El pitido final de la colegiada estadounidense Tori Penso llevó el delirio a toda España. Las de Jorge Vilda, tras una gran actuación ante Inglaterra, hicieron historia conquistando el primer Mundial femenino español. El propio seleccionador, cuestionado durante meses, alzó la voz en el corro final que formaron tanto jugadoras como integrantes del cuerpo técnico. “La hemos liado gorda”. Las futbolsitas tomaron sus últimas palabras y todas gritaron al unísono “campeonas” mientras saltaban y celebraban la primera estrella.
Nada más pronunciar esas palabras, Jorge Vilda recibió los abrazos del presidente de la Federación Española, Luis Rubiales, quien le defendió ante los medios de comunicación. “Hemos trabajado muy duro, aunque había gente que no nos quería dejar trabajar. Creo que en España tenemos que aprender a valorar las cosas positivas. A dejar a la gente que haga su trabajo. Ese pequeño porcentaje de gente que estaba constantemente con frustración y resentimiento, debe aprender que hay que dejar a las personas trabajar. No se puede hablar de cualquier persona con desconocimiento. A partir de ahí, voy al otro 99,99%. Va para España, tenemos el mejor país del mundo, estoy muy orgulloso de que haya venido la reina con la infanta y de ver todas las plazas de España llenas”, explicó Rubiales.
“Estoy muy orgulloso del equipo, de Jorge y su staff, de todo el fútbol español. Es un día inolvidable para mí. Soy muy consciente, aunque se suele decir que ya nos daremos cuenta”. Rubiales espera que la fiesta en la capital de España este lunes sea total cuando lleguen desde Australia: “Respalden a las jugadoras el lunes a la noche en Madrid, que son heroínas. Desde la federación hemos hecho un ejercicio de reconstrucción con las que han querido estar siempre. Se ha hecho un esfuerzo muy grande para crecer. Estas mujeres tienen lo que se merecen. Tenemos el mejor equipo”, destacó Rubiales sobre el hito histórico conseguido por la selección femenina.
Emoción desbordada con Jenni Hermoso
Durante la entrega de medallas, Rubiales se situó cerca de la realeza y de Infantino, presidente de la UEFA y fue saludando una a una a todas las futbolistas de la selección campeona del mundo de manera efusiva. En ocasiones, dejando a un lado el protocolo, como sucedió con Jennifer Hermoso. En el momento de felicitar a la jugadora, el presidente de la Federación, después de fundirse en un fuerte abrazo, sujetó su rostro con las dos manos y, entre risas y gestos de complicidad, le plantó un beso en la boca.
De la final femenina en Sídney quedarán mucha imágenes para el recuerdo. El zurdazo de Olga Carmona, la parada de Cata Coll, la titularidad de Salma Paralluelo y, sin lugar a dudas, el beso entre Rubiales y Jennifer Hermoso. Un gesto producto de la alegría desbordada con la que se celebró la mayor hazaña del fútbol femenino español.
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