Con la selección española de baloncesto, dar las cosas por sentado no suele funcionar. Y si no, háganse la siguiente pregunta: ¿cuánto tiempo llevamos cavando de antemano la tumba de este equipo de ensueño, poniendo sobre la mesa aquello del cambio o fin de ciclo? Por lo menos, desde 2010. Y ahí siguen los chavales de la canasta, incansables a la hora de dar alegrías. Pasan los años, pasan los jugadores, pero la pila de La Familia no se agota. Después del Eurobasket de 2022, en el que no se esperaba nada y se acabó consiguiendo todo, cualquiera se aventura a dar por muertos a los 12 de Scariolo en otro Mundial asiático más. El primero cayó en Japón. El segundo, en China. El tercero, si es que acaso llegase, tocaría conquistarlo en Filipinas.
Pero no vayamos tan lejos todavía. Primero, habrá que pasar por Indonesia. Allí viajará España para disputar la fase de grupos mundialista. De nuevo, como en el último torneo continental, sin un referente, en lo teórico, claro. Pero, en la práctica, con un colectivo más que sólido. A él se fiará todo a la hora de intentar cuajar una buena actuación. Así se ganó el último Europeo y así se defenderá el título planetario de 2019. Sin Ricky Rubio, entonces MVP, ni Lorenzo Brown, magistral en su primer torneo con La Familia. Pero con el grueso de los héroes de Berlín.
Se confía en volver a ver la mejor versión de los Hernangómez, que intentarán sonreír con la absoluta tras verse abocados a renunciar al sueño de la NBA. Después de que Oklahoma cortase a Usman Garuba, a la liga estadounidense la representará, en términos españoles, Santi Aldama, que debuta en una gran competición de selecciones. La veteranía de años y años gloriosos con la camiseta roja correrá a cargo de Rudy Fernández y Sergio Llull. Además, el (buen) trabajo y el compromiso están garantizados con tipos como Víctor Claver, Àlex Abrines, Alberto Díaz, Darío Brizuela o Joel Parra. A ellos se suma el jovencísimo Juan Núñez, del 2004, reclutado por Scariolo tras la baja de Ricky Rubio.
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El grupo inicial no parece el más comprometido para empezar. Lo cual no quiere decir que no pueda ser tramposo. El mayor reto espera el lunes 28 de agosto, contra Brasil: Marcelinho Huertas, Raul Neto, Vitor Benite, Bruno Caboclo, Cristiano Felicio... La Canarinha siempre monta una plantilla resultona, así que no hay que confiarse. Menos comprometidos deberían ser los duelos ante Costa de Marfil, el sábado 26, e Irán, con Hamed Haddadi, el miércoles 30. Lo deseable sería arañar un pleno de victorias, puesto que se arrastran resultados y espera una segunda fase realmente dura.
Muchos ‘cocos’ en el camino
El camino de España se cruzará entonces con el de los dos clasificados del catalogado como grupo de la muerte del evento: Francia, Canadá, Letonia y Líbano. A las dos primeras selecciones se las ha colocado entre las favoritas, y es comprensible tras echar un vistazo a sus convocatorias. En el caso galo, hay que contar con Rudy Gobert, Nando De Colo, Nicolas Batum, Evan Fournier y Guerschon Yabusele, entre otros. Los canadienses, a los que dirigirá el español Jordi Fernández, se presentan más nutridos que nunca en los últimos tiempos: Shai Gilgeous-Alexander, R. J. Barrett, Nickeil Alexander-Walker, Dillon Brooks... Y cero confianzas con los letones, que van de tapados aun sin poder alinear finalmente a Kristaps Porzingis.
En unos hipotéticos cuartos, podrían esperar adversarios todavía más peligrosos. Entre todos ellos, sobresale la Eslovenia de Luka Doncic, secundado por viejos conocidos como Klemen Prepelic, Jaka Blazic y Mike Tobey. Australia no se queda atrás: un Patty Mills siempre apabullante en baloncesto FIBA, Joe Ingles, Dante Exum, Nick Kay... La Finlandia de Lauri Markkanen y la Alemania de Dennis Schröder son otros posibles rivales a tener en cuenta.
Hasta semifinales, no habría que verse las caras con el principal candidato al triunfo: Estados Unidos. No hay grandes estrellas NBA en su lista, pero nadie, como de costumbre, se atreve a descartarlos: Anthony Edwards, Brandon Ingram, Jalen Brunson, Paolo Banchero... Serbia, incluso sin contar con Nikola Jokic, y Grecia, que no tendrá a Giannis Antetokounmpo, también podrían ir por el lado español. Al igual que Italia, en la despedida de Luigi Datome, y Lituania, repleta de su talento habitual (Jonas Valanciunas, Rokas Jokubaitis, Donatas Motiejunas...).
Con estos bueyes habrá que arar en busca de la tercera estrella baloncestística. El abanico de equipos con posibles se abre cada vez más, es una realidad. Como lo es, por otro lado, que el ranking de la Federación Internacional está encabezado, en estos momentos, por los nuestros. Así que no se vayan todavía. Por muy difíciles que parezcan las cosas en las quinielas, es la cancha la que dicta sentencia. Y España no se cansa de tumbar pronósticos en ella.
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