Rosa López vive uno de los momentos más dulces de su vida. A sus 42 años, la granadina ha encontrado el equilibrio personal y profesional perfecto, dejando atrás aquellos tiempos más tristes y complicados que estuvieron especialmente marcados por la pérdida de su voz y la gran decepción que sufrió con Operación Triunfo varios años después de su paso por el concurso.
La de Armilla no solo tiene su agenda cargada de conciertos que la van a llevar por parte de la geografía española en las próximas semanas, también está feliz y enamorada al lado de Iñaki García, un policía canino de Leganés con el que mantiene una relación desde hace algo más de dos años. Desde que llegó a su vida, la cantante está más serena en todos los aspectos y es que le ha dado una felicidad que no puede ni quiere ocultar.
Después de años de esfuerzo y superación, Rosa ha logrado dejar atrás la etapa más oscura de su vida después de que no se cumpliera la proyección que se esperaba de ella tras ganar OT y representar a España en el festival de Eurovisión.
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En estos más de 22 años de fama Rosa López ha hablado en muchas ocasiones de esta época que cambió su perspectiva sobre la vida y la fama, pues perdió todo lo que había amasado. “Yo tuve una casa, un BMW X5, un chalet en Granada... Todo eso lo tuve que vender en una época de mi vida”, explicó en una entrevista a la revista Semana, donde contaba que ahora vivía de una forma más modesta en “un pisito en el que tengo muy poco espacio que compré hace años, aunque sigo pagando la hipoteca”.
Pese a este mal trago, en aquel momento la andaluza se mostraba muy optimista: “Yo siempre digo que, si me quedo aquí en pelotas, no me importaría porque sé que lo voy a solucionar”, afirmaba.
Poco después concedió otra entrevista a Fórmula TV en la que fue más allá y contó que la pandemia había hecho mella en su profesión y economía hasta el punto de necesitar ayuda económica de sus fans. “Tengo una comunidad privada en Facebook con gente que paga 4,99 euros para ayudarme a ser artista independiente. Eso, realmente, parece que no, pero me ayuda muchísimo. No hay trabajo, no hay conciertos. Y, aunque tuviera trabajo, eso es una gran ayuda. A mí no me gusta hablar de dinero, me gusta hablar de valores, pero las facturas hay que pagarlas”.
Víctima de una estafa
Rosa López tiene muchas cualidades y una de ellas es que no tiene problemas en hablar de su pasado, incluso de partes que seguro le gustaría olvidar. Uno de ellos es el referido al premio que ganó por ser la ganadora de Operación Triunfo, un cheque de 90.000 euros, o como dice ella, “15 millones de las antiguas pesetas” que nunca llegó a tener en su poder.
Tal y como desveló en el año 2017 en el programa Hora Punta de TVE, estuvo seis años sin atender sus finanzas y, cuando quiso hacerlo, su padre le desveló la verdad. “Él me contó cómo estaba la situación y descubrimos que le habían estafado con el cheque del premio de OT”, relató la cantante, que quiso quitarle hierro al asunto y sentenció el tema diciendo que era algo que ya no le importaba.
Pero la de Granda no solo ha tenido problemas económicos llenos de polémicas, también de salud. En 2017, durante su paso por el programa En mi casa o en la tuya le contó a Bertín Osborne el motivo por el que dejó de cantar durante un año y que, según dejó entrever, se debió a una negligencia médica.
“Yo estaba en una gira impresionante y lo que realmente pasó, lo que detonó esto, es que todo el mundo afirmaba que me quedé sin voz”, explicaba la cantante, cuyo equipo quería evitar por todos los medios que perdiera su herramienta de trabajo.
“Tenía una gira tremenda y mi voz estaba preparada, pero hubo un día que, yo no sé por qué, una chavala no paraba de preguntarme si estaba bien”, comenzó contando Rosa, que añadía que esa chica “tenía miedo a que fallara y se empeñó que estaba mal y que, por cojones, quería traer a un médico”, seguía la artista, que aún hoy día sospecha que ese nombre “no era ni médico”.
“Este médico me trajo al camerino y me dijo que solo me iba a ver”, recordaba la cantante, que se sorprendió de que un facultativo le mirase las cuerdas vocales “con una lupa de dentista”. “Yo me acojoné cuando el tío abre el maletín y me doy cuenta de que saca un bote de colorcillo azul y blanco. No sé qué coño era eso. No sé qué me pincharon en el culo, pero desde ese día...”, continuaba Rosa, para quien todo cambió tras ese día.
“En el primer concierto me fue bien, el siguiente también, pero en el tercero durante la sexta canción no es que no pudiera cantar, es que me asfixiaba”, continuaba sin poder contener las lágrimas, pues a raíz de esa pérdida de voz estuvo más de ocho meses sin poder hablar, aislada en casa y comunicándose con una pizarra.
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