En medio de la tormenta y las presiones, Luis Rubiales había ideado un plan para intentar salir airoso del revuelo social y político causado por el beso no consentido que le dio a Jenni Hermoso durante la celebración del Mundial conquistado por la selección femenina. El dirigente pensaba que podría mantenerse en el cargo, seguramente aceptando una simbólica inhabilitación pactada con el Consejo Superior de Deportes (CSD), si encontraba el respaldo del fútbol. No era la primera vez que se encontraba en el alambre desde que asumiera la presidencia de la Federación y siempre había salido airoso. Pero en esta ocasión la presión social era máxima y Rubiales observó cómo, con el paso de las horas, fue perdiendo apoyos dentro de la industria hasta quedarse completamente solo.
Este sábado, cuando la FIFA anunció que le suspendía durante 90 días de toda actividad relacionada con el fútbol, poniendo fin de manera temporal a su etapa al frente de la RFEF, los pocos que quedaban a su lado salieron públicamente a decir que le daban la espalda, entre ellos personas a las que había promocionado y defendido hasta el extremo, como los seleccionadores absolutos Luis de la Fuente y Jorge Vilda. Sus más afines ya tampoco le acompañan.
“Le quedarán unas cinco personas”, aseguraba a Infobae España una persona próxima al dirigente. “No sabía que ellos también iban a señalarle públicamente, pero ya está solo. Nadie le va a seguir, ni las territoriales”, apuntaba la misma fuente. Rubiales murió solo y murió matando, con un nuevo comunicado contra Jenni Hermoso orquestado directamente por él del que pronto se desmarcó la RFEF y su nuevo presidente, Pedro Rocha.
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En la reunión convocada de manera urgente para este lunes, tanto Rocha como el resto de presidentes territoriales condenarán también los hechos y la actitud de Rubiales, quien ha observado desde su Motril natal una caída irremediable a tenor del clamor de la sociedad en su conjunto y del respaldo del mundo del fútbol en bloque. El dirigente entiende todos estos posicionamientos como una traición. Cree que han cedido a las presiones. Al margen de sus afines, los clubes y las aficiones de LaLiga, además de leyendas del deporte español, como Andrés Iniesta o Pau Gasol, han cargado duramente contra él y han mostrado todo su respaldo a Jenni Hermoso
Quiere defenderse
Bajo este panorama, Rubiales es consciente de que ya no tiene ninguna salida posible. Las pequeñas rendijas que podían existir los primeros días de la semana pasada se esfumaron tras su intervención en la Asamblea Extraordinaria y el comunicado de Hermoso. Hasta entonces, había negociado incluso una inhabilitación de seis meses con el Gobierno, reconocen fuentes cercanas. Ese escenario le hubiera permitido incluso presentarse a las próximas elecciones a la RFEF. Ahora sabe que la sanción será muy dura, incluso de cinco años.
Su futuro como dirigente del fútbol está absolutamente descartado, pero él sigue empeñado en defenderse por los cauces legales. No ha dado un solo paso atrás en el discurso que presentó la semana pasada ni va a ceder ante aquellos que le tachan de acosador sexual. Ahora mismo, preparar todo lo que le viene encima es su única prioridad. Cuanta una persona de su confianza que Rubiales está tratando de recabar pruebas, algo que sabe que será muy difícil, por más que insista en que existen, y buscando la manera de contactar con especialistas que demuestren que su verdad es la verdad, por más que Jenni Hermoso haya tumbado ya su relato.
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Rubiales ahora aguarda el desarrollo de los acontecimientos. Tras la suspensión de la FIFA y el rechazo vehemente tanto de la sociedad como de la comunidad futbolística, se aproxima la inhabilitación. En un verano que no ha podido ser más exitoso, con la Nations League y el histórico Mundial femenino, fue él mismo quien cavó su propia tumba con un bochorno que ha escandalizado al mundo entero. Esta vez no le salvó nadie. Rubiales murió solo.
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