Falta menos de un mes para que se cumpla el primer aniversario de la reina Isabel II. El próximo 8 de septiembre, el rey Carlos III no honrará la memoria de la esposa de Felipe de Edimburgo de forma pública, sino que, en su lugar, ha optado por mantenerse alejado de los focos. Según ha informado The Mirror, la casa real británica ha comunicado que serán los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, quienes homenajearán a la soberana.
Mientras que el rey de Inglaterra se dedicará a sí mismo un periodo de “reflexión privada”, los príncipes de Gales transmitirán un mensaje público en honor a la vida y el legado de Isabel II, quien estuvo siete décadas al frente del trono británico hasta que, a sus 96 años, falleció en el castillo escocés de Balmoral.
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A pesar de que Buckimgham Palace ha asegurado que, de momento, “no hay planes” para ningún evento público o reunión familiar privada a la que esté prevista que asistan los Windsor, en el caso de que se fechara alguna, los miembros de la familia real están invitados a formar parte de los compromisos públicos en torno al aniversario.
Por su parte, los príncipes de Gales “están ansiosos por conmemorar el fallecimiento de la abuela”. De hecho, desde palacio han informado que se encuentran ultimando los detalles de cómo se llevará a cabo el homenaje, ya sea en persona o a través de sus redes sociales. Según la información de The Mirror, además de elogiar los diferentes mensajes que el Camila Parker Bowles y Carlos III han recibido tras la muerte de la monarca, también aprovecharán el día para “mirar hacia delante” tras dar por terminado el “año de transición” que ha pasado la familia real.
“El fallecimiento de su majestad fue un evento que realmente significó el final de una era. La familia real ha estado inmersa en una transición desde entonces y ahora, después de la coronación y la conclusión de las vacaciones de verano, habrá una gran expectativa por ver qué hay más allá”, ha explicado The Mirror.
Tradición familiar
El padre del príncipe Harry ha tomado la decisión de honrar la memoria de su madre “en silencio y en privado”, tal y como acostumbraba a hacer Isabel II “para conmemorar el fallecimiento de su padre”. Como si de una tradición familiar se tratase, mientras el resto de los Windsor llevaba a cabo actos públicos para homenajear la memoria de Jorge VI en sus aniversarios, la difunta reina se resguardaba en lo que ella denominaba “reflexión privada” y, en su representación, mandaba a otra persona. Isabel II solía trasladarse a su finca en Sandringham, en Norfolk, desde las vacaciones de Navidad y Año Nuevo hasta que pasase el 6 de febrero, día en el que murió su padre.
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