Casi todos los trabajadores, cuando se acerca la fecha, sueñan con la edad de jubilación. En estos momentos, España tiene fijada esa barrera en los 65 años para aquellos ciudadanos que puedan acreditar un mínimo de 37 años y nueve meses cotizados. Los contribuyentes que no alcancen esta suma, tendrán que esperar hasta los 66 años y cuatro meses para solicitar el retiro y dejar atrás la vida laboral. No obstante, existen otras alternativas, como la jubilación anticipada, un mecanismo por el que es posible decir adiós al trabajo con una antelación de hasta dos años.
Esto quiere decir que los trabajadores que hayan cotizado el período mínimo exigido, podrán solicitar el retiro por esta vía a los 63 años en vez de tener que mantenerse en el puesto hasta cumplir los 65. Lo mismo ocurre con los empleados que no satisfacen este requisito, que podrán acceder a la jubilación anticipada voluntaria con 64 años y cuatro meses. La cosa cambia más todavía cuando se habla de jubilación anticipada forzosa, puesto que esta última admite adelantos de hasta cuatro años con respecto a la edad legal que establece la legislación.
La Seguridad Social, en estos casos, toma como base las cotizaciones de los últimos 25 años previos al cese de la actividad laboral. Además, se tienen que aplicar los coeficientes reguladores en función del número de años cotizados y acto seguido se calcula el resultado final con la aplicación de los coeficientes reductores. Los trabajadores que se acogen a la jubilación anticipada deben saber que, como consecuencia de la decisión, el desembolso del subsidio se verá reducido, salvo en excepciones puntuales. La edad, sin embargo, no es el único requisito para abandonar la vida laboral antes de lo previsto.
¿Cómo acceder a la jubilación anticipada?
Más allá de la edad, la Seguridad Social contempla otros requisitos para poder solicitar la jubilación anticipada. Los trabajadores tienen que acreditar un mínimo de 35 años cotizados, de los cuales dos deben figurar entre los 15 inmediatamente anteriores al hecho causante, que suele coincidir con el día del cese de la actividad laboral. Los contribuyentes que soliciten la jubilación anticipada involuntaria tienen que haber cotizado al menos 33 años, de los cuales dos deben estar comprendidos entre los 15 últimos de la carrera profesional.
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El servicio militar, la recepción de una prestación social sustitutoria y el servicio social femenino se consideran años cotizados para tales efectos con un máximo de 12 meses computables. La pensión de jubilación voluntaria siempre tiene que estar por encima de la cuantía del subsidio mínimo que le correspondería al beneficiario al cumplir los 65 años, un requisito que no aplica para el retiro forzoso. Todos los trabajadores, tanto los autónomos como los que desarrollan actividades por cuenta ajena, pueden acogerse a la jubilación anticipada voluntaria. Los primeros, en cambio, no pueden solicitar la jubilación anticipada forzosa.
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