Un complot de todos contra su persona, apoyos clandestinos pese a la reprobación nacional, Javier Tebas como titiritero de los ataques, la víctima de todo esto. Así presentó Luis Rubiales su caso en rueda de prensa, que lejos de dimitir, promete dar pelea y mantenerse en el cargo, enfrentado contra el movimiento feminista e incluso tres ministras del Gobierno contra las que ha anunciado medidas legales. Hasta Amnistía Internacional cargó contra Rubiales, que se ha enrocado en su posición de poder.
Más allá del movimiento del presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que no ha dimitido del cargo tras las acusaciones de abuso de poder por besar a la jugadora Jennifer Hermoso durante la celebración del Mundial y sus gestos obscenos desde el palco tras la victoria, aún queda que el Gobierno de Pedro Sánchez mueva ficha, ya que tiene en su mano la inhabilitación del mandatario.
“Falso feminismo”, falta de libertad de expresión y falta de libertad de prensa. Ese ha sido el tridente que Rubiales ha presentado como su verdugo, quienes lo han acorralado a él. Una estructura de discurso que tiene un trasfondo conservador y una intencionalidad tras sus palabras.
Te puede interesar: El Gobierno “activa” la denuncia ante el TAD para apartar a Rubiales al frente de la federación
Por qué Rubiales habla de “falso feminismo”
Beatriz Gimeno, exdirectora del Instituto de la Mujer, sostiene para Infobae España que “lo de Rubiales se estudiará en el futuro porque ha desplegado el antifeminismo más tradicional”. La feminista encuentra en las declaraciones del presidente de la RFEF una extrapolación de las clásicas excusas que un violador o un acosador exhibe para proteger su inocencia: “Él no decide si el pico es consentido, Jennifer Hermoso lo ha dejado claro. Es como preguntar si una mujer violada llevaba minifalda. Él es la víctima y ha sufrido un asesinato social y todas las feministas son falsas feministas, porque él es el feminista. Es un discurso bochornoso”, sostiene la activista, que también ha lamentado el estruendoso aplauso de los presentes al denunciar la implicación de los colectivos feministas en las demandas de renuncia.
Gimeno analiza la estrategia del discurso de Rubiales y el concepto “falso feminismo” como una manera de mostrar su oposición al movimiento sin poder ser tan frontal como a él le gustaría: “Muchos derechos, de alguna manera, han ganado la batalla cultural y ya nadie dice que está en contra de la igualdad. Entonces dicen que están a favor de la verdadera igualdad, que es lo que ellos dicen. Ellos están a favor de la verdad y el resto son falsos”, apunta para concluir que Rubiales “tiene una visión de la realidad tergiversada”.
Te puede interesar: El torico de la cuerda, el “maltrato” de origen medieval que aún se festeja en la Comunidad Valenciana
La falta de libertad de expresión
Otro de los elementos que Rubiales incorpora a su discurso es apelar a la falta de libertad de expresión. Tiene tintes contradictorios que se hable de censura desde una rueda de prensa con micrófonos y cámaras de todos los países del mundo, pero más allá de eso, la escritora y filósofa Elizabeth Duval encuentra en la elección de sus palabras “una estrategia machista de manual”, ya que consiste en “el agresor intentando definirse a sí mismo como víctima para salir airoso”.
Entender como falta de libertad de expresión algo que en realidad es el derecho a réplica es otro de los errores de Rubiales. “Cuando el machismo es costumbre y quien ejerce violencia, aunque esta sea simbólica, se cree intocable, llega el momento de negarse a dimitir. Y esa España a la vieja usanza existe; lo bueno es que hemos cambiado tanto como país que una mayoría puede decir en voz alta y expresar que esas estructuras y abusos de poder no nos representan”, reconoce Duval.
Seguir leyendo: