El 20 de agosto de 1993 se estrenaba en España Solteros (Singles), que pasó por los cines de versión original prácticamente desapercibida. Sin embargo, en Estados Unidos, cuando irrumpió en la cartelera nueve meses antes, se convirtió de forma inmediata en la película oficial de la Generación X.
Dos años antes, Nirvana y su Smell Like Teen Spirit se había erigido como punta de lanza de un movimiento al que se le denominó grunge y que llevaba ya tiempo gestándose en Seattle. Una contracultura juvenil que promovió una rica escena musical que poco a poco fue impregnando todo el imaginario creativo de la época. El grunge se convirtió en una estética: camisa de cuadros y pantalones rotos, pelo largo y desaliño general, dejadez, pero también, era una forma de ver el mundo, siempre oscura y nihilista y marcada por el hastío vital, la rabia existencial.
Seattle, amor y música
Solteros (Singles) fue dirigida por Cameron Crowe, que antes de hacer películas tan populares como Casi famosos o Jerry Maguire, junto a Tom Cruise, había vivido el nacimiento del movimiento en su etapa como cronista para Rolling Stones y había dirigido un videoclip para Alice in Chains, además de conocer a todos los integrantes de esa nueva ola musical.
Te puede interesar: La temporada 2 de ‘The Bear’ plantea una cuestión clave: ¿Somos capaces de disfrutar cuando nos pasan cosas buenas?
La idea era intentar plasmar en una película todo el imaginario subcultural que se había desarrollado en Seattle, rodar en sus calles y empaparse de su espíritu a través de una especie de comedia romántica generacional. Así, la historia se centraba en las vidas cruzadas de un grupo de seis jóvenes que rondaban los veinte años, que tenían en común estar solos o vivir en un mismo bloque de apartamentos a principios de los noventa y que no tenían demasiadas expectativas de futuro, manteniéndose con trabajos precarios o aspirando a convertirse en músicos en el efervescente panorama del momento.
Bridget Fonda y Matt Dillon se convirtieron en la encarnación de la perfecta pareja grunge. Ambos estaban el mejor momento de sus carreras, apostaban por el cine indie y su estética era, entonces, de lo más cool. En el reparto también encontrábamos a Kira Sedgwick, Campbell Scott, Bill Pullman o Eric Stolz y contaba con un cameo inesperado de Tim Burton.
Todo el star-system grunge en una película
Pero sin duda, el mayor reclamo para los fans, era ver en pantalla a algunos de sus ídolos grunge. Había miembros de buena parte de las bandas más importantes, entre ellos Eddie Vedder de Pearl Jam y Chris Cornell de Soundgarden. Precisamente los miembros de ambas formaciones acababan de unirse en el proyecto Temple of the Dog para rendir homenaje a uno de sus amigos fallecido por una sobredosis de heroína, que en esos momentos se había extendido por la población juvenil.
Te puede interesar: Todas las películas, programas de TV y series de Rodolfo Sancho. Una trayectoria a reivindicar
En realidad, todos estaban dando todavía sus primeros pasos. Pearl Jam acaban de lanzar su primer gran tema, Jeremy y Soundgarden no había alcanzado el éxito masivo, sino que todavía se inscribía en la corriente más hardrock con Jesus Christ Pose o Birth Ritual, que aparece en Solteros.
En la película, se formaría una agrupación ficticia de nombre Citizen Dick en la que encontrábamos a Matt Dillon y miembros de todos los grupos mezclados y revueltos. También aparecían los Alice In Chain en una actuación en directo para impregnar a la película de la atmósfera de los clubs nocturnos donde se gestó la movida.
Muerte y legado
¿Qué queda del grunge en la actualidad? Muchos dicen que todo terminó con la muerte de Kurt Cobain. Nació con furia, se incrustó en todas las capas de la sociedad más rápido de lo que ha conseguido ningún otro movimiento de música alternativa y su combustión fue igual de abrupta a como llegó. Sin embargo, en el imaginario colectivo ha quedado como símbolo de una época. Y en Solteros se encuentra parte de esa esencia.
La mayor parte de los integrantes del grunge terminaron falleciendo, convirtiéndose casi en una generación maldita. El primero fue Andrew Wood de Mother Love Bone en 1990, más tarde, en 1994, la muerte de Kurt Cobain, líder de Nirvana sacudió el mundo. Un año más tarde, se despidió Shannon Hoon, de Blind Melon. Otro miembro carismático como Scott Weiland, de Stone Temple Pilots, sucumbió en 2015 por una mezcla accidental de drogas y alcohol y otro mítico cantante, Layne Staley, de Alice In Chains se dejó morir en 2022, después de una largo periodo de adicción y una gran depresión. Por último, Chris Cornell y su voz de barítono, se apagó en 2017 después de cometer suicidio. Al menos, Pearl Jam no sucumbieron y siguen en activo, al igual que la banda Mudhoney. De vez en cuando, vuelven a llevarse las camisas a cuadros y los pantalones rotos. El estilo de vida autodestructivo, mejor que no regrese.
Seguir leyendo: