La temporada 2 de ‘The Bear’ plantea una cuestión clave: ¿Somos capaces de disfrutar cuando nos pasan cosas buenas?

Regresa a Disney Plus+ el equipo capitaneado por ‘Carmy’ (Jeremy Allen White) que en esta ocasión se centrará en abrir un nuevo restaurante. ¿Cómo afectarán estos cambios a la vida privada de los personajes?

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Jeremy Allen White en una
Jeremy Allen White en una escena de `The Bear` en una imagen proporcionada por Disney Plus+. (Matt Dinerstein/FX vía AP)

“Cuando alguna cosa me daba placer, me gustaba de verdad, todo se iba a la mierda”, dice ‘Carmy’ (Jeremy Allen White) en una de las sesiones de terapia a las que asiste. Lo confiesa porque tiene miedo. Se encuentra embarcado en la nueva apertura del restaurante que está preparando junto a su equipo. Tienen que hacer las reformas, componer un nuevo menú junto a Sydney (Ayo Edebiri)... básicamente empezar desde cero, con nervios, pero con ilusión. Pero ahí también está el pánico a que todo salga mal, a la catástrofe. ¿Por qué siempre tenemos que autosabotearnos y centrarnos en lo peor?

Es una de las cuestiones que aborda el inicio de la nueva y esperada temporada de The Bear, nominada a 8 Emmys en las principales categorías, convirtiéndose en una de las series revelación del año pasado que ahora regresa a Disney Plus+ para seguir expandiendo el pequeño y rico microcosmos que creó en los capítulos anteriores, cortos, veloces, marcados por la ansiedad a la hora de adentrarnos en una pequeña cocina de comida rápida en la que no paraban de surgir problemas, pero en la que latía un impulso colectivo para sacar las cosas adelante de la mejor manera posible.

Tráiler De La Segunda Temporada De 'The Bear'

En los primeros compases del primer capítulo de esta nueva tanta, parece que el ritmo ha bajado, que el estado de ansiedad que dominaba la composición de las secuencias se ha rebajado. Y puede que así sea, aunque el caos todavía se encuentra instalado en la idiosincrasia de la serie y de los personajes que la forman. Todo parece ir bien, a pesar de que encuentren moho y las paredes se caigan a pedazos, que tengan que saldar la deuda con Uncle Jimmy (Oliver Platt) y que los tiempos para abrir el local sean de lo más ajustados. Pero hay espíritu de equipo y compenetración a pesar de los piques entre Richi (Ebon Moss-Bachrach) y Fak (Matty Matheson). Se han convertido en una gran familia. Pero será entonces cuando comiencen los cuestionamientos individuales, que quizás antes no habían tenido la oportunidad de aflorar debido a la vorágine en la que se encontraban instalados.

Vida profesional vs. vida personal

‘Carmy’ se dará cuenta de que no tiene vida propia, que no sabe qué hacer con su tiempo más allá del trabajo. Richi, más allá de sus problemas personales tras su divorcio y la custodia de su hija, comenzará a replantearse si tiene algún objetivo vital. Le preocupa no encajar en la nueva situación. ¿Y si no sirve para nada? En cuanto a Sydney, intentará empoderarse en su nueva posición, pero algunos fantasmas comenzarán a obsesionarla, ¿ha elegido un buen socio para comenzar esta aventura, confía realmente en Carmy?

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Son algunas de las encrucijadas a las que se enfrentará el equipo en esta segunda parte que se centrará en la cuenta atrás para la apertura del nuevo negocio, al mismo tiempo que cada uno tendrá que lidiar con sus propios miedos y quizás, por el camino, aprender que se puede compaginar la obsesión con el trabajo con la vida personal. Que sería lo suyo, ¿no?

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