Vuelta al trabajo tras los días de verano: ¿existe realmente el síndrome postvacacional?

Volver a la rutina puede hacerse muy cuesta arriba, tanto que en algunos casos genera nerviosismo, insomnio e incluso trastornos gastrointestinales

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Un grupo de personas trabajando
Un grupo de personas trabajando en una oficina.

Con la segunda quincena de agosto llegan las ansiadas vacaciones para muchos trabajadores, pero también supone la vuelta a la rutina para otros tantos que acaban de terminar su periodo de relax y desconexión. A veces esa vuelta al trabajo se hace cuesta arriba porque nos invade una sensación de cansancio, tristeza y ansiedad, el llamado “síndrome postvacacional”, aunque en realidad se trata de una respuesta “totalmente normal” o, como mucho, de un trastorno de adaptación que suele durar unos días.

El “síndrome postvacacional” no existe como tal, explica a Infobae España el psicólogo Jesús Matos, quien aclara que el término no está recogido en los manuales de diagnóstico. En los casos más graves “se trata de un trastorno de adaptación” en el que el cuerpo responde a las demandas nuevas tras un periodo vacacional donde “la rutina ha cambiado al estar con amigos y haber disfrutado del tiempo libre y actividades placenteras”.

“El cuerpo tiene que adaptarse y por eso sentimos determinadas emociones como la pereza, tristeza, o ansiedad, pero es una respuesta totalmente normal”, añade el director de la clínica En Equilibrio Mental. Otras de las alteraciones que puede generar este proceso de adaptación son nerviosismo, insomnio e incluso dolor de cabeza o trastornos gastrointestinales y en la alimentación, como falta o exceso de apetito.

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Cómo superar la vuelta a la rutina

Para que la vuelta de vacaciones “no sea un golpe tan duro”, lo ideal es hacer una transición, indica el experto. Por eso, en los siguientes días de comenzar a trabajar es recomendable tratar de mantener el ejercicio físico, el contacto social y las actividades agradables, “algo que en realidad se debería hacer durante el resto del año, pero que generalmente en la rutina del día a día se diluye”.

En cualquier caso, esa sensación de hastío y nostalgia al volver de las vacaciones suele remitir al cabo de unos días, en cuanto el cuerpo se habitúa de nuevo a madrugar, a la rutina, pues necesita varios días de repetición de un horario para acostumbrarse y conseguir que las horas de sueño sean más reparadoras. Si el “mal llamado síndrome postvacacional” no remite, dice el psicólogo, entonces pueden existen otros problemas de fondo como, por ejemplo, un ambiente laboral que genera conflicto, lo cual puede disparar el nivel de estrés o trastornos como una depresión.

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Además de recuperar la rutina de sueño, otra de las recomendaciones que pueden ayudar a que la vuelta al trabajo sea más llevadera es no apurar las vacaciones hasta el último día. Si la vuelta se produce justo el día antes de reincorporarse al trabajo, el shock puede ser más fuerte, por lo que regresar un poco antes sirve para asimilar el cambio. No obstante, indica Matos, aunque “la transición es más suave con un par de días, para muchas personas resulta más satisfactorio disfrutar un poco más de tiempo de las vacaciones”.

Abordar el trabajo de forma progresiva, marcarse nuevos proyectos y recuperar los buenos hábitos alimentarios también pueden ayudar a que el impacto de incorporarse al trabajo tras las vacaciones sea menor.

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