“Renombrar es un acto de amor. Renombrar también es un acto político”. En una coyuntura que busca prescindir de las etiquetas que encasillan y dictaminan los roles sociales, se erigen lecturas de artistas que, en su momento, también rechazaron la dictadura de la terminología. Picasso es visto ahora, aprovechando el 50 aniversario de su muerte, bajo la mirada de medio centenar de artistas y escritores contemporáneos que dotan a sus lienzos de un nuevo paradigma sintagmático. De un nuevo nombre. De una interpretación distinta. De una sintaxis artística que elaboran a través de su propio léxico.
Las cartelas de sus cuadros son reescritas por Isabel Coixet, Albert Serra o El Niño de Elche para brindar al lenguaje (o falta de él) del pintor malagueño una resignificación basada en sus experiencias, creencias y deseos. En Picasso: Sin Título, la exposición de La Casa Encendida que se puede visitar hasta el próximo 7 de enero de 2024, 50 obras del último periodo del artista (1963-1973) son inspeccionadas con la lupa de las generaciones que crecieron, estudiaron o criticaron su idiosincrasia dentro y fuera del estudio.
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Ante la amplia oferta cultural que la capital ofrece, puede resultar abrumador enfrentarse a una selección de títulos para cerrar un plan, una cita o una excursión. Con unas temperaturas que prometen romper récords en casi medio siglo, ¿qué mejor plan puede haber que pasar la jornada descubriendo, desde una premisa del todo original, cómo otros artistas perciben a uno de los pintores más globales y reconocidos de la historia?
Comisariada por Eva Franch i Gilabert, las nuevas lecturas incluyen apreciaciones personales que van desde la admiración hasta la crítica. Uno de los elementos más interesantes de la exposición es la distribución del espacio: un croquis arquitectónico que simula el descuadre visual de sus lienzos, repartidos en cuatro salas que ponen el foco en su etapa más prolífica, más cercana a nuestra época y, probablemente, la más desconocida (y que va desde la cerámica, al grabado o el dibujo, pasando por pinturas de gran formato).
50º aniversario
España, donde nació (1881), Francia, donde vivió y murió (1973), y otros países europeos junto a Latinoamérica y Estados Unidos se han unido a las celebraciones de este Año Picasso. Para conmemorar su legado, su personaje y su obra, a lo largo de 2023 se han organizado infinidad de exposiciones por todo el país para recordar los detalles de su pincelada, de su carácter y de su catálogo de pinturas.
El Museo Thyssen-Bornemisza exhibirá, del 4 de octubre al 14 de enero de 2024, la exposición temporal Picasso. Lo sagrado y lo profano, para la que el Ministerio de Cultura ha otorgado garantía del Estado a seis obras del malagueño por 78 millones de euros.
El primer apartado revelará cómo Picasso asimiló la tradición del retrato y de la imaginería religiosa y la transformó en todo un repertorio de personajes promiscuos y profanos. El segundo se acerca a los asuntos más íntimos y domésticos del pintor a través de sus bodegones y maternidades. Y una tercera sala contrasta con todo lo anterior al plasmar escenas de violencia o de sacrificio en las crucifixiones, en las corridas de toros o en las dramáticas mujeres de los años treinta que marcaron la vida del artista.
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