En el año 2013, desde el Ministerio del Interior, junto a la Dirección General de Tráfico, apostaron por los helicópteros Pegasus con el objetivo de examinar, desde el cielo, las principales campañas por las que apuesta la Dirección General de Tráfico. Estas iniciativas nacen con la intención de velar por la seguridad de los conductores y vigilar las carreteras españolas, principalmente en los periodos vacacionales, en las operaciones de salida y entrada.
La Dirección General de Tráfico cuenta con siete bases situadas a lo largo y ancho de España, en las que se encuentran estas aeronaves, que son capaces de detectar a los infractores.
Los helicópteros Pegasus son diferentes a los modelos que se utilizaban antes de 2013. La principal diferencia se encuentra en que estas aeronaves cuentan con tecnología militar de última generación compuesta por un radar que es capaz de captar de manera eficaz la velocidad media de un vehículo que circula por una carretera y se coloca a poca distancia del vehículo infractor.
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En cada uno de los siete territorios donde hay bases de la Dirección General de Tráfico se encuentra, por lo menos, uno de estos radares del aire con el objetivo de echar a volar en caso de ser necesario. En la base de Madrid, en Cuatro Vientos, al tener que gestionar una gran densidad de población.
El mecanismo de radar aéreo
El radar, como se consideraba anteriormente, es una tecnología militar fabricada por una empresa canadiense que se ha puesto al servicio de la Dirección General de Tráfico. Además, este dispositivo cuenta con dos cámaras que funcionan al mismo tiempo, aunque tienen misiones específicas y precisas.
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Para renovar la imagen de la Dirección General de Tráfico, sin modificar desde los años 80, se incorporaron giroestabilizadores que permiten tener una visión directa y clara al coche que se encuentra siguiendo. Para que la medición sea capaz de percibirla durante ha de hacerlo al menos 10 segundos, que es lo que tarda en capar esa velocidad media.
Pegasus es capaz de captar entre 80 kilómetros por hora y hasta 360 y su margen de error se calcula en menos de un 1%. Por otro lado, para que la medición pueda realizarse correctamente, el vehículo al que sigue no puede variar la velocidad de manera brusca, ya que dificulta la obtención de la velocidad media.
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Una vez la aeronave está siguiendo al coche sospechoso, entra en juego la segunda cámara, que está compuesta por un teleobjetivo de largo alcance que permite visualizar de manera nítida la matrícula del vehículo. Además, es capaz de determinar el número de infracciones que está cometiendo el conductor, como el uso del teléfono o la falta de aplicación de los cinturones de seguridad.
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