Los nómadas digitales alteran el mercado de las hipotecas en España: así son los compradores extranjeros de vivienda

Los clientes internacionales siguen dinamizando el mercado inmobiliario pese al aumento de los precios

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Ilustración de una persona denominada
Ilustración de una persona denominada como 'Nómada digital'. (foto: Caminito amor)

Los compradores extranjeros siguen dinamizando el mercado inmobiliario español tras dos temporadas de cifras récord. El año pasado, los clientes internacionales firmaron un total de 88.858 compraventas de casas y apartamentos en territorio nacional, lo que supone un incremento del 45% con respecto a los datos del ejercicio anterior. Las cifras de 2023 vuelven a ser optimistas, sobre todo porque se han alcanzado las 23.380 operaciones durante el primer trimestre del año, tal y como apunta el Colegio de Registradores.

El buen tiempo y la amplia oferta turística sitúan las principales ciudades españolas como el destino preferido para muchos jubilados, aunque los pensionistas no son los únicos que buscan probar suerte al otro lado del océano.

Ni la reciente subida de los tipos de interés ni el encarecimiento de los inmuebles han conseguido frenar, al menos de momento, el auge de las inversiones extranjeras. De hecho, un estudio de la empresa de mudanzas MoverDB.com señala que las propiedades españolas son las más buscadas en todo el planeta. Los compradores que han perdido poder adquisitivo como consecuencia de la inflación generalizada que golpea a las principales economías europeas han encontrado en las hipotecas para no residentes la solución perfecta para mantenerse en el mercado.

Un estadounidense cumple su jornada
Un estadounidense cumple su jornada de teletrabajo desde España. (Borja Suarez / Reuters)

Es habitual que los no residentes soliciten un préstamo en España. Las entidades del país de origen no suelen estar abiertas a este tipo de operaciones”, apunta Dylan Leworthy, director regional de la Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI). Casi todos los bancos españoles ofrecen productos de este tipo, salvo que el cliente interesado llegue de un paraíso fiscal o de algún país en guerra, donde la inestabilidad económica puede mermar los intereses de la compañía financiera.

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Los nómadas digitales toman las riendas del mercado

La Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI) ha publicado un informe en el que alerta de la irrupción de un nuevo perfil entre los compradores extranjeros de vivienda. El peso de los clientes británicos, alemanes, franceses y belgas sigue controlando la inclinación de la balanza, aunque el público estadounidense ha cogido fuerza en los últimos meses. Cada vez son más los trabajadores que, en lugar de esperar hasta su jubilación, aprovechan el teletrabajo para buscar casa en alguna ciudad con playa, buen tiempo y calidad de vida.

“Después de la pandemia estamos viendo que muchos compradores de edades más tempranas, como pueden trabajar a distancia, no retrasan su sueño de pasar largas temporadas en las costas españolas”, señala el directivo. En el último año, más de 41,7 millones de personas han teletrabajado en los países de la Unión Europea, según datos de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofund). Este organismo pone sobre la mesa la conciliación, la flexibilidad y la autonomía, tres elementos que, en su opinión, hacen del trabajo remoto una alternativa cada vez más normalizada.

¿Qué es la hipoteca para no residentes?

Muchas veces, los trabajadores no pueden asumir directamente el desembolso que implica la compra de un inmueble, de modo que los bancos ofrecen entre sus productos hipotecas para no residentes. Estos préstamos se dirigen principalmente a los ciudadanos extranjeros que hayan permanecido en territorio nacional durante menos de 183 días, aunque también los pueden solicitar las personas con domicilio fiscal fuera de España. Con todo, el porcentaje de financiación máximo no suele superar el 70% del valor de la vivienda. El interés por estas hipotecas ha crecido en los últimos meses, sobre todo porque los nómadas digitales, que han alterado el perfil del cliente inmobiliario, tienen menos solvencia económica que los compradores tradicionales.

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