El poder que tienen dos tetas en España: de las portadas de Marisol a la protesta de Amaral

Cuatro décadas después del desnudo que protagonizó la actriz Pepa Flores en Interviú, mostrar el pezón femenino sigue siendo problemático. “El cuerpo de la mujer no termina de naturalizarse”, asegura María Silvestre, catedrática de Sociología en la Universidad de Deusto

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La cantante Eva Amaral en uno de los escenarios del Festival Sonorama, en Aranda de Duero, el 12 de agosto. (EFE/Paco Santamaría)
La cantante Eva Amaral en uno de los escenarios del Festival Sonorama, en Aranda de Duero, el 12 de agosto. (EFE/Paco Santamaría)

Lejos de ser el simple verso de una canción, el famoso “no sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas, sin ellas no habría humanidad ni habría belleza” de Rigoberta Bandini ya se ha convertido en un lema feminista. Quizás porque lleva a reflexionar sobre una realidad innegable y es que a día hoy, pese a los avances en materia de igualdad, los pechos de las mujeres siguen molestando cuando se muestran en lugares como escenarios o piscinas, o con el objetivo de reivindicar sus derechos. Molestan o dan miedo, en definitiva, cuando el fin de mostrar los pezones femeninos no es erótico ni está al servicio de los hombres.

Así lo han demostrado recientemente mujeres como la cantante Eva Amaral, que al grito de “nadie nos puede arrebatar la dignidad de nuestra desnudez”, el pasado 12 de agosto se quitó la parte de arriba de su vestido sobre el escenario del festival de música Sonorama Ribera para cantar a pecho descubierto su tema Revolución, un gesto que se hizo viral y ha levantado polémica. La artista mostró su pecho en protesta, entre otras razones, por la censura a la cantante Rocío Saiz, a quien semanas atrás la policía interrumpió un concierto por enseñar su pecho desnudo. La propia Bandini también se ha sacado una teta en algunas actuaciones en directo.

“Lo que es sorprendente es que el mensaje de Amaral, que tenía mucha fuerza verbalmente, no habría tenido tanto eco ni se habría viralizado si no hubiera sido porque también enseñó los pechos, lo que demuestra que nuestras tetas, como dice Rigoberta Bandini, siguen dando mucho miedo”, dice a Infobae España María Silvestre, catedrática de Sociología en la Universidad de Deusto.

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La experta considera que existe “un doble mensaje”, porque, por un lado, “el feminismo se ha apropiado del pecho como elemento erotizante o cosificador de las mujeres para ponerlo en la primera línea de las reivindicaciones y así captar atención”, pero por otro, “el uso que los medios y la sociedad hacen de la imagen de un pecho de mujer es todavía algo vergonzante o sexualizado, y, por tanto, el cuerpo de la mujer no termina de naturalizarse”.

Protesta de activistas de Femen en Madrid en 2022. (REUTERS/Isabel Infantes)
Protesta de activistas de Femen en Madrid en 2022. (REUTERS/Isabel Infantes)

De ahí, por ejemplo, que los pezones de una mujer no se puedan enseñar en redes sociales como Facebook e Instagram, que los censuran mediante algoritmos de reconocimiento, mientras que “no hay ningún problema con los de los hombres”, apunta Silvestre. “Se sigue poniendo el foco en la nula naturalización del cuerpo de las mujeres, por lo que su uso tiene contradicciones, aunque también es una provocación y contestación al conservadurismo”.

Portadas que marcaron un antes y un después

Amaral o Rocío Saiz no han sido ni mucho menos las primeras mujeres artistas en descubrir su pecho en España. El desnudo femenino más rompedor en el país lo protagonizó hace más de 45 años la cantante y actriz Pepa Flores, conocida popularmente como Marisol, cuando en 1976 se publicaron en Interviú unas fotos que le había tomado varios años antes el fotógrafo César Lucas. La idea de hacer esas fotos íntimas a Marisol surgió de Carlos Goyanes, su entonces marido, ya que quería enviárselas al director de cine italiano Bernardo Bertolucci, quien iba a rodar una película, pero finalmente no se llevó a cabo, tal y como recoge RTVE en un artículo.

Cuando Antonio Asensio, quien fuera entonces director de Interviú, tuvo conocimiento de las fotos de Marisol decidió publicarlas, pese a que el fotógrafo mostró sus reparos y a que Marisol nunca autorizó su publicación. El número de esa revista fue todo un éxito de ventas –subió de 100.000 a 500.000 ejemplares– y supuso un choque para la sociedad en plena Transición. La actriz, por su parte, dejó de ser esa niña prodigio de rostro angelical para convertirse en Pepa Flores, un mito erótico.

Su desnudo “supuso la visibilización de la nueva España, ya no había que irse a [la ciudad francesa de] Perpiñán a ver películas subidas de tono. Supuso mucho más que una foto”, explica a este medio Alberto Pozas, que fue redactor jefe de Interviú y adjunto al director durante 20 años. Pese a la polémica generada en una España que recién salía de la dictadura franquista, Pepa Flores nunca denunció a la revista, pero sí lo hizo la Fiscalía actuando de oficio contra César Lucas por conducta inmoral y escándalo público.

La portada que Interviú publicó en 2018 de nuevo con el desnudo de Pepa Flores. (Imagen del Instagram de la revista)
La portada que Interviú publicó en 2018 de nuevo con el desnudo de Pepa Flores. (Imagen del Instagram de la revista)

El proceso judicial, sin embargo, se alargó durante varios años y los jueces consideraron que el desnudo de Marisol no atentaba contra la moral ni suponía un escándalo. Al contrario, llegaron a destacar la “notoria calidad artística” de las imágenes. España, definitivamente, había cambiado.

Pozas asegura que Asensio, como responsable de la publicación, siempre “estaba preparado para todo” y buscaba precisamente generar esos efectos en la sociedad, “trastocar la conciencia de la gente”. Contaba, además, con que la Fiscalía denunciaría y, de hecho, “preparó el dinero que se necesitaría en caso de que la cosa fuera a más”, indica Pozas, que recuerda que el proceso duró cuatro años.

El desnudo de Marisol se convirtió, sin duda, en el mayor símbolo de Interviú y fue de nuevo esa imagen de la actriz con la que la revista se despidió en 2018 en la portada de su último número.

El descuido de Sabrina Salerno

Unos años más tarde, en 1987, sería la cantante italiana Sabrina Salerno la que, en un descuido en plena actuación en Nochevieja, enseñó una teta al saltar mientras cantaba su canción Hot girl. Apenas fueron unos segundos, pero bastó para que muchos telespectadores indignados colapsaran la centralita de la televisión pública con sus llamadas.

Si bien es cierto que décadas después de estos episodios mostrar el pezón femenino no desata la misma indignación entre la población, aún sigue siendo problemático. Ejemplo de ello, y ya fuera de España, son artistas como Madonna, que enseñó su pecho en un concierto en Estambul en 2012 y que más recientemente ha desafiado varias veces a Instagram publicando fotos en topless en su perfil, si bien todas aquellas en las que se veía un pezón o parte de él han sido eliminadas por la red social.

También cabe recordar el caso de Janet Jackson, que protagonizó la mayor polémica de la historia de la Super Bowl en 2004, cuando en plena actuación junto a Justin Timberlake éste tiró del top de la cantante dejando al descubierto un pecho, que vestía una pezonera. Aunque aún queda la duda de si fue un accidente de vestuario o un efecto publicitario planeado que no salió bien, lo cierto es que el escándalo conocido como #Nipplegate tuvo nefastas consecuencias para la cantante afroamericana. Janet Jackson perdió buena parte de sus contratos y su música dejó de sonar en la radio.

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