“Hemos puesto a todo un país de pie y ahora hay que sacarlos a la calle. ¡A la final”, dijo Jorge Vilda minutos después de que España hubiera conseguido el billete a su primera final de Mundial femenino. “Hemos pegado un pelotazo”, decía más tarde, consciente de lo que suponía socialmente hablando el hito de haber llegado hasta el último partido de un Mundial. El gol de Olga Carmona certificó un triunfo cuya repercusión traspasa los límites del terreno de juego y sitúa a España como una de las mayores potencias del fútbol femenino.
Ha pasado más de medio siglo desde el primer encuentro disputado por la selección española. Un combinado oficioso que en los años setenta se enfrentó con Italia y Portugal, teniendo que aguantar descalificaciones, la marginación de la sociedad y de las instituciones, que daban la espalda a las jugadoras
Ellas, las pioneras, trazaron el camino e hicieron posible que España pueda disputar este domingo la final de un Mundial Femenino. “Es el inicio de algo muy grande. Poco a poco se van tirando barreras, y eso se va notando, pero aún queda camino por recorrer. Al final son muchos años y muchas generaciones para poder tener los medios que se están teniendo a día de hoy. También pienso que todo puede mejorar para que el camino sea más fácil”, explica Aixa Salvador, campeona del Europeo y Mundial Sub-17.
Apuesta tardía
El apoyo de la Federación que dirige hoy Luis Rubiales también ha sido clave para que España pueda pelear por el título más importante que existe en el fútbol. La apuesta se inició a regañadientes, nombrando como primer seleccionador a Teodoro Nieto, un hombre que no conocía el fútbol femenino y que compaginaba el cargo con el de entrenador de la selección de fútbol sala masculina. “En la Federación tuvieron la ocurrencia de nombrarme seleccionador femenino porque creían que tenía poco trabajo como seleccionador nacional de fútbol sala”, explicó el propio Nieto varias décadas después.
Presionada por la UEFA, la Federación española había dado el paso de admitir el fútbol femenino en 1980, cuando más de 15 países europeos tenían ya competiciones oficiales. Ahora, 43 años después, España ha recortado aquel retraso hasta el punto de convertirse en un referente. La Liga F, máxima categoría femenina, cuenta con patrocinadores que ayudan a su desarrollo y sostenibilidad y se ha firmado el I Convenio Colectivo del fútbol femenino que regula las condiciones laborales de las jugadoras. “El crecimiento del fútbol femenino es una cosa de dos. Si las jugadoras no trabajan, por mucho que la Federación ponga medios, siempre va a ser lo mismo. Se ha notado mucho el trabajo de ambos para poder estar a día de hoy en una final de Mundial”, asegura Aixa.
España cierra el círculo
El camino hasta la final de la absoluta ha llegado después de numerosos éxitos en las categorías inferiores. En algunos de ellos, como el Europeo Sub-17 y Mundial Sub-17 disputados hace cinco años, participó Aixa. “Poder defender los colores de la selección haciendo lo que más te gusta es una pasada, y más aún si consigues grandes cosas. Abrimos la lata ganando el mismo año tanto Europeo como Mundial, y poco a poco ha seguido todo en la misma línea”, asegura Aixa.
España ha sido campeona de Europa y del Mundo en la categoría Sub-17, de Europa Sub-19 y del Mundo Sub-20. Sumando todas sus participaciones en dichos grados, ha disputado 25 finales en total. 26 si sumamos la que jugará el próximo 20 de agosto, saldadas con 12 títulos. Mirando el camino, lo que ha sucedido en Nueva Zelanda para una consecuencia natural de años de trabajo de todos los actores involucrados.
El éxito del fútbol fue llegando progresivamente a la absoluta, que daba pequeños pasos. Primera participación en un torneo internacional en la Eurocopa de 2013, el primer Mundial en 2015, unos octavos de final en el 2019... Por el camino hasta la final de este año, los éxitos del FC Barcelona, uno de los mejores equipos del mundo, y dos Balones de Oro de Alexia Putellas.
“Faltaba tiempo y adaptación. Ganar un mundial o un Europeo es un camino difícil, tanto en categorías inferiores como en la máxima categoría. Se necesita mucho tiempo de preparación, muchos partidos de adaptación previos... pero por supuesto, en una absoluta esto se multiplica por tres en cuanto a dificultad. Por lo tanto se necesita mucho trabajo”, cree Aixa.
Ese trabajo realizado a lo largo de todo el presente Mundial ha derribado todas las murallas posibles. España nunca había superado una eliminatoria mundialista y en Nueva Zelanda lo ha conseguido, nunca había ganado a Suecia y Olga Carmona acabó con esa maldición. Solo queda el último y más difícil: ganar un Mundial. A la selección masculina le costó 80 años y 13 particiones conseguirlo. La femenina puede lograrlo este domingo a la tercera y con 23 años de historia. Aunque eso sí, su éxito a todos los niveles ya está grabado para siempre en el deporte español.
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