar un Gobierno de los populares.
El Partido Nacionalista Vasco, al igual que en su día Ciu, se han comportado en el Congreso de los Diputados como partidos bisagra, es decir, formaciones políticas capaces de pactar con la izquierda o con la derecha en función de sus intereses y su importancia para hacer al PSOE o al PP alcanzar La Moncloa.
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Con la caída del bipartidismo en 2015, su papel determinante no ha dejado de ser menor. En 2016, a pesar de que los números permitían a Rajoy gobernar si el PNV apoyaba su investidura, los de Aitor Esteban se negaron, en aquella ocasión, por la corrupción que rodeaba a la formación. Dos años después, y cuando siete días atrás habían apoyado los presupuestos de Rajoy, el PNV respaldó la moción de censura contra Mariano Rajoy, haciendo presidente a Sánchez.
González, Aznar y Zapatero
En todas las ocasiones en las que ni el PSOE ni el PP han conseguido la mayoría absoluta, los nacionalistas han sido clave para formar gobierno y, también, en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.
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El protagonismo de los partidos periféricos llegó en la legislatura de 1993, cuando Felipe González ganó las elecciones a José María Aznar, pero se quedó a 16 escaños de la mayoría absoluta. El socialista logró los votos que le faltaban gracias al Ciu, de Jordi Pujol, y al PNV, de Xabier Arzalluz.
El pacto siempre ha sido claro: apoyo en el Congreso de los Diputados a cambio de concesiones, principalmente, transfiriendo competencias del Estado a sus comunidades autónomas y en materia económica.
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Tres años después de pactar con González, Jordi Pujol firmó un pacto con José María Aznar. El popular consiguió 156 asientos en el Congreso de los Diputados y le faltaban 20 escaños, que logró gracias al apoyo de Ciu y el PNV. Aquel pacto permitió a Euskadi tener un acuerdo fiscal muy beneficioso para los intereses de la comunidad.
Zapatero, a diferencia de sus predecesores, tuvo que alcanzar un acuerdo con los nacionalistas en sus dos legislaturas, aunque con el PNV solo pactaron en la segunda, en 2008.
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