Cuatro años sin Blanca Fernández Ochoa: la vida de sus hijos, David y Olivia, y su homenaje póstumo

La deportista olímpica desapareció el 24 de agosto de 2019. Su cuerpo sin vida fue encontrado el 4 de septiembre cerca del pico La Peñota

Blanca Fernández Ochoa en un fotomontaje de Infobae España. (Getty/Instagram)

Blanca Fernández Ochoa fue vista por última vez con vida el 24 de agosto de 2019. Como se supo posteriormente, aquel día, la campeona olímpica fue desde Aravaca, donde vivía junto a su hermana y su cuñado, hasta el pueblo de Cercedilla, donde un vecino la vio junto al monolito levantado en recuerdo de su hermano, el también esquiador Francisco Fernández Ochoa.

Según declaró la policía en aquel momento, sus familiares no pusieron la denuncia por su desaparición hasta cinco días después, el 29 de agosto, y tardaron otros dos en tomar la decisión de hacerlo público. A partir de ese momento, sin embargo, comenzó una encomiable búsqueda que se centró en la sierra de Guadarrama, pues su coche se encontró en el parking de Las Dehesas, en Cercedilla.

Se organizó un amplísimo dispositivo compuesto por 400 profesionales y otros 150 voluntarios que terminó de la peor forma posible, con el hallazgo de su cuerpo el día 4 de septiembre en el pico La Peñota, una zona de complicado acceso ubicada entre Madrid y Segovia.

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Blanca Fernández Ochoa en una imagen de archivo junto a la medalla de bronce olímpica que ganó en en Albertville en 1992. (Europa Press)

La confirmación de su muerte dejó sin respiración no solo a aquellos que la conocían personalmente, también a los que siguieron de cerca su carrera y es que Blanca Fernández Ochoa forma parte de la historia del deporte español. De todos ellos, quienes más sintieron su pérdida fueron sus hijos, David y Olivia Fresneda. Durante los días de búsqueda, los hermanos no perdieron la esperanza en ningún momento y, cuando ya se confirmó el fallecimiento de la deportista, se convirtieron en el mejor apoyo del otro.

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Una complicidad que se ha hecho más fuerte en estos cuatro años, tal y como suele mostrar Olivia en sus redes sociales, donde es muy activa y siempre tiene presente a su madre, ya que en su imagen de perfil salen las dos juntas. También son muchas las fotografías en las que aparece con David, con quien ha compartido bodas, viajes a destinos como Egipto o jornadas de buceo.

Pero de su hermano no es de lo único que Olivia presume en su perfil de Instagram. La joven ha heredado de su madre su pasión por el deporte, aunque en su caso ha cambiado los esquís por la pelota de rugby. Forma parte de la plantilla del club Rugby Cisneros y también de la Selección Española Femenina de Rugby 7. Además, estudia Medicina en la Universidad Complutense de Madrid y, como desvela en sus redes, está vinculada al Hospital Clínico San Carlos, donde podría estar haciendo sus prácticas.

David Fresneda, por su parte, prefiere pasar más desapercibido y su perfil de Instagram es privado y tan solo se puede leer su biografía, una frase que parece ser su mantra: “Aquel día que no sonrías será un día perdido”. Al igual que su hermana, él también ha jugado al rugby, aunque ahora se dedica a otras aficiones.

Homenaje póstumo

El pasado mes de abril, casi coincidiendo con el que hubiera sido 60 cumpleaños de Blanca Fernández Ochoa, sus hermanos la homenajearon en el documental El viaje. La medalla de la salud mental, de RTVE Play, en el que se recorre tanto su trayectoria como los problemas de salud mental que padecía y que motivaron su trágico desenlace.

Detrás de este trabajo está su hermana Lola, para quien lo importante es que la gente “vea que hasta los grandes ídolos tienen problemas y que no pasa nada, que hay solución y que lo que hay que hacer es pedir ayuda”. Además, durante la presentación desveló que Blanca “tenía un gran problema de salud mental, era bipolar, entonces le daba vergüenza contarlo. No quería contarlo y bueno, quizás por respeto, la familia no lo hicimos. Qué equivocados estábamos, lo que teníamos que haber hecho era pedir ayuda”, afirmó.

La autopsia al cuerpo de la deportista reveló que no había muerto de manera accidental ni una caída. Fernández Ochoa llevaba encima las medicinas que tomaba para tratar su depresión y en su estómago se encontraron restos de pastillas.

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