La ‘Yihad individual’ amenaza a España: la lucha contra el terrorismo islamista deja ya más de 1.000 detenidos desde el 11-M

Los atentados perpetrados por células terroristas han dado paso a ataques de individuos radicalizados en Internet que actúan con medios precarios y sin contacto directo con organizaciones yihadistas

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Uno de los dos detenidos en la operación antiterrorista que captaba menores
Uno de los dos detenidos en la operación antiterrorista que captaba menores

A principios de agosto la Guardia Civil decidió que ya era el momento de detener a Salim y a Hugo, dos jóvenes que todavía no han cumplido los 19 años y que vivían a 660 kilómetros de distancia (el primero en Benavente, Zamora; y el segundo en Pobla de Vallbona, Valencia), pero que gracias a las redes sociales “actuaban concertada y coordinadamente en el ámbito virtual para captar y adoctrinar en los postulados del terrorismo yihadista a otros usuarios”. Ambos habían pasado de hacer pintadas en sus pueblos a favor del DAESH (como ‘Dawlat Al Islam Baquiyah’, ‘el Estado Islámico permanece y se expande’) a crear la “mayor estructura yihadista conocida en España en el ámbito de la radicalización de jóvenes y menores de edad”. Solo les hacía falta un ordenador.

Así ‘reclutaron’ en foros de Internet a medio centenar de chavales, la mayoría de origen marroquí y algunos de ellos menores de edad. Los ‘elegidos’ acababan en un grupo privado en la red consumiendo material terrorista que impulsaban los dos arrestados. “Esta operación viene a evidenciar una tendencia bastante preocupante que estamos detectando, el cada vez más alto número de menores que encontramos en procesos de radicalización yihadista”, señalan fuentes antiterroristas de la Guardia Civil.

Los dos detenidos eran igual de jóvenes que las personas que querían radicalizar. Se encargaban de buscar contenidos yihadistas y traducirlos al castellano. Salim, de origen marroquí, desde Zamora; y Hugo, español convertido al Islam en Valencia, buscaban en diversos foros a chavales de su edad y menores, no necesariamente practicantes del Islam, que se acercaban por curiosidad o interés a las redes para conocer más sobre esta religión y que recibían por parte de los arrestados propaganda radical. Por el momento, señalan las fuentes consultadas, no existen indicios de que ninguno de los jóvenes que habían sido captados tuvieran la intención de cometer atentados

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Desde que se perpetraron los trágicos atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ya han detenido en suelo español a 976 personas vinculadas con el terrorismo yihadista, 46 de ellos en 2022 y 19 en los primeros ocho meses del 2023, a los que hay que sumar otros 134 arrestados en otros países gracias a la colaboración de la Policía Nacional y la Guardia Civil. El perfil de la amenaza yihadista ha cambiado mucho desde 2004, reconocen desde el ministerio del Interior.

Los grandes atentados organizados por células terroristas, el último en agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils, parecen de momento negros recuerdos del pasado y el peligro lo protagonizan ahora “actores solitarios, con escasos recursos y sin vínculos organizativos directos” con el Estado Islámico y Al Qaeda, “que se radicalizan y actúan inspirados por la propaganda que se difunde a través de la red y que ejecutan con medios de oportunidad”, explican desde Interior. Precisamente el perfil de lobos solitarios que Salim y Hugo buscaban con su red digital de proselitismo y radicalización.

Detenidos por operaciones antiterroristas vinculadas al yihadismo desde 2004
Detenidos por operaciones antiterroristas vinculadas al yihadismo desde 2004

Y es que, según Interior, “los masivos atentados terroristas de hace unos años han sido sustituidos por una sucesión de actuaciones con menor preparación y escasos recursos, pero que han mantenido latente la amenaza del yihadismo en las sociedades occidentales y que, por su imprevisibilidad, tienen una dificultad añadida de prevención por los cuerpos de seguridad”. Aunque en 2022 no se perpetró ningún atentado en España, en 2023 las Fuerzas de Seguridad sí han contabilizado como ataque yihadista el ocurrido el 23 de enero en Algeciras cuando Yassine Kanjaa, marroquí de 25 años, asesinó a machetazos a un sacristán e hirió a otras cuatro personas durante un ataque a dos céntricas iglesias de la ciudad gaditana. Ante la Policía declaró que se trataba de una “misión” de Alá y que su objetivo era cometer más asesinatos.

Solo dos atentados en tres años

Este caso, y el ocurrido en septiembre de 2021 en Torre Pacheco (Murcia), cuando otro marroquí de 27 años atropelló intencionadamente a varios clientes de una terraza de un bar matando a uno de ellos y considerado también acto terrorista, se ajustan al perfil con el que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tienen que lidiar actualmente en España y en Europa: individuos aislados que actúan en solitario con medios precarios (un machete y un automóvil en los dos casos mencionados), radicalizados a través de Internet y que salen a la calle para llevar a cabo ataques que coinciden con los deseos y las instrucciones de organización terroristas como el Estado Islámico o Al Qaeda con las que estos individuos no han tenido contacto directo.

Otro detenido este año 2023 en España vinculado a actividades yihadistas (Foto: Guardia Civil)
Otro detenido este año 2023 en España vinculado a actividades yihadistas (Foto: Guardia Civil)

Es lo que se llama ahora la ‘yihad individual’, una estrategia puesta en marcha por Al Qaeda en el 2010 y después adoptada por otros grupos y que en la actualidad cobra fuerza en Europa tras el debilitamiento de las grandes organizaciones terroristas que antes tenían sus cúpulas en Siria, Irak o Afganistán. Ahora las dos organizaciones yihadistas más importantes (Estado Islámico y Al Qaeda) amenazan a Occidente con poderosas franquicias en la zona africana del Sahel que están desestabilizando un buen número de países del continente. Su principal arma para actuar en Europa es la propaganda a través de las redes sociales para animar a los extremistas a realizar atentados en su entorno. Esa propaganda ofrece, incluso, listados de objetivos que se aconseja atacar, desde funcionarios de prisiones a agentes policiales, edificios oficiales, embajadas y consulados, etc.

El último informe del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo revela que de los 46 detenidos el pasado año, 27 se identificaban con el Estado Islámico, mientras que solo uno estaba alineado con Al Qaeda. Hay que señalar que en otros 12 casos no consta si estaban encuadrados en la órbita de uno o de otro o, lo que tampoco es extraño, se alineaban con el yihadismo por encima de cualquier sigla. Otro dato destacado en las detenciones ejecutadas en 2022 es el arresto de seis personas vinculadas a ‘Tehreek-e-Labbaik Pakistan’ (TLP), un grupo islamista radical que ha hecho de la denuncia de las supuestas blasfemias contra Mahoma su línea de acción principal.

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Los datos analizados por el Centro Memorial señalan además que los detenidos por realizar tareas de captación y reclutamiento de nuevos activistas son los que más han crecido. Si en 2017 solo suponía el 13% de los arrestados, en 2022 eran el 37%. Los detenidos por preparar atentados han bajado del 33 al 15%. A pesar de ello no hay que bajar la guardia, avisan desde la Guardia Civil. En cuanto a la procedencia de los sospechosos, Marruecos y España son los países de los que eran originarios la mayor parte de los arrestados en 2022 por actividades relacionadas con el terrorismo yihadista. De los 46 detenidos, 15 tenían nacionalidad marroquí y otros 18 eran naturales españoles. Destacan también la presencia de siete ciudadanos paquistaníes, mientras que los restantes detenidos eran de Argelia (un caso), Libia (dos), Francia (uno), Noruega (uno) y Albania (uno).

Los retornados

2023 es el tercer año consecutivo en el que se practican detenciones de yihadistas que habían estado combatiendo en Siria y que habían regresado a España tras la pérdida territorial del Estado Islámico. Fue precisamente ese control de un extenso territorio en Siria e Irak lo que permitió al Daesh actuar como un Estado de facto y atraer a decenas de miles de simpatizantes de todo el mundo. Muchos de ellos están regresando a sus países de origen. Los datos oficiales de España recopilados por el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) señalan que, hasta el pasado año, un total de 263 personas salieron de nuestro país para trasladarse a las zonas de conflicto. De esa cifra, existe constancia del fallecimiento de 102 combatientes (casi un 39% de los movilizados) y de la vuelta a territorio español de otros 63. De esos 63 retornados, el pasado año se encontraban encarcelados nueve en España y 14 en otros países. Otros 40 estaban en libertad.

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