Cuando Pedro Sánchez y Puigdemont se sentaron a hablar de referéndum y reforma de la Constitución

La nueva aritmética parlamentaria obliga a Junts a retornar a la negociación con el Estado. Hubo un día que Sánchez y Puigdemont se sentaron a hablar sobre qué era lo que creían posible para desencallar el conflicto

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Manifestación independentista. Imagen de archivo
Manifestación independentista. Imagen de archivo (AP Foto/Jean-Francois Badias)

Pedro Sánchez no renuncia a seguir al frente del Gobierno de España. Tal y como se demostró en la sesión constitutiva del Congreso de los Diputados, Alberto Núñez Feijóo lo tiene muy difícil para poder presidir el Gobierno de España. No obstante, los acuerdos alcanzados entre el PSOE, Sumar, BNG, PNV, Junts per Catalunya, Eh Bildu y ERC para que la izquierda controle la Mesa del Congreso, evidencian la posibilidad real de que Pedro Sánchez pueda, en un futuro cercano, reeditar el Gobierno de coalición con Yolanda Díaz.

Para armar los apoyos, Sumar y el PSOE deberán configurar una mayoría suficiente de, por lo menos, más síes que noes, para que, en segunda votación, Sánchez pueda salir investido presidente. Aunque esta posibilidad se presenta complicada, en el PSOE se inclinan más por el sí de los diputados de Puigdemont, unos apoyos que a día de hoy se presentan de los más difíciles de amarrar.

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Entre las reivindicaciones del líder de Junts per Catalunya, Carles Puidemont, está la aprobación de una amnistía y la convocatoria de un referéndum de autodeterminación en Cataluña . Con estos dos puntos de fondo, asistimos a una especie de día de la marmota que nos recuerda a cuando Sánchez y Puigdemont se reunieron en 2016 para intentar acercar posturas con el objetivo de solucionar el conflicto catalán, allá por 2016.

Sánchez y Puigdemont en su
Sánchez y Puigdemont en su reunión en 2016 en el Palau de la Generalitat (Youtube/EFE)

Sánchez dispuesto a negociar

“Si tú eres atrevido con el referéndum, te ayudaremos” le dijo el entonces president de la Generalitat de Catalunya al entonces líder de la oposición, Pedro Sánchez. Estas palabras se produjeron en una conversación en Cataluña, cuándo el líder de los socialistas acudió a reunirse con Puigdemont con el objetivo de acercar posturas y avanzar en la relajación de la tensión entre la Generalitat y el Estado.

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En aquel encuentro, Sánchez le trasladó lo que ha mantenido siempre: la imposibilidad de celebrar un referéndum de autodeterminación por ser contrario a la Constitución, además de puntualizar que, de celebrarse, se debería votar en todo el territorio nacional, cuestión que a los independentistas no les satisface por la postura claramente contraria de la mayoría de los españoles a la separación de Cataluña del resto del Estado.

Reunión entre Pedro Sánchez y
Reunión entre Pedro Sánchez y Pere Aragonés. Imagen de archivo. (David Zorrakino - Europa Press)

En aquel momento, en marzo de 2016, quedaban pocos meses para la caída de Sánchez tras la confabulación de algunos dirigentes históricos del PSOE y la colaboración necesaria de baronías tan importantes como la andaluza o la castellanomanchega.

Al mismo tiempo, en el momento de la celebración de ese cónclave, aún quedaba algo más de un año para alcanzar el punto de no retorno: la celebración del referéndum de autodeterminación ilegal impulsado por el Govern autonómico presidido por Puigdemont y la posterior declaración unilateral de independencia.

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Sánchez yahabía dejado clara su oposición frontal a la celebración de un referéndum en Cataluña, tal y como demandaban los partidos soberanistas y otras formaciones como Podemos y su marca En Comú Podem. Se prevía, además, que el presidente catalán planteara en la reunión con Sánchez la necesidad de celebrar en Cataluña un “referéndum legal”, una idea que el secretario general del PSOE no suscribía, aunque sí ofrecería otras recetas para evitar el choque de trenes territorial.

El plan era exponer al president su convicción de que la independencia de Cataluña no era la solución y defender la reforma federal de la Constitución. Sánchez, según fuentes socialistas consultadas en ese momento por EFE, quería insistir ante Puigdemont en que el proyecto de reforma constitucional que abanderaba el PSOE contemplaba que los catalanes puedan votar hasta en dos ocasiones: la primera, en el referéndum en toda España para avalar la reforma de la Carta Magna; y la segunda, ya sólo en Cataluña, para dar el visto bueno a un nuevo Estatut.

“Si admites la posibilidad de un referéndum, te ayudaremos”

En la autobiografía de Puigdemont Me explico: de la investidura, al exilio, el expresident de la Generalitat relata, según su versión, como se desarrolló aquel encuentro. En aquella reunión, Sánchez planteó la posibilidad de abordar una reforma profunda de la Constitución y la modificación del sistema de financiación autonómico.

Ambas propuestas, en 2016, fueron rechazadas por el president: “¿Tú has oído que en Cataluña alguien esté pidiendo un nuevo Estatut? ¿Y para hacer qué? […]. Aquí lo que queremos es un referéndum. Si tú admites la posibilidad de referéndum, nosotros te ayudaremos; podemos entendernos”, cuenta Puigdemont en el libro.

“Nosotros no creemos en esa posibilidad. Porque ¿qué mayoría tienes para llevarla a término?”, preguntó a Sánchez sobre la reforma de la Carta Magna. “Está claro que tendríamos que esperar al apoyo del PP”, respondió el líder del PSOE.

La cita entre ambos se celebró dos meses después de que Puigdemont y Sánchez mantuvieran una primera conversación telefónica en la que se comprometieron a “restablecer los canales de comunicación y diálogo entre las instituciones”. Era también un momento crítico para Sánchez tras su investidura fallida, a la espera de si se abrían nuevas negociaciones para tratar de desbloquear la situación.

Una nueva etapa

Con la aritmética parlamentaria actual, el Presidente del Gobierno en funciones se ve en la obligación de empezar a tratar con un actor político que, durante los últimos años, se encontraba en un punto entre la autoexclusión de la vida parlamentaria y la innecesaria relación con el Gobierno de coalición.

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Durante la anterior legislatura, Junts asumió un papel secundario, ya que el Gobierno no necesitaba sus votos para sacar adelante las votaciones. No obstante, con la nueva aritmética, Junts Per Catalunya se encuentra ante la encrucijada de decidir si prefiere darle una segunda oportunidad a la derecha o, por el contrario, intenta sacar provecho de la necesidad de Sánchez de contar con sus votos. Sánchez lo tiene claro: quiere sentarse a negociar.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en la sesión constitutiva de la XV legislatura. (Eduardo Parra - Europa Press)

Este segundo escenario es el que, por el momento, se ha materializado con la votación de la mesa del Congreso de los Diputados. Una estrategia que fue muy criticada por los de Puigdemont, cuándo fue asumida por los republicanos. Cuestión que Joan Tardá, exdiputado de ERC en el Congreso, no ha querido dejar de recordar. “Amigos de Junts Per Catalunya, bienvenidos a la política de los independentistas de ERC”, ironizaba el antiguo parlamentario.

Ahora, con el debate sobre la amnistía o el referéndum de autodeterminación sobre la mesa, se abre un nuevo periodo de negociaciones en el que principalmente Junts deberá abordar con el PSOE y Sumar algunas de sus demandas.

A pesar de ser conscientes de la dificultad de alcanzar algunas de sus peticiones, es posible que los de Puigdemont comiencen a transitar por la misma senda posibilista a la que retornó ERC con el objetivo de convertirse un actor político más parecido a la antigua Convergència, que al papel político que han asumido estos últimos años. Un escenario que podría dejarnos una imagen para la historia: una nueva reunión entre Sánchez y Puigdemont.

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