España, a semifinales del Mundial: un gol de leyenda de Salma Paralluelo desmonta a Países Bajos en la prórroga

En un partido digno de unos cuartos de final mundialistas, el 2-1 en el minuto 111 da aún mayor licencia para soñar a la selección española femenina en esta edición del torneo

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Salma Paralluelo celebra el 2-1
Salma Paralluelo celebra el 2-1 de España (REUTERS/Molly Darlington)

Salma Paralluelo venía realizando un Mundial femenino más que provechoso para España. Lo único que le faltaba para que su trabajo de calidad saltase al primer plano con todas las de la ley era un gol mágico. Y, puestos a pedir, de leyenda. Dicho y hecho: nada más y nada menos que en la prórroga de unos cuartos de final mundialistas ante Países Bajos, la extremo aragonesa brilló como nunca con una jugada para los anales: sus defensoras todavía están buscándola, después de un regate de escándalo para desmarcarse, convertir el 2-1 definitivo y darle el pase a las semifinales planetarias a un país que tiene licencia para soñar, a estas alturas de campeonato, con la estrella.

España volvió a merecer el sobresaliente con creces. Durante una cantidad de tiempo de juego muy considerable, no hubo manera de que las neerlandesas lograsen sentirse cómodas: la iniciativa era de La Roja. Con verticalidad ofensiva y solidez defensiva, se lograba anular por completo a toda una vigente subcampeona del mundo. Por fútbol y sensaciones, el triunfo tenía que ser para las de Vilda sí o sí. Sólo faltaba plasmar ese dominio con el elemento crucial en el deporte rey: los goles.

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No se puede decir que las españolas no los buscasen con ahínco. Ya en el minuto 4, Esther González empezó a dejar muestras del que iba a ser un partido memorable para ella: el primer aviso serio de la jornada corrió a cargo de la delantera granadina tras una pared. La ex del Real Madrid estuvo fantásticamente arropada en el ataque, en un nuevo encuentro intachable de Alba Redondo. Suyas fueron las dos ocasiones más contundentes de España en la primera mitad: dos balones al palo consecutivos, uno al rematar de cabeza y otro al hacerlo con el pie, capaces de espabilar a los trasnochadores más amodorrados.

Esther González celebrando su gol
Esther González celebrando su gol anulado (REUTERS/Amanda Perobelli)

A partir de entonces, no costaría mucho seguir con atención las evoluciones del duelo. Tanto buscaba España adelantarse que llegó a hacerlo, por unos segundos y gracias a Esther, en el 37. Sin embargo, el VAR acabó invalidando la acción por fuera de juego (anteriormente, un posible penalti a favor fue pasado por alto). Respiraban tranquilas en la Oranje, por mucho que el 0-0 no pudiese resultar más injusto para las nuestras: únicamente se jugaba a un lado del campo y cada acción por las bandas olía a gol, Mariona Caldentey tenía buena culpa de ello, que echaba para atrás.

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Dos penaltis para explicar una reacción atajada en la prórroga

En el minuto 50, la situación seguía resultando abrumadoramente favorable para las debutantes en unos cuartos de final mundialistas: con 13 ocasiones de gol por apenas una de las holandesas (no habían generado tan poco peligro en ningún partido del torneo hasta ahora), lo único que se echaba en falta era abrir la lata en el marcador.

Es lo que pudo suceder en el 61... a beneficio de Países Bajos. Una entrada de Irene Paredes dentro del área fue, en un primer momento, merecedora de penalti. Una pesadilla, visto lo visto hasta ese momento, que por fortuna terminó convertida en anécdota cuando la colegiada se desdijo instantes después. Pero el mal estaba hecho: España pasó a estar mucho más incómoda en el campo, con sus rivales encontrando la motivación y compostura de las que carecieron en los 45 primeros minutos.

Aun así, se mantuvo el tipo defensivo (gran trabajo de Ona Batlle y Oihane Hernández) y el premio acabó llegando. La suerte quiso sonreír a las de rojo de nuevo, y en un momento trascendental, una vez que asomaban en el horizonte los últimos minutos. En el 79, otro penalti mantuvo en vilo a las jugadoras. Este, favorable a España, sí se lanzó. Y, con todavía más dosis de suspense (la pelota pegó primero en el poste antes de entrar), el excepcional concurso de Caldentey obtuvo el mayor de los premios: una diana histórica.

Así fue el gol de
Así fue el gol de penalti de Mariona Caldentey (REUTERS/Molly Darlington)

No obstante, las sucesoras de La Naranja Mecánica aún buscarían estirar el chicle, y lo lograron. Ya en el descuento, la mejoría de Países Bajos tras el descanso quedó confirmada al marcar van der Gragt en el 91. Una vez más, el VAR tuvo que dar por buena la jugada: el derechazo, sinónimo del 1-1 por centímetros, fue un auténtico mazazo cuando ya se veía la clasificación realmente cerca. La prórroga fue inevitable.

En el tiempo añadido, se confirmó que Países Bajos había entrado, y de qué manera, en acción. Suyas fueron las opciones más serias para romper el empate, con Beerensteyn convirtiéndose en todo un quebradero de cabeza para España. Aun así, se intentó recuperar la frescura tanto como permitió el cansancio, con Jennifer Hermoso haciendo las veces de estandarte y los cambios aportando la energía que podía escasear a esas alturas.

El juego por bandas era, como durante toda la tarde neozelandesa, la vía para tratar de volver a batir a van Domselaar. En la otra área, Beerensteyn seguía a lo suyo, poniendo el corazón en un puño a todos con cada internada. Pero fue Salma Paralluelo quien, con una galopada para la eternidad y una bicicleta no menos portentosa, puso el 2-1 para las suyas en el 111. Increíble, pero cierto: España está entre las cuatro mejores selecciones femeninas del planeta.

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