La vida sigue igual en la Fórmula 1. Tras un mes sin competir, el Gran Circo volvió a rugir sus motores con idéntico dominador que antes del parón vacacional: Max Vertsappen, quien corrió con el corazón ante su público. Las abarrotadas gradas del circuito neerlandés de Zandvoort fueron una marea naranja que no se cansó de bramar en cada paso por línea de meta del piloto de Red Bull que se llevó su séptima pole del año, primera en las últimas tres carreras. Ni la lluvia pudo evitar que algún piloto de los ‘mortales’ pudiese prolongar su ‘crisis’ en clasificación. En Bélgica se la arrebató Leclerc y Hamilton hizo lo propio en Hungría, no obstante, Verstappen no estaba dispuesto a que se repitiera lo mismo en su ‘casa’.
Como ya es costumbre en la Fórmula 1, las miradas de todos los pilotos e ingenieros de equipo estuvieron más puestas en el cielo que en su garaje. La lluvia amenazaba la pista de Zandvoort y el tipo de zapatos que debían ponerse los monoplazas. Comenzaron con los intermedios, pero claro, la pista comenzó a secarse e ir mejorando a ritmos endiablados y el calzado de los pilotos fue variando. Arrancaron la sesión con lluvia y la duda de montar los neumáticos de lluvia extrema y la finalizaron bajo el sol neerlandés y con compuestos de seco.
Aston Martin ha vuelto
La sangría de puntos y las sensaciones mostradas en los últimos grandes premios son cosa del pasado, al menos por el momento. Las mejoras introducidas en el AMR23 funcionaron, no al grado tan elevado que se especulaba, pero sirvió para recortar distancias con los Mercedes y Mclaren superar a los Ferrari. “Las actualizaciones se han sentido bien”, afirma Fernando. No tanto las banderas rojas mostradas en la Q3, la primera por accidente de Sargeant y la segunda debido a la colisión de Leclerc. Ambas impidieron que Alonso y Sainz pudieran marcar vuelta.
En el caso del asturiano, la segunda de ellas le hizo abortar la vuelta en la que había marcado el mejor tiempo del primer sector antes de tener que aminorar su ritmo. En su primer y único intento, el asturiano marcó el tercer mejor tiempo. Sin embargo, ya con el crono a cero y cuando el box de Aston Martin celebraba su vuelta a los tres primeros puestos, Albon y Russell relegaron, por menos de dos décimas, a Fernando hasta un quinto puesto del que mañana promete dar mucha guerra.
Difícil sábado para Ferrari y Mercedes; imperial para Mclaren
Mclaren parece empeñado en dar emoción. Los aficionados agradecen su meteórica evolución que les ha llevado a pelear por la segunda parte de la parrilla. Norris por momentos incluso amenazó la pole de Verstappen, pero, nada más lejos de la realidad, se tuvo que conformar con el segundo puesto, que, si se lo llegan a decir hace cinco carreras, no se lo hubiera creído.
Sensaciones completamente opuestas en Ferrari y Mercedes. La escudería italiana es un mar de dudas e incertidumbre en el que cualquier desenlace es posible. Tan pronto pueden quedarse fuera de la Q1, Leclerc superó el corte por una décima y Sainz lo hizo en su último intento, como clasificarse para la Q3 marcando uno de los mejores tiempos. Bienvenidos a la locura llamada Ferrari. Menos irregular estaba siendo Mercedes, que en las últimas carreras habían conseguido instalarse en la segunda y tercera parte de la parrilla. Russell, tercero, salvó los muebles que Hamilton, eliminado en Q1, rompió.
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