Así son las ‘narcolanchas’ que están prohibidas y traen hachís con motores que cuestan 30.000 euros

España las prohibió en 2018. Son embarcaciones neumáticas y semirrígidas, suelen llevar cuatro motores, superan los 110 kilómetros por hora y pueden transportar hasta 3.000 kilos de droga

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La típica 'narcolancha' de cuatro
La típica 'narcolancha' de cuatro motores y cuatro asientos para tripulantes

2018 fue un punto de inflexión. España se consolidó como el país de Europa que mayor cantidad de hachís decomisaba. De cada 100 kilos que llegaban a suelo comunitario, 72 lo hacían ese año a través de las costas andaluzas, frontera natural con Marruecos –principal país productor–, sobre todo en Cádiz, Málaga, y Huelva, las zonas más calientes. En 2018, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado incautaron 437.000 kilos, un 30% más que el año anterior. Había que hacer algo.

En 2018, el ministerio del Interior se dio cuenta de que tenía que tirar de imaginación e impulsó dos iniciativas para intentar revertir su lucha contra el narcotráfico de hachís. “Íbamos perdiendo, ya se trataba simplemente de empatar”, explican fuentes policiales antidroga. En julio de 2018 se puso en marcha el I Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar –circunscrito solo a esa comarca gaditana–, más refuerzos policiales y medios para perseguir a los narcos que habían convertido el Estrecho en su territorio.

Tres meses después, en octubre de 2018, el Gobierno aprobaba el Real Decreto Ley 16/2018, de 26 de octubre, para intentar poner coto al medio de transporte más utilizado por los narcos para traer el hachís desde Marruecos. “El uso de embarcaciones neumáticas y semirrígidas de alta velocidad para la rápida introducción de géneros de contrabando (fundamentalmente hachís, cocaína y cigarrillos) mediante el trasbordo o el alijo en la playa es una de las principales amenazas a la que se enfrentan diariamente las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad”, señala el decreto. De facto, se prohibía la venta en España de las famosas narcolanchas.

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El propio texto del decreto reconocía que “resulta muy difícil actuar contra las organizaciones criminales que emplean estas embarcaciones, pues resulta frecuente intervenirlas cuando ya han alijado la droga o el tabaco, o cuando en el transcurso de una persecución los géneros son arrojados al mar. En estos casos, resulta especialmente complejo proceder administrativa o penalmente contra los patrones y tripulantes, y las embarcaciones continúan siendo utilizadas por las organizaciones criminales una y otra vez para sus actividades ilícitas. Ello produce una sensación de impunidad en la ciudadanía y de cierta impotencia y desánimo entre los miembros de las fuerzas y cuerpos que tienen encomendada la represión del contrabando y el narcotráfico”.

Una narcolancha perseguida por uno
Una narcolancha perseguida por uno de los helicópteros de Vigilancia Aduanera

Que se haya prohibido su venta en España no ha impedido que se dejen de usar. Los narcos las consiguen en Marruecos. “Los narcos se adaptan rápidamente. Casi siempre van por delante”, señalan las mismas fuentes. Según una respuesta del ministerio del Interior tras una consulta efectuada al portal de transparencia, desde que se aprobó ese decreto en 2018, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad han decomisado 624 embarcaciones dedicadas al narcotráfico, aunque la información facilitada no distingue entre narcolanchas y otro tipo de transportes, como veleros o barcos de pesca.

¿Cómo son estas potentes narcolanchas? Expertos consultados de la Brigada Central de Estupefacientes de la UDYCO Central de la Policía Nacional señalan que casi siempre son “embarcaciones neumáticas semirrígidas, en su mayoría de entre 12 y 16 metros de eslora por 2,5 metros de manga”. Los motores –hasta cuatro– que llevan pueden estar entre los 250 y los 450 cv de potencia cada uno, con un consumo medio de entre 50 y 60 litros de combustible a la hora, “por lo que con frecuencia portan en sus travesías con numerosos bidones de combustible o incluso se les realizan modificaciones en el casco para albergar mayores depósitos de gasolina de hasta 5.000 litros”.

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Otra forma de cubrir sus necesidades de combustible es recurrir a los conocidos como petaqueros, personas que pilotan embarcaciones de avituallamiento que salen al encuentro de las planeadoras para abastecerlas en alta mar. En los últimos cuatro años, se han decomisado 822.455 litros de gasolina destinados a este fin. Cada uno de esos motores tiene un valor aproximado por encima de los 30.000 euros. “Y permiten alcanzar velocidades superiores a los 60 nudos (más de 111 km por hora)”, explican desde la Brigada Central. La capacidad de carga de estas narcolanchas suele estar en torno a las tres toneladas. Y un kilo de hachís está en torno a los 1.400 euros.

Varias narcolanchas en alta mar
Varias narcolanchas en alta mar esperando recibir combustible de los 'petaqueros'

Estas rápidas planeadoras van dotadas de un caballete para cuatro tripulantes. El que más dinero obtiene es el piloto: por servicio puede ganar entre 60.000 euros si es de los que ante la presencia policial suele arrojar al mar la carga, y hasta los 90.000 euros si es de aquellos que, de manera contrastada, aguanta y no tira la mercancía. “El resto de tripulantes se ocupan de labores de carga y descarga y del combustible”. A diferencia de las empleadas en la zona norte de España, más adaptadas a las circunstancias que se presentan allí en cuanto a climatología (mal tiempo) y condiciones de las aguas del Atlántico, diferentes y más complejas que las del Mediterráneo, las narcolanchas utilizadas por las organizaciones criminales en el Estrecho son abiertas, semirrígidas y con flotador, “diseñadas para ofrecer más rapidez, estabilidad y maniobrabilidad”.

Casco, depósito, cubierta y flotador

La fabricación de este tipo de embarcaciones tienen en cuenta cinco elementos. En primer lugar, el casco. “Se suele usar una estructura prefabricada que sirve como molde para conformar, mediante fibra de vidrio mezclada con un polímero o resina, capas de varios centímetros. Esta mezcla, una vez seca, le confiere gran dureza y rigidez estructural, además de un peso liviano”. A continuación se coloca el depósito, “que suele tener gran capacidad dada la potencia conferida por los motores utilizados y su elevado consumo de combustible”. Se suele situar en la parte baja del casco para un mejor equilibrio.

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En tercer lugar, se añade la cubierta, “encargada de dar solidez al conjunto, donde se situarán los tripulantes y la zona de carga”. Por último, se coloca el flotador neumático, que se pega a la cubierta con un polímero o cola de contacto de alta densidad. “Este collar inflable confiere una gran estabilidad, garantizando a su vez una gran flotabilidad con grandes cargas”. Por último, se instalan los motores, el centro de control, los asientos de los tripulantes, el radar y otros elementos.

Una lancha intentando alijar droga
Una lancha intentando alijar droga en una playa andaluza

En julio de 2020, Interior decidió prorrogar el plan especial del Estrecho y amplió los territorios de aplicación a la totalidad de las provincias de Cádiz, Huelva y Málaga. Los narcos, muy perseguidos en la zona del Campo de Gibraltar, ampliaron sus rutas de tráfico. En marzo de 2022 se puso en marcha el III Plan, que sigue vigente y que volvió a ampliar las zonas de operaciones a Almería, Sevilla y Granada. Aunque en 2019 hubo una leve mejoría en los datos y bajaron las incautaciones a 349.000 kilos debido a la presión policial (los narcos se arriesgaron menos), las cifras volvieron a dispararse en 2020 y 2021, con 474.000 y 676.000 kilos decomisados respectivamente. “Se ha producido un incremento del 42,68 % respecto a 2020, siendo estas cifras las mayores de los últimos diez años”, reconoce el ministerio del Interior en su balance de 2021.

“Ya no sé si empatamos o vamos perdiendo otra vez”, explican fuentes de la lucha antidroga. Entre julio de 2018 y diciembre de 2023, cuando acabe el III Plan, Interior se habrá gastado 41 millones de euros en combatir el tráfico de hachís. Este esfuerzo inversor ha permitido que, desde julio de 2018 y hasta diciembre de 2022, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hayan realizado un total de 11.679 operaciones centradas en los grupos dedicados al narcotráfico, con un saldo de 13.411 detenidos/investigados y un volumen de droga incautada que asciende a 1.211.241 kilos de hachís.

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