Una España para la historia derrota a Inglaterra y conquista su primer Mundial femenino

La selección tumba a Inglaterra (1-0) con un gol de Olga Carmona y se proclama campeona del mundo en la que ya es la mayor gesta de siempre del deporte femenino español

Guardar
La selección española femenina de fútbol se ha proclamado este domingo campeona del mundo por primera vez en su historia después de superar en la final del Mundial de Australia y Nueva Zelanda a Inglaterra (1-0), un partido decidido por un gol de Olga Carmona antes de la media hora de juego.

España es campeona del mundo, la epopeya que más necesitaba el deporte femenino español, que ha escrito en Sídney el capítulo más trascendente de su historia. Un golazo de Olga Carmona en la primera mitad fue suficiente para derrotar a la poderosa Inglaterra (1-0) y cincelar una gesta sin precedentes que cambiará para siempre la dimensión del deporte femenino en nuestro país, enganchado como nunca a un evento que ha sacado a miles de personas a la calle y ha congregado a millones delante del televisor. Porque la primera estrella también es eso, pasar a una nueva realidad, derrumbar muchos muros, terminar con la precariedad y la invisibilidad. En definitiva, llegar a la meta de un camino que abrieron las pioneras en los años 70 y recorrieron entre enormes dificultades otras generaciones después, incluida la actual.

Lo decía Irene Paredes, una de las veteranas, en las horas previas al choque. “Si esta final sirve para que sepan que este lugar también es nuestro, que se puede y que podemos ser referentes, pues eso también es historia. La mayoría de nosotras hemos crecido pensando que este no era nuestro lugar. Parecía que el fútbol no nos pertenecía”. Ya nadie podrá negarles el sitio, porque el balón y la estrella son tan de ellas como de ellos.

Vilda tenía claro que la gloria pasaba por una batalla táctica, por ganarle la partida en la pizarra a Sarina Wiegman, prácticamente inmaculada desde que asumió el banquillo de Inglaterra: campeonas de Europa el año pasado y 35 victorias en 36 partidos hasta esta final, en la que también buscaban su primer título mundial. Hasta aquí llegaban sin ni un solo tachón en todo el torneo, con seis triunfos en seis partidos. El seleccionador español optó por mantener el bloque que le había llevado desde los octavos hasta Sídney con un único cambio respecto a las semifinales: la revelación Salma entraba en lugar de Alexia Putellas, lastrada por los problemas físicos durante todo el torneo. El movimiento, una vez más, le salió redondo. Wiegman, por su parte, se guardó a la joven promesa Lauren James, que estaba de vuelta tras perderse los cuartos y la semifinal por sanción, y salió con Toone junto a Russo y Hemp en el ataque.

Un zurdazo para la eternidad

Comenzaron fuertes las inglesas, dominando la posesión, apretando a una España algo temerosa de inicio. A las de Vilda las despertó el estruendo del zapatazo que Hemp mandó a la madera. El aviso fue suficiente para activar el juego de una selección que sabe sufrir y que se mueve al compás dirección de la Tere Abelleira, una de las sorpresas del torneo, y de la magia de Aitana, Jenni Hermoso y Mariona. De las botas de la mallorquina salió la primera gran ocasión de España, pero su centro no lo alcanzó Salma y lo remató al muñeco Alba. Earps, mejor portera del Mundial, se encontró con la pelota. A partir del toque y del balón se creció la Roja, con Salma martilleando una y otra vez a partir de esa zancada tan portentosa como estética, tan propia del atletismo, el deporte al que renunció por el balón. A la revelación del torneo solo le faltó el tino que sí lucio ante Suecia y Países Bajos.

El balón disparado por Olga Carmona se dirige a la meta de Inglaterra en la acción del primer gol de España. REUTERS
El balón disparado por Olga Carmona se dirige a la meta de Inglaterra en la acción del primer gol de España. REUTERS

No había gol pero España ya mandaba. El descorche llegó pronto, antes de la media hora, en una jugada de fútbol total que empezó en un robo de Aitana en la presión. La pelota le llegó a Tere, el termómetro de esta selección, la encargada de filtrar ese primer pase que pone a jugar al resto. Tan precisa como siempre, su desplazamiento en largo cayó en los pies de Mariona, que domó el balón, lo bajó al suelo y esperó la llegada de Olga Carmona. La capitana, heroína ya en semifinales, irrumpió desde atrás como un rayo y mandó a guardar la cesión de la barcelonista con un zurdazo que ya forma parte del imaginario colectivo del deporte español. Celebró la selección y gritó el país. El júbilo pudo ser mayor justo antes del descanso, pero el disparo de Salma se quedó en la madera.

Perdona Jenni

El guion no cambio mucho a la vuelta de los vestuarios, por más que lo intentase la estratega Wiegman. Como ya hiciera en los cuartos de final de la pasada Eurocopa, cuando Inglaterra levantó la misma ventaja ante España, la entrenadora holandesa buscó agitar la final con la entrada de Kelly y James, su mejor delantera. Adelantaron las líneas las Lionesses, pero no se movió ni medio dedo la Roja, que volvió a tener el segundo en un remate de Mariona que repelió Earps. Vilda, tan acertado como siempre en este Mundial que también es suyo, replegó filas pero sin renunciar al estilo ni al balón. El técnico retiró a Alba y reforzó el costado derecho doblando el lateral con Ohiane.

Las jugadoras de España celebran la victoria tras el pitido final. EFE
Las jugadoras de España celebran la victoria tras el pitido final. EFE

El título pudo quedar abrochado por España en un penalti por mano de Walsh que señaló la colegiada Tori Penso, VAR mediante. Pero las intenciones de Jenni, previsible en el golpeo, las adivinó Earps. Tocaba seguir. La arquera trató de levantar a sus compañeras tras evitar un gol que pintaba a sentencia, pero Inglaterra no se rebeló nunca y España tocó la gloria en Sídney con un Mundial para la eternidad y para el cambio. Estrella y legado.

Guardar