Los trabajadores freelance son aquellos que prestan sus servicios a terceros de manera puntual e independiente, es decir, por cuenta propia. La mayoría de los profesionales desarrolla su actividad para pequeñas y medianas empresas, aunque las grandes multinacionales se muestran cada vez más partidarias de reforzar su plantilla con perfiles del sector. En los últimos años, sobre todo después de la pandemia, el número de trabajadores externos en el mercado ha sufrido un fuerte crecimiento. De hecho, España contaba con más de 750.000 freelance hace apenas un año, según datos de la consultora Connecting Visitors.
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La contratación de trabajadores freelance supone un importante ahorro de dinero para las empresas, que ven en el talento emergente la excusa perfecta para reducir costes laborales, como el seguro social, las vacaciones pagadas o el sueldo mensual de un trabajador en nómina. Las áreas en las que se detecta una mayor demanda son la informática, el diseño gráfico y la comunicación. “En el escenario actual, destaca la presencia de personas altamente capacitadas, con una extensa trayectoria y amplios conocimientos. No buscan comprometerse por mucho tiempo con una misma entidad, sino durante un período de entre seis y doce meses”, explica Jaime Castillo, cofundador de Shakers, plataforma especializada en tejer redes de profesionales externos y compañías.
En un primer momento, las empresas recurrían a los trabajadores freelance para delegar problemas y cuestiones de menor importancia en el seno de la firma. No obstante, estos profesionales han ido escalando hasta tener cada vez más peso en el mercado laboral. “El freelance es un recurso estratégico y valioso desde que los proyectos se ponen en marcha. Trabajan de forma independiente, pero tienen que involucrarse en la experiencia”, añade Héctor Mata, promotor del mismo portal. Las ventajas y los inconvenientes, sin embargo, se mueven en una escala de grises no exenta de polémica.
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“Los freelance se mantienen en constante aprendizaje, tienen libertad y capacidad de elección, pero también afrontan el trabajo con mucha competencia, porque deben destacar”, apunta Castillo. Los altibajos estacionales, la incertidumbre laboral y la falta de presencia física en la oficina son algunos de los obstáculos que empañan el crecimiento del sector. Además, los profesionales independientes no siempre se pueden permitir coger vacaciones. El 82% de los trabajadores cree que el paro puede repercutir de forma negativa en su volumen de ingresos, según una encuesta interna de Shakers.
¿Qué pasa con las vacaciones de los freelance?
La segunda quincena de agosto es una de las épocas del año con más desplazamientos por tierra, mar y aire. Los trabajadores aprovechan la recta final del verano para exprimir al máximo sus vacaciones, sin embargo, la tónica no siempre acompaña en el sector de los freelance. “Reconozco que nunca llegas a desconectar del todo, siempre viajas con la incertidumbre de si te puede surgir algún proyecto y piensas que puedes perder clientes. Con el paso de los años he aprendido a decir que no, pero antes el ordenador era uno más en mis vacaciones”, asegura Beatriz, profesional independiente en el ámbito de la traducción.
“Con una buena planificación no tendría por qué haber problemas, sobre todo cuando los clientes son fijos. Sin embargo, intento no coger varias semanas consecutivas de vacaciones. Si lo hago, me conecto unas horas al día para solventar trabajo o imprevistos”, sostiene Marta, que se dedica al mundo de la comunicación. Los profesionales freelance miran con recelo la época estival, aunque dicen tener clara la teoría: “Las vacaciones no se pueden mezclar con el trabajo”.
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