Unos 6.000 litros de agua en 12 segundos: así funcionan los aviones anfibio que apagan incendios

Con una autonomía de más de cuatro horas, estas aeronaves que cargan el agua en ríos, pantanos o mares son los medios más utilizados en España para apagar grandes fuegos

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Los aviones anfibio son los más utilizados en la lucha contra los incendios forestales en España. (Imágenes del Ministerio de Defensa)

Tras un mes de julio inusualmente tranquilo en cuanto a incendios forestales, agosto comenzó con algunos fuegos importantes como el que afectó a los municipios de Portbou y Colera, en Girona, que quedó controlado el lunes por la mañana después de arrasar casi 600 hectáreas. La alerta por riesgo de incendios forestales, sin embargo, continúa en toda España debido a la nueva ola de calor que está dejando temperaturas extraordinariamente altas para la época, según ha advertido la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Entre los diferentes medios con los que cuenta España para hacer frente a los incendios forestales, que en este primer semestre del año han quemado más de 65.000 hectáreas, hay uno que destaca por su gran capacidad para transportar agua: los aviones anfibio, que en apenas 12 segundos pueden cargar 6.000 litros en los dos depósitos que llevan en la bodega. A diferencia de los hidroaviones, estas aeronaves de 20 metros de largo y casi diez de alto pueden tanto aterrizar como amerizar y son el medio más utilizado para extinguir los grandes fuegos.

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Con una autonomía de cuatro horas y media, los aviones anfibio cargan su depósito en ríos, embalses o mares, siendo este último lugar el más complicado debido al oleaje, explica a Infobae España Adrián Fernández, capitán del 43 Grupo de Fuerzas Aéreas, la unidad que actúa en la extinción de incendios. En una maniobra similar al amerizaje, el agua se recoge mediante dos sondas retráctiles y “se carga con el propio movimiento del avión”. Con cada descarga, precisa, se pueden llegar a cubrir unos 100 metros de largo y unos 30 de ancho.

“En España, por suerte, hay muchos puntos de carga y es raro que no tengamos algún lugar disponible a más de 15 minutos”, señala Fernández, que indica que una tripulación puede llegar a hacer unas 70 descargas de agua al día sobre un incendio forestal. En caso de que las operaciones de carga de agua no se puedan llevar a cabo en el mar, como a veces ocurre en las Islas Canarias, los equipos de la UME ayudan a cargar los depósitos del avión anfibio en tierra.

Los aviones “nunca están todos disponibles”

Imagen de uno de los aviones anfibio con los que cuenta España para combatir los incendios forestales. (Ministerio de Defensa)
Imagen de uno de los aviones anfibio con los que cuenta España para combatir los incendios forestales. (Ministerio de Defensa)

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El Ministerio de Defensa cuenta con 18 aviones anfibio, aunque “nunca están todos disponibles” porque necesitan mantenimiento, por lo que en verano suele haber “unos 10 o 12 funcionando”. En esta campaña están distribuidos por las localidades de Santiago de Compostela, Salamanca, Badajoz, Málaga, Zaragoza, Madrid y Pollensa (Mallorca), ciudades desde las que tienen más facilidades para poder llegar cualquier punto del país en poco tiempo.

La de 2023 es la tercera campaña en la que Fernández trabaja como piloto de aviones anfibio y asegura que el peor incendio al que se ha enfrentado hasta ahora tuvo lugar el verano pasado en Bejís, Castellón, un fuego causado por un rayo que calcinó unas 19.000 hectáreas en varios términos municipales de esa provincia. “La campaña anterior fue la más demandante y los incendios como el de Bejís son especialmente complicados porque no operábamos solos. Había otro tipo de aeronaves porque las comunidades autónomas también contratan sus propios medios y hay que coordinarse”, aclara.

Imagen de varios aviones anfibio. (Ministerio de Defensa)
Imagen de varios aviones anfibio. (Ministerio de Defensa)

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El 2022 fue, de hecho, el peor año en cuanto a incendios forestales en España en las últimas décadas: la superficie quemada superó las 300.000 hectáreas. Además de la sequía y los rayos que produjeron las tormentas eléctricas, un factor que sin duda agravó la situación fueron las altas temperaturas, pues el año pasado el país estuvo 42 días bajo olas de calor.

Por el momento, la campaña de incendios de este año “está tranquila”, aunque aún queda mucho verano por delante, advierte el piloto.

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