Ha pasado una semana desde que Daniel Sancho Bronchalo confesase el asesinato y desmembramiento del cirujano colombiano Edwin Arrieta Arteaga. Son tres las noches que el joven de 28 años ya ha pasado en la cárcel tailandesa y son varias las pruebas que la Policía de Tailandia tiene reunida en su contra.
Las autoridades aseguran que cuentan con las pruebas suficientes para acusar al hijo de Rodolfo Sancho de asesinato premeditado, a pesar de que aún no se ha encontrado ni el móvil de la víctima ni algunas partes de su cuerpo, como es la cabeza. La investigación policial aún continúa en marcha, pero se especula que podría finalizar en menos de tres semanas a pesar de que la ley establece un plazo de casi 3 meses.
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Daniel Sancho afronta su cuarto día en la prisión de Koh Samui y, a pesar de que su estado anímico es bastante bueno, ha comido, ha dormido y se ha podido bañar, la ansiedad y la preocupación empieza a hacer mella en él, al tomar conciencia de la durísima realidad que le espera, y ha pedido medicación a la enfermera de la cárcel. Los abogados del joven chef de 29 años podrían tener un as bajo la manga para reducir considerablemente la condena, que podría ser pena de muerte, cadena perpetua o prisión de 15 a 20 años, según el sistema judicial de Tailandia.
Nuevas pruebas en el caso
Este jueves se ha desvelado en Espejo público que los investigadores habrían encontrado en el teléfono del presunto asesino una amenaza de muerte del cirujano colombiano a Daniel si éste terminaba con su relación. Nuevos y relevantes datos que confirmarían la versión del nieto de Sancho Gracia, que tras confesar ante las autoridades policiales que mató y descuartizó a Edwin, justificó su crimen porque se sentía “un rehén” de su amigo.
Daniel Sancho habría mantenido una relación sexual esporádica desde hace un año con Edwin Arrieta y que, según él, este le habría chantajeado con publicar en redes sociales imágenes explícitas de ambos de carácter íntimo para hundir la reputación de su familia si el cocinero rompía con él. Algo que se confirmaría con el amenazante mensaje del fallecido que la policía habría encontrado en el teléfono de Daniel.
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