En marzo de 2022, el ministerio del Interior se dio cuenta que estaba perdiendo la lucha contra el narcotráfico en las costas andaluzas, la frontera sur por donde entran los grandes cargamentos de hachís procedentes de Marruecos. Puso en marcha el III Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar, que solo incluía las provincias de Cádiz, Málaga y Huelva, y amplió el dispositivo de vigilancia a Granada, Almería y Sevilla. Y es que los narcos habían descubiertos nuevas rutas.
El plan anterior, el segundo, iniciado en julio de 2020, supuso en casi dos años la incautación de 814 toneladas de droga (el 90% corresponde a hachís). La verdad es que Policía Nacional, Guardia Civil y Vigilancia Aduanera –dependiente de la Agencia Tributaria– no dan abasto. Desde marzo de 2022 a marzo de 2023, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ya han decomisado otras 273 toneladas dentro del III Plan, de las que el 80% es hachís. Cada día se realizan 11 operaciones policiales contra el narcotráfico.
Candela –nombre ficticio para preservar su seguridad– es piloto de una patrullera de intervención rápida de Vigilancia Aduanera en Algeciras (Cádiz), uno de los puntos más calientes en la lucha contra el narcotráfico. Atiende a Infobae España en uno de sus descansos. Gaditana, 40 años, discreta (el trabajo lo exige), lleva cinco surcando las aguas del Estrecho para perseguir a las potentes narcolanchas que intentan introducir los fardos de hachís por la costa.
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Pregunta. ¿Qué tipo de embarcaciones conduce?
Respuesta. Las que que me asignan cada día. Ahora tenemos dos de 17 metros y dos de 12 metros que son semirrígidas. Y yo piloto los dos tipos.
P. ¿A qué se dedicaba antes de entrar en Vigilancia Aduanera?
R. Era piloto de la marina mercante. Además, para ser patrón en Vigilancia Aduanera hay que tener la carrera universitaria de Naútica. Soy licenciada en Náutica y Transporte Marítimo, del antiguo plan.
P. Es decir, que su mundo siempre ha estado relacionado con el mar.
R. Es que soy de Cádiz (sonríe), además, mi padre trabajaba en el astillero y mi abuelo estuvo en la Armada. En mi casa es lo que he visto. Por eso estudié Náutica. Trabajé en Barcelona, en un ferry. Y también estuve en la Armada dos años, fui marinera de cubierta. Estuve destinada en Palamós, y allí había una base de Vigilancia Aduanera y atracaba mucho frente a ellos. Y siempre decía, pues yo quiero trabajar ahí. Me interesé por el tema, me informé, me atraía mucho. Ahora puedo navegar todos los días y hacer lo que me gusta, y encima cerca de casa.
P. Así que cuando dijo en casa que iba a ser piloto de una patrullera de Vigilancia Aduanera lo vieron normal.
R. Sí, en mi caso siempre he tenido mucho apoyo de mi familia. Lo llevan muy bien. Es más, tengo hijas porque tengo el apoyo de mi familia para quedarse con ellas. La pequeña tiene dos años y medio. Y mi pareja no se dedica a nada de esto de la Náutica ni de la lucha contra los narcos.
P. ¿En qué consiste realmente su trabajo?
R. Pues para que lo entienda la gente yo soy la que lleva el barco en las persecuciones. También hacemos muchos reconocimientos rutinarios. En el campo de Gibraltar está el tema del tabaco. También inspeccionamos muchas embarcaciones con matrículas de Gibraltar o de terceros países... Yo soy la que decide en el momento de estar a bordo cuándo se interviene o a qué se le hace un reconocimiento.
P. Y luego está tu trabajo estrella, perseguir a los narcos. Mucha responsabilidad.
R. Hay dos tipos de trabajo en ese sentido. El primero, el que procede de una investigación previa. En estos casos, mi jefe se pone en contacto con nosotros y nos dice que hay que buscar una embarcación, un velero o un pesquero en una zona concreta. O el pájaro, el helicóptero, nos da un objetivo. Pero si no hay una investigación previa, tenemos solo nuestro radar y nuestros ojos para intervenir. Hay que tener en cuenta que en las patrulleras de 17 metros somos cinco compañeros, y en las de 12 somos cuatro.
P. La Lucha contra el narcotráfico supongo que copa la mayor parte de su actividad diaria.
R. Principalmente. Tenemos también mucha lucha contra el tabaco, pero esa es más difícil, es más difícil porque las embarcaciones son más pequeñas, se quedan junto a la línea de playa y eso es más difícil para nosotros con las embarcaciones que tenemos. Te diría que el 80% del trabajo es perseguir droga.
P. Y ahí intervenien las potentes narcolanchas.
R. Sí, hace unos días intentó alijar una en La Línea. Estas lanchas suelen ser de tres motores. Su eslora supera habitualmente los 12 metros y van cargadas, pero cargadas... La media son 2.000 kilos, 2.000 kilos para arriba. Raro es la narcolancha que te encuentras con menos. ¿Qué velocidad alcanzan? Depende si tienen tres motores o cuatro y su potencia. Pero superan los 50 nudos, los 100 kilómetros por hora.
P. Así que es una cuestión de velocidad. Hay que ser más rápidos que ellos.
R. Obviamente, nuestras patrulleras lo son. Si no...
P. El Gobierno aprobó un decreto en octubre de 2018 que prohíbe la construcción en España de este tipo de lanchas semirrígidas o planeadoras. ¿Dónde las consiguen los narcos?
R. En Marruecos. Habitualmente en los astilleros de Marruecos. Respecto a ese decreto, tenemos una pega. Porque los cascos de esas embarcaciones no están construidos legalmente. Entonces, al no estar construidos legalmente, no cumplen con ningún requisito de seguridad. Cuando se capturan, hay que hacer una valoración económica para poder destruirlas, pero es difícil hacer esa valoración cuando careces de documentación legal sobre esa embarcación. No puedes valorar una cosa que no sabes qué es, que básicamente son como una bañera. Y si no sabes su valor económico, no puedes destruirlas.
P. En Andalucía hay verdaderos depósitos policiales de narcolanchas.
R. Correcto, hay cementerios de narcolanchas. A la espera de ser destruidas.
P. Ahora mismo, ¿cómo está la situación?, ¿cuántas intervenciones realiza, por ejemplo, a la semana?
R. Va por rachas, por ejemplo, cuando es la época del Ramadán –entre marzo y abril– ha estado todo muy parado. Pero después todos los días sabíamos que había tres gomas, tres narcolanchas. Entonces, todos los días el objetivo era ir a buscar esas tres narcolanchas que sabíamos que estaban en un radio muy próximo a Punta Europa –cerca de la había de Algeciras–. Pero claro, tú juegas con que no te puedes meter en aguas marroquíes, y ellos sí. Entonces eso te delimita mucho, te delimita la autonomía que tiene nuestro barco, las horas que puedes navegar, y la proximidad de la costa marroquí.
P. ¿Cuál es su principal zona de actuación desde su base de Algeciras?
R. Normalmente desde Algeciras llegamos a Barbate y Cabo Roche, también hasta Fuengirola y Estepona, la zona que queda entre Cádiz y Málaga. Hay que tener en cuenta que tu embarcación tiene que tener autonomía para ir, hacer persecuciones. Si encuentras algo o intervienes algo, también tienes que recoger los fardos si te los tiran. Tienes que tener autonomía para todo eso y volver. Y hay que tener en cuenta que también nos pueden llamar para un salvamento.
P. ¿Qué turnos trabaja?
R. Estamos operativos 24-7, trabajamos siete días a las semana y estamos disponibles las 24 horas. Y descansamos luego siete siete días. Durante los siete días que trabajamos tenemos disponibilidad las 24 horas. Pero la patrulla mínima es de seis horas. Pero, por ejemplo, si tienes un servicio de nueve horas porque has tenido una persecución que se ha complicado luego descansas 12 horas, porque hay más compañeros para rotar. Digamos que estás disponible en base esas 24 horas, pero no estás esas 24 horas en el mar. También depende del tipo de embarcacion. Por ejemplo, la 101 es la más grande, con 30 metros de eslora, y tienes camarotes, cocina, puedes estar más tiempo en la mar. Esta también la puedo pilotar.
P. ¿Y cómo lo lleva la familia? Porque durante una semana no se ven.
R. Lo llevan. Tengo dos niñas, que evidentemente son las que peor lo llevan, pero bueno, la mayor se ha acostumbrado desde pequeña. La conciliación no es fácil. Aquí estás una semana operativa y no puedes escaparte por ejemplo para llevar a la niña al cole.
P. La guerra contra el narcotráfico, ¿es una guerra perdida?
R. Es que es una guerra política. Las medidas y las políticas que hay no nos ayudan a acabar con el contrabando. Me refiero a Marruecos. Allí se sabe que los gendarmes están comprados, que las embarcaciones salen cuando se ponen de acuerdo o cuando han pagado. Nosotros formamos parte de la Unión Europea, la política es a través de la Unión Europea, pero Marruecos no frena esa salida del hachís. Entonces todo lo que permite Marruecos, por mucho que nosotros lo persigamos... nosotros somos uno frente a diez. Hay una padrullera en el agua y hay diez narcos con sus lanchas. Ya hay información de que está entrando la cocaína de Sudamérica desde Marruecos utilizando las rutas del hachís.
P. ¿Alguna vez ha sentido peligro por su vida en alguna persecución o en alguna otra situación complicada?
R. Muchos pilotos de narcolanchas son temerarios. Me han hecho maniobras de intentar embestirme a los motores, de pasarte por la popa e intentar darte por los motores, son temerarios porque ellos no tienen la conciencia de lo peligroso que es. Ellos lo ven como algo, ¡ay que guay soy!, soy el mejor, me tengo que ganar mi puesto, cuanto más hablen de mí más poder tengo dentro de la organización, más trabajo me van a dar, mejor me van a pagar. Entonces yo no creo que sean temerarios de forma inconsciente, sino de una forma consciente. Los pilotos son los mejor valorados. Pueden cobrar 5.000 euros por un viaje. Por ejemplo, si aguantan la persecución y no tiras los fardos, mejor valorado. Algunos nos consta incluso que llevan armas, pero no llegan a utilizarlas contra nosotros. Así que nunca he tenido la sensación de que mi vida ha corrido peligro. Luego la adrenalina te sale cuando regresas para casas y piensas que has estado más de una hora de persecución y no puedes dormir. No es miedo, es respeto.
P. Y mientras un piloto cobra 5.000 euros por un viaje su sueldo mensual es...
R. (Candela se ríe). El Campo de Gibraltar no está dentro del plan de especial singularidad, así que cobramos como todos los funcionarios que están en una oficina. No tienes un plus de peligrosidad, ni de pernosidad... Pero vamos, seguro que cobran más en un día que yo en todo el mes.
P. Pero lo suyo es vocacional...
R. Sí, sí. Es lo que le gusta. A mis compañeros y a mí. Nos gusta, lo disfrutamos. El día que nos mandan a hacer algo por tierra, porque también hay trabajo en tierra y no nos mandan al barco piensas...uf, no nos mandan a barco. Me gusta el mar, la adrenalina, la velocidad... lo peor que lleva un jefe de embaración es hacer papeles.
P. En cinco años habrán sido muchas persecuciones. ¿Lleva la cuenta?
R. No creo que merezca la pena contar. Porque es mi trabajo. ¿Alguien cuenta cuántas hamburguesas pone al día? No.
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