¿Encarecimiento de los cereales? La mala cosecha obligará a España a importar un 48% más en pleno bloqueo del corredor de Ucrania

La sequía que ha asolado el campo español ha impactado de lleno en las cosechas, sufriendo un drástico recorte, por lo que apenas superará los 5 millones de toneladas

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Panadería. (Getty Images)
Panadería. (Getty Images)

Pan, leche, carne, huevos... Muchos son los productos que se verían afectados si se reduce la oferta de cereales en nuestro país. La sequía que ha asolado el campo español ha impactado de lleno en las cosechas de trigo y maíz, sufriendo un drástico recorte, por lo que apenas superará los cinco millones de toneladas. Así, para dar respuesta a la demanda, España deberá aumentar en casi un 50% sus importaciones de estos productos en un momento de mucha volatilidad de los precios tras el cierre del corredor de cereales del Mar Negro.

La nueva temporada de cereales comenzaba —oficialmente— el pasado 1 de julio, pero, en la práctica, los agricultores españoles iniciaron antes la recolección en las zonas más tempranas, que este año se ha anticipado aún más ante la escasez como consecuencia de la falta de lluvias. Según los datos proporcionados por la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja), estima que la cosecha de cereales de invierno de este año sufrirá una reducción del 65%, pasando de los 15 millones de toneladas de 2022, a los poco más de cinco del presente ejercicio.

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Hay que tener en cuenta que, España necesita anualmente más de 36 millones de toneladas de cereales para atender las necesidades de consumo —tanto humano como animal— por lo que, la producción propia solo cubriría el 14% de la demanda. Así, nuestro país se ve obligado a elevar un 48% sus importaciones, para compensar los 9,4 millones de toneladas de cereales que se han perdido este año por la mala cosecha a consecuencia de la sequía.

Aunque, las malas temperaturas no son el único desafío al que se ha enfrentado el campo español en esta campaña: se han disparado costes de producción como consecuencia del encarecimiento de los precios de la energía, las semillas, los abonos y los productos fitosanitarios. “Hay que recordar que la mayoría de las compras de insumos se realizaron en verano y otoño de 2022. Todo ello, ha elevado considerablemente los costes de producción hasta cotas nunca vistas” apuntan desde la asociación agraria.

Precios del cereal

Esta necesidad de aumentar las compras extranjeras se produce en medio del bloqueo del corredor de cereal ucraniano. El ya convulso mercado mundial de cereales se ha visto agitado de una forma más que significativa tras conocerse que Rusia abandonaba el acuerdo del corredor del Mar Negro que permitía la salida de esa materia prima junto a otras como fertilizantes ucranianos.

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El acuerdo finalizaba el pasado 18 de julio, cuando Rusia anunciaba tanto a su habitual interlocutor, Turquía, como a la Organización de Naciones Unidas (ONU) que se daba por acabado. ¿La razón? Rusia señala que no ve motivos para prolongar el acuerdo ante el incumplimiento de los compromisos adquiridos para eliminar los obstáculos a las exportaciones rusas de alimentos y fertilizantes. Este bloqueo tiene un efecto directo para España, ya que el 30% del total de sus exportaciones de cereales procede de Ucrania, consolidándose como primer importador europeo y segundo del mundo a través de este corredor.

La principal consecuencia del fin de este acuerdo es que los precios de estas materias primas, tanto para el consumo humano como para el alimento del ganado, se han encarecido más de un 3%, lo que también se podría traducir en un aumento de precios de productos finales, tanto los elaborados a base de cereales -como los productos de panadería- como los derivados de la ganadería como la carne, la leche y los huevos.

Impacto en el empleo agrario

Esta mala campaña de cosecha ha impactado de lleno en el empleo agrario. Así, el sector de la agricultura generó 1.002.867 contratos hasta julio del presente año, lo que supone un 26,9% menos a los de los siete primeros meses de 2022, y la segunda cifra más baja del periodo estudiado, solo superada por los 978.000 contratos de 2013, según cifras del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) recogidas por Randstad.

En cuanto a la tipología de los contratos, de los firmados entre enero y julio de este año, el 52% corresponden a contratos indefinidos y el 48% a contratos de duración determinada, una cifra que contrarresta con datos del mismo periodo de 2022, cuando los contratos indefinidos suponían el 28%, mientras que los temporales acaparaban el 72%.

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