Cuando sales de un centro para adolescentes “mentalmente dementes” lo único que te apetece es comerte una bolsa de Cheetos. Da igual si el look que llevas en ese momento es un traje de fuerza. Tampoco importa demasiado si el pelo se te pega a la cara como el calor al asfalto. La libertad que anhelabas tiene casi tanta fuerza como los poderes que atesoras y, una vez fuera de las rejas que han contenido tu magia durante una década, estás preparada para explorar la ciudad, su ruido, su música y sus peligros.
Mona Lisa y la luna de sangre (2021), la película de Ana Lily Amirpour (Una chica vuelve a casa sola de noche, Amor Carnal) sobre una joven con poderes paranormales y psicodélicos que recorre los rincones más pintorescos de Nueva Orleans, llega a Prime Video para convertirse en el plato principal de aquellos que consumen todo tipo de menús bizarros.
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La directora americano-iraní cuenta con Jeon Jong-seo en el papel de Mona Lisa Lee, una joven coreana que tiene la capacidad de ejercer un control mental hipnótico y que consigue que sus enemigos se abofeteen, se apuñalen o se disparen en la rodilla (mientras ella sigue engullendo patatas de una bolsa con más aire que alimento). Tras escaparse del centro en el que había estado encerrada durante diez años, intenta encontrarle sentido a un mundo completamente desconocido. Adaptarse a un medio que, desde su celda, resulta tan ajeno como el propio.
El dinero mueve el mundo
La cinta de Ana Lily Amirpour sigue la estela del osado horror que perpetúa en sus proyectos. En su primera película, Una chica vuelve a casa sola de noche (2014), convertía el género del western en una historia de vampiros; en su segunda, Amor Carnal (2016), abordaba las complejidades del amor desde la perspectiva caníbal. Ahora, en Mona Lisa y la luna de sangre ahonda en una heroína imperfecta que desconoce el poder del dinero en una sociedad para la que no tiene códigos de conducta apropiados.
En su camino de descubrimiento por las calles del Barrio Francés de Nueva Orleans —copadas de tiendas esotéricas, de licor derramado y de merodeadores que convierten la noche en su rutina—, Mona Lisa se topa con Bonnie (Kate Hudson) un vampiro emocional que trabaja en un club de striptease y que la utilizará para ganar dinero de forma fácil gracias a sus poderes paranormales.
La entretenida cinta de la directora americano-iraní es, en parte, como la bolsa de Cheetos con la que la protagonista se obsesiona: una vez que empiezas a comer el contenido de la bolsa resulta prácticamente imposible parar.
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