La tiranía de la estética en ‘prime time’: “A alguna le han pedido que adelgace para presentar y a otras las han vetado por considerarlas gordas o feas”

El regreso del Gran Prix y las dinámicas propias de la televisión convierten la edad y la forma de vestir en losas que las mujeres tienen que cargar para sobrevivir en la industria

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Las presentadoras del Gran Prix a lo largo de la historia junto a Ramón García, presentador estrella del show.
Las presentadoras del Gran Prix a lo largo de la historia junto a Ramón García, presentador estrella del show.

El Gran Prix ha sido el fenómeno del verano para los más nostálgicos, y aunque en esta nueva edición, 18 años más tarde, ha incluido novedades como la retirada de la vaquilla, mantiene otros elementos intactos. Para comprobarlo, ni siquiera es necesario colocarse las gafas violetas, esas que sirven para mirar el mundo de forma crítica y desde una perspectiva de género. Es más evidente que todo eso.

A lo largo de los años, la fórmula del Gran Prix se ha basado en Ramón García en compañía de mujeres presentadoras. Sin embargo, a diferencia de él, ninguna de ellas ha repetido, y en su lugar se encuentran la actriz Michelle Calvó y la youtuber Cristinini. Todas las mujeres que han compartido pantalla con García guardan aspectos comunes: son jóvenes, guapas y su ropa es mucho más corta y apretada que la de su compañero, que va en traje o camisa holgada.

Naiara Vink Larruskain, doctora en Comunicación y especializada en Género, realizó su tesis sobre las mujeres que trabajan en la televisión frente a la cámara y son esclavas de su imagen. Vink explica que lo primero que le llamó la atención cuando vio el Gran Prix de este verano es que ”se siguen reproduciendo los mismos estereotipos una y otra vez”, y a esto, añade que es una realidad que se repite en todas las cadenas y formatos de la televisión, “en Gran Prix es evidente, las chicas con una especie de top y él con una americana”.

Ese ruido silencioso

Michelle Calvó, Ramón García y Cristinini, en 'El Grand Prix del Verano'. (RTVE)
Michelle Calvó, Ramón García y Cristinini, en 'El Grand Prix del Verano'. (RTVE)

Vink recuerda que cuando presento en 2021 su tesis, titulada La imagen de la periodista en los informativos y su influencia en el desarrollo profesional: percepciones de las reporteras y presentadoras en las principales cadenas privadas de televisión españolas, había sectores de la academia, e incluso de medios de comunicación, que no terminaron de entenderla, porque “hay una tendencia a considerar que como intensas o exageradas cuestiones que tienen que ver con nuestras desigualdades”.

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“El sistema está muy bien preparado para hacernos creer que hay cuestiones que, al no ser excesivamente violentas, no importan, y las tomamos como hechos naturales o como contextos sobre los que no podemos intervenir”, señala como contrarréplica para aquellos que no entienden la cuestión de la tiranía de la belleza para las mujeres, tanto en la pantalla como fuera de ella.

“Dejamos pasar esas cuestiones, pero nos marcan, nos determinan, nos frustran, nos limitan, delimitan nuestro desarrollo profesional, y generan una mochila de malestares de género, pero al no ser tan violentas, no se consideran excesivamente políticas ni entran en la agenda de cuestiones sobre las que discutir”, denuncia la experta en género, que añade que se trata de un “ruido silencioso” que parece ajeno al mundo, pero está ahí.

De belleza, maquillaje y tacones

“La tiranía de la estética impacta en las mujeres, porque hay hombres en informativos y en televisión que no son tan atractivos y no pasa nada”, concluye Vink después de entrevistar a 20 mujeres que trabajan frente a las cámaras. Sus testimonios son reveladores e Infobae España recogen algunas de las frases y anécdotas más llamativas:

  • “En la edición de Pedro Piqueras se le da bastante importancia al físico de las reporteras”.
  • “No es casualidad que la mayoría de las chicas que vemos en programas o informativos no superen los 40. La vida de una reportera tiene fecha de caducidad, no importa si es buena o no haciendo su trabajo. La de un reportero es ilimitada”.
  • “Quien decide quién está al frente de la cámara siempre opta por el mismo canon: mujer muy guapa, joven, morena de pelo y de piel, delgada y alta. Esta es la imagen de cadena predominante”.
  • “Existe una especie de regla no escrita: ropa que nos haga parecer más juveniles, con colores vivos, que nos hagan delgadas, sin escotes para no parecer frívolas
  • “En TVE se valora mucho más en programas que en informativos, pero creo que la imagen de cadena se acerca más a la realidad porque hay un poco de todo. Y quizá al tener una plantilla muy envejecida, aparece más gente mayor. En el lado contrario situaría a La Sexta, esa cadena donde todas son jóvenes, altas, guapas y delgadas. Hay más reporteras que reporteros. Y los reporteros..., bueno, pues los reporteros no cumplen ningún canon de belleza”.
  • “Yo tengo compañeras que como no las sacan a la calle ante la cámara, se creen que no valen. Y todo porque eligen compañeras más guapas, que no digo yo que no valgan, que la mayoría son muy buenas. Pero son más guapas. Y las menos..., pues quedan relegadas a estar dentro de redacción y se les mina la moral”.
  • “A alguna le han pedido que adelgace para presentar y a otras las han vetado en pantalla por considerarles gordas o feas”
  • “El hombre no tiene que cumplir con unos cánones estéticos para ser considerado buen profesional. No hay más que encender la televisión y echar un vistazo”.
  • “Yo no he visto que a un reportero se le pida maquillarse para hacer un directo, sin embargo, sí he tenido la experiencia de ‘corre vete a maquillarte que te toca salir hacia el Congreso`”.
  • “La cadena en la que trabajo parecía muy estricta en general con la indumentaria, la estética..., y sentí la presión de mi jefe directo, juicios sobre mi físico o apariencia. Aunque él era muy machista y esa actitud era generalizada en todos los aspectos laborales ya por el hecho de ser mujer, no solo por el físico, el maquillaje o la ropa”.
  • “En ellos es prácticamente un uniforme, que es un traje y una corbata, y eso no varía ningún día. En nuestro caso, todos los días puede haber una variación en el peinado, en la ropa que llevas. Al final entiendes que mucha gente está más pendiente de cómo te has peinado o qué es lo que llevas que de qué estás contando. Es algo que lo sabemos todas”.

“Y claro que hay alguna que no cumple con estos patrones estrictos, pero es la excepción”, comenta Vink, que denuncia la invisibilidad del tema a pesar de ser una realidad del día a día, “la recibimos con tanta naturalidad que al final no está en el debate”.

Cumplir años penaliza, pero solo a las mujeres

Pedro Piqueras, de 68 años, y Alba Lago, de 38, presentadores de informativo de Telecinco.
Pedro Piqueras, de 68 años, y Alba Lago, de 38, presentadores de informativo de Telecinco.

“Otro aspecto también es la edad, es muy evidente. Para ellos, cumplir años en televisión significa más experiencia y más cultura, una persona madura, con algo que decir, y, en cambio, la edad en las mujeres penaliza. No es solo en los espacios de la televisión, también en los espacios de carácter público como la política”, apunta la experta, una afirmación que sigue la línea de las declaraciones de las reporteras y que se puede comprobar solo con ver un informativo, el programa de Gran Prix o cualquier otro de la parrilla televisiva.

Por poner algún ejemplo, en los Informativos de la noche de Telecinco, los presentadores son Pedro Piqueras, de 68 años y Alba Lago, de 38 años. En Antena 3 Noticias, en la edición de la noche de lunes a viernes, es dirigida por Vicente Vallés de 60 años y Esther Vaquero, de 41. En la edición del fin de semana, el presentador Matías Prats tiene 72 años y Mónica Carrillo, 46 años. La diferencia de edad es de unos 20 años en cada pareja de presentados.

¿ Y a ti quién te ha puesto ahí?

“¿Cuántas mujeres guapas y profesionales tienen que estar desmintiendo en sus profesiones y oficinas que no están ahí por el hecho de ser guapas?” se pregunta indignada Vink, que recoge también la situación que estás mujeres atraviesan de cara al exterior, donde se cuestiona su profesionalidad constantemente.

La prueba es este testimonio recogido por la doctora: “Aunque yo tengo complejos físicos, desde fuera suelen catalogarme como chica mona, y por ese motivo a veces se ha puesto en duda mi profesionalidad (será una rubia tonta más, seguro que está ahí trabajando por su cara bonita, tendrá enchufe...) y he tenido que demostrar más que un compañero chico o, en este caso, más que una compañera a la que no ven como chica mona para que valoren mi trabajo o vean que sí, que soy profesional y hago bien mi trabajo”, reza otra de las declaraciones extraída de la tesis de Vink.

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