La operación retorno de las vacaciones de verano amenaza con plagar de vehículos las carreteras españolas durante el próximo fin de semana. La Dirección General de Tráfico (DGT) recomienda, como cada año, evitar las horas punta, programar los viajes con antelación y mantener una precaución extrema al volante. Un amplio dispositivo de vigilancia y los radares habituales se encargarán de supervisar las principales vías y trabajarán para que todo marche sobre ruedas. Los conductores, muchas veces, desconocen el funcionamiento de los radares y se preguntan por qué no salta el flash cuando rebasan por unos pocos kilómetros la velocidad establecida.
No es un golpe de suerte, sino que la propia mecánica de estos dispositivos electrónicos está pensada para otorgar al conductor un margen de maniobra y evitar de este modo los errores de medición. La ley de regulación de la velocidad determina que todos los radares tienen que contar con un umbral de tolerancia para no aplicar multas cuando realmente no se detecta ninguna infracción al volante.
Por mucho que cueste creerlo, la velocidad máxima a la que un automóvil puede circular en una carretera no coincide con la velocidad a partir de la que Tráfico puede imponerle una sanción. El margen de error de un radar es la diferencia que existe entre el límite permitido y la velocidad real a partir de la que tiene capacidad para multar. Los dispositivos tecnológicos, sin embargo, son cada vez más avanzados y disponen de una mayor precisión, por lo que el conductor debe respetar en todo momento las normas establecidas.
¿Cómo funciona ‘la regla del 7′?
En este contexto y ante la avalancha de preguntas, la propia DGT ha explicado el funcionamiento del margen de velocidad con el que cuentan tanto los radares fijos como los móviles. La fórmula para calcularlo se llama la regla del 7 porque, según Tráfico, este es el número clave para recordar los límites en cada una de las vías de la red nacional de carreteras. En las pistas con límites por debajo de los 100 km/h, el conductor debe sumar siete puntos al indicador de las señales para saber a qué velocidad saltará el flash del radar.
Por su parte, el margen en las autovías y autopistas con límites por encima de los 100 km/h se calcula sumando el 7% al número que ilustra cada una de las señales. Esto quiere decir que, en una carretera limitada a 110 km/h, el radar no se activará hasta que el vehículo supere los 117 km/h. En las autovías, limitadas casi todas a 120 km/h, los dispositivos están programados para empezar a funcionar a partir de los 128,4 km/h. La misma ecuación sirve para todas las velocidades que rebasen las tres cifras. Los conductores que superen estos porcentajes se enfrentarán, como cabe esperar, a las correspondientes multas.
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