Por qué el incendio de Tenerife es tan difícil de apagar

El fuego de Canarias, que ha arrasado ya unas 2.600 hectáreas, tiene particularidades y se ha convertido en uno de los fuegos más agresivos de 2023

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Bomberos forestales trabajan en la extinción del fuego de Arafo, en Tenerife. (REUTERS/Borja Suarez)
Bomberos forestales trabajan en la extinción del fuego de Arafo, en Tenerife. (REUTERS/Borja Suarez)

Desde el pasado fin de semana, el municipio de Arafo en Santa Cruz de Tenerife y sus aledaños sufren las consecuencias de un potente incendio que no ha dejado de quemar hectáreas y que ya se ha convertido en uno de los más letales de 2023. A pesar de que las autoridades han desplegado efectivos, hay varios elementos que han hecho imposible apagar el incendio en Canarias.

El fuego de Tenerife ha calcinado ya miles de hectáreas y su propagación se explica por dos motivos: la complicada orografía de la zona y la ola de calor que han atravesado las islas durante estas semanas. Este calor, sumado a la importante sequía que sufre Canarias, ha sido un acicate importante para que las llamas se propaguen con fuerza.

“Todo este cóctel hace que el incendio muestre un comportamiento excepcionalmente agresivo y peligroso. Es una zona con pendientes, la orografía complica la aparición de los medios de extinción y hay zonas en las que solo se puede apagar el fuego a través de medios aéreos”, explica a Infobae España Diana Colomina, coordinadora programa de bosques de WWF.

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Tormentas de fuego en Tenerife

Un helicóptero transporta agua a Candelaria durante el incendio de Tenerife. (REUTERS/Borja Suarez)
Un helicóptero transporta agua a Candelaria durante el incendio de Tenerife. (REUTERS/Borja Suarez)

Además, ya se han registrado características para que el fuego sea considerado como un incendio inapagable, definidos por generar tanta potencia que echar agua sobre ellos no produce ningún efecto e incluso generan sus propias condiciones meteorológicas. “Ayer se dieron dos tormentas de fuego en la zona del incendio y los bomberos cuentan que echan agua y se evapora”, relata Colomina.

Estos incendios inapagables también se denominan como “incendios de sexta generación” son cada vez más frecuentes en España. Estos fenómenos son consecuencia directa de los efectos del cambio climático: la sequía y el calor generan un caldo de cultivo ideal para arrasar el mayor número de hectáreas posibles.

El incendio de Tenerife, además de ser tan agresivo, al haber superado las 500 hectáreas quemadas, se convierte también en un Gran Incendio Forestal (GIF). Estos fuegos cada vez tienen más presencia en España y, de hecho, Canarias es especialmente susceptible. Un informe de WWF calcula que el número de GIF en la comunidad autónoma isleña es del 0,6% del total, cuando la media nacional oscila en el 0,2%. Aunque son cifras pequeñas, los grandes incendios forestales queman más hectáreas que el resto de incendios del año juntos.

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“Esta peligrosidad extrema de los incendios se debe en gran medida a la crisis climática, pero también a la intensa transformación del paisaje sufrida desde la segunda mitad del siglo pasado como consecuencia del abandono de usos y aprovechamientos en el medio rural”, denuncia Diana Colomina. De hecho, Tenerife ha perdido en la última década casi 7.000 hectáreas de terreno disponible para cultivar.

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