El pasado lunes fuerzas de seguridad de Taiwán detuvieron a un ciudadano español acusado de provocar graves daños en las puertas del templo de Shilin Cixian, fundado en 1796 y dedicado a la diosa del mar Mazu en la capital de Taipéi. El arrestado frotó las puertas con productos de limpieza porque, aseguraba, estaban en mal estado.
El hombre de 53 años, tras estar bebiendo en su casa, salió a la calle y consideró que las puertas estaban en mal estado, así que optó por regresar con productos de limpieza y para quitar la suciedad. El hombre, cuya identidad no ha trascendido, habría participado en la restauración de otros monumentos en Taiwán.
De madrugada, la Policía recibió un aviso por un posible acto vandálico. Cuando los agentes llegaron al lugar, el hombre estaba frotando las puertas de madera con productos químicos, entre ellos un disolvente de laca, que ya estaba provocando daños en la pintura de monumento.
Según las declaraciones que recoge Europa Press, el jefe de la comisaría de Wenlin, Wang Sheng Chieh, concluye que el acto debe tener “consecuencias legales” por provocar daños en un inmueble cultural “sin motivos”.
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Cuál es la pena a la que se enfrenta
Para este tipo de actos vandálicos por el daño de monumentos, la legislación taiwanesa contempla penas de entre seis meses y cinco años de cárcel y multas de hasta 20 millones de dólares taiwaneses, que suponen cerca de 573.000 euros, según el artículo 103 de la Ley de Preservación del Patrimonio Cultural.
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