Los tiempos de Jenni Hermoso: celebración, vacaciones y el grito de “se acabó”

La jugadora no cedió a las presiones de Rubiales ni de la Federación para salir en su defensa, se dedicó a disfrutar del título con sus compañeras y tumbó el relato del presidente cuando consideró que se habían traspasado todos los límites

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Jenni Hermoso durante la fiesta de celebración por el Mundial que tuvo lugar en Madrid. EUROPA PRESS
Jenni Hermoso durante la fiesta de celebración por el Mundial que tuvo lugar en Madrid. EUROPA PRESS

El éxito sin precedentes de la selección femenina de fútbol quedó empañado solo unos minutos después de certificarse. El motivo, la reprobable actuación del presidente de la Federación, Luis Rubiales, durante una cita que era histórica y que ha terminado con las protagonistas en un segundo plano. Sus gestos en el palco y el beso no consentido a Jenni Hermoso sobre el césped eclipsaron el hito más importante del deporte femenino español. Mientras todo el mundo del fútbol se levantaba contra el dirigente, suspendido ayer por la FIFA, el máximo organismo a nivel internacional, Jenni Hermoso decidió marcar sus tiempos y reivindicar su derecho a celebrar el Mundial y a hablar cuando quería y para decir lo que quería.

Durante los días siguientes a la victoria de la selección, ni ella ni sus compañeras quisieron abordar el asunto. No tenían por qué hacerlo. Más allá de las palabras que pronunció la misma noche de los hechos, en la que ya dijo, tanto en la Cadena Cope como en su Instragram que no le había gustado el gesto, Jenni Hermoso optó por el silencio. La jugadora no se pronunció hasta el pasado jueves, cuando por medio de un comunicado a través del sindicato de jugadoras Futpro, exigió a la Federación que se tomase “medidas ejemplares” y expresó “la firme y rotunda condena “ante conductas que atenten contra la dignidad de las mujeres”.

Aquel primer posicionamiento que decidió activar Hermoso cuando consideró oportuno, contradecía el supuesto mea culpa que había entonado el presidente de la Federación a través de un video en el que aseguraba en una especie de disculpa que nunca se entendió como tal que “seguramente” se había equivocado y que el beso se había producido “en un contexto de euforia”.

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El beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso en la coronación de la selección española tras ganar el Mundial Femenino

El video grabado por Rubiales extendía la responsabilidad a ambos, obviando que había sido él quien había decidido darle un beso a la jugadora. Ya en aquel momento, Jenni Hermoso le dejó claro al dirigente que sus tiempos los iba a marcar solo ella y, pese a las presiones de Rubiales y de Jorge Vilda a ella y a sus familiares, se negó a participar en el video, tal y como adelantó primero Relevo y confirmó posteriormente ella misma

De la celebración a desmontar a Rubiales

De vuelta a España, la jugadora decidió que no era el momento de pronunciarse, sino de celebrar junto a sus compañeras y la afición el éxito del Mundial. Primero lo hizo en Madrid, donde fue aclamada durante la fiesta organizada por la Federación, y después en Ibiza, donde ha pasado estos días junto a algunas de sus compañeras. Desde allí, Hermoso y el resto de jugadoras siguieron la comparecencia de Rubiales en la Asamblea Extraordinaria de la RFEF en la que, lejos de dimitir y pedir disculpas, se presentó como una víctima de un “asesinato social” y del ”falso feminismo”.

El dirigente, además, defendió que el beso había sido “consentido”, aseguró que “no había posición de dominio” y construyó un relato en el que, lejos de exculpar a la jugadora, la puso en la diana. “Ella –por Jenni Hermoso– me levantó del suelo, que casi nos caemos, y al dejarme en el suelo, nos abrazamos, me acercó a su cuerpo, le dije que se olvidara del penalti fallado y me respondió: ‘Eres un crack’. ‘¿Un piquito?’, le pregunté. ‘Vale’, me contestó'. Se despidió con un último manotazo en el costado y riéndose. Y de la anécdota, del ‘no pasa nada’, se pasa al silencio de la jugadora y después a un comunicado que no termino de entender”, esgrimió

Rubiales afirma que el beso fue consentido: "yo le dije: '¿un piquito?' y ella me dijo, 'vale'"

Entonces, Hermoso, respaldada por sus compañeras y por exjugadoras de la selección, decidió que era el momento de decir basta. “Se acabó”, se levantaron todas en un grito unánime convertido ya en todo un eslogan. Solo siete horas después de la Asamblea, desmontó de principio a fin el relato de Rubiales, primero en un comunicado conjunto y minutos después en una declaración individual en la que aseguraba haberse sentido “vulnerable y víctima de una agresión”.

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“Me siento obligada a denunciar que las palabras del Sr. Luis Rubiales explicando el desafortunado incidente son categóricamente falsas y parte de la cultura manipuladora que el mismo ha generado. Aclaro que en ningún momento se produjo la conversación a la que el Sr. Luis Rubiales hizo referencia y que, ni mucho menos, su beso fue consentido. De la misma manera quiero reiterar, como ya hice en su momento, que este hecho no había sido de mi agrado.”, expresó la jugadora. Hermoso quiso ir un poco más allá: “La situación me provocó un shock por el contexto de celebración, y con el paso del tiempo y tras profundizar un poco más en esas primeras sensaciones, siento la necesidad de denunciar ese hecho, ya que considero que ninguna persona, en ningún ámbito laboral, deportivo o social debe ser víctima de este tipo de comportamientos no consentidos. Me sentí vulnerable y víctima de una agresión, un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento por mi parte.”, completó la futbolista.

En el mismo comunicado también aprovechó para confirmar las presiones. “Se me pidió realizar una declaración conjunta para rebajar la presión sobre el presidente, pero en esos momentos en mi cabeza solo tenía la idea de disfrutar del hito histórico alcanzado junto con mis compañeras de equipo. Por eso, en todo momento trasladé a la RFEF y a sus distintos interlocutores, así como a medios y gente de mi confianza, que no haría ningún tipo de declaración individual o conjunta sobre este asunto, ya que entendía que, de hacerlo, quitaría aún más protagonismo a un momento tan especial para mis compañeras y para mí”.

Las firmes declaraciones de la jugadora supusieron el final de Rubiales y terminaron por levantar al futbol y a la sociedad en general contra Rubiales, ya suspendido de su cargo, sin apoyos de ningún tipo y a la espera de ser inhabilitado por el Consejo Superior de Deportes. Mientras el dirigente se atrincheraba, Hermoso marcó sus tiempos.

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