Triste final: la Armada vende como chatarra su submarino ‘Mistral’ por 150.000 euros

Este es el segundo sumergible de la familia S-70 que termina desguazado y, a la espera de que lleguen los S-80, a España sólo le queda un submarino operativo

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El submarino de la Armada española S-72 Mistral (Estado Mayor de Defensa)
El submarino de la Armada española S-72 Mistral (Estado Mayor de Defensa)

La Armada continúa con la renovación de su flota de submarinos, lo que en la práctica supone descartar sus viejas unidades para hacer lugar a las que llegarán a partir de este año. Así, le ha llegado el final al S-73 Mistral: el buque ha sido vendido para chatarra a un precio de 150.000 euros. Esta es la suma que ha conseguido el Ministerio de Defensa tras subastar la histórica unidad con un valor base de 136.078,53 euros y ha sido la firma Hermanos Inglés, especializada en la gestión de residuos.

El Mistral había sido dado de bajo a principios de 2021, después de 35 años en servicio. El submarino era la tercera unidad de la familia S-70 (clase Galerna), compuesta por cuatro buques del tipo Agosta de diseño francés. El Mistral fue construido por la firma Bazán -hoy Navantia- en sus astilleros de Cartagena, Murcia, y puesto a flote por primera vez en 1983 durante la presidencia de Felipe González.

Su primera inmersión fue el 2 de noviembre de 1984 y fue incorporado oficialmente a la Armada el 5 de junio de 1985. A lo largo de sus más de tres década surcando los mares, el S-73 participó en varias operaciones de la OTAN y realizó 3.039 días de mar, 243.468 millas náuticas, 69.289 horas de mar y 43.776 horas de inmersión.

Los submarinos S-71 Galerna, S-74 Tramontana y S-73 Mistral de España (Ministerio de Defensa)
Los submarinos S-71 Galerna, S-74 Tramontana y S-73 Mistral de España (Ministerio de Defensa)

Familia S-70

La clase Agosta, también conocida como clase Galerna, está conformada por cuatro submarinos: S-71 Galerna, S-72 Siroco, S-73 Mistral y S-74 Tramontana. Actualmente, después de una profunda modernización de cinco años que concluyó a finales de 2022, la única unidad que continúa activa es el Galerna, que se prevé siga navegando hasta 2027. Recientemente, el Tramontana ha sido inmovilizado y será dado de baja en los próximos meses. Por su parte, el Siroco fue víctima de la crisis económica que, en 2012, hizo inviable su mantenimiento y, tras años sin salir a la mar, fue desguazado en 2021.

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Todos estos buques desplazan hasta 1.740 toneladas en inmersión y presentan 67,9 metros de eslora y 5,4 de manga. Además, alcanzan una velocidad máxima de inmersión de 38 kilómetros por hora y pueden recorrer, sumergidos hasta los 300 metros, unos 648 kilómetros sin necesidad de tomar oxígeno de la superficie. Esta distancia se amplia hasta los 15.700 kilómetros si emplea el esnórquel, tubo con el que obtener aire de la superficie. Su tripulación la componen 60 personas.

Submarino S-81 'Isaac Peral' de la Armada (Navantia)
Submarino S-81 'Isaac Peral' de la Armada (Navantia)

A la espera de los S-80

La clase Agosta será reemplazada por los cuatro submarinos de la familia S-80, los primeros sumergibles diseñados y construidos íntegramente en España. El primero de estos buques, el S-81 Isaac Peral, está en la etapa final de sus pruebas en las instalaciones que la firma estatal Navantia posee en Cartagena y, según ha asegurado la propia ministras Margarita Robles, será entregado a la Armada antes de que concluya 2023, 12 años más tarde lo planificado en un principio. No obstante, está en duda que se puedan cumplir con las fechas previstas para que los restantes tres submarinos estén operativos -diciembre de 2024, octubre de 2026 y febrero de 2028- más aún si se tiene en cuenta que la segunda embarcación, el S-82 Narciso Monturiol, todavía no ha sido puesto a flote.

Este proyecto le ha dado más de un dolor de cabeza al Ministerio de Defensa a lo largo de las última dos décadas debido a los retrasos por problemas en el diseño de las embarcaciones y los consiguientes sobrecostes, que han hecho que el presupuesto pasara de los 2.135 millones de euros previstos originalmente -durante el final del segundo mandato de José María Aznar- a los 3.900 millones, algo menos del doble.

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