El riesgo de la aceptación pura y simple de la herencia: cuidado con las deudas

Ningún familiar puede obligar a otro a rechazar o asumir una herencia, pues se trata de un acto voluntario y totalmente libre

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Los herederos no tienen por qué aceptar una herencia si no quieren hacerlo. (Getty)
Los herederos no tienen por qué aceptar una herencia si no quieren hacerlo. (Getty)

Las herencias pueden resultar complicadas por varios motivos, entre ellos, la existencia de roces familiares o la lentitud de los trámites normativos. Las transmisiones suelen considerar una amplia variedad de activos, como propiedades, inversiones, cuentas bancarias, vehículos u objetos de alto valor sentimental. La gestión y el reparto de estos bienes y derechos puede volverse un asunto de lo más complicado, sobre todo si los interesados discrepan y no tienen experiencia en la administración financiera. En cualquier caso, por mucho que se dilaten los asuntos burocráticos, los herederos deben saber que no están obligados a aceptar la herencia si no están convencidos de hacerlo.

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La aceptación o la renuncia de una herencia es un proceso totalmente libre y voluntario, por lo que ningún heredero puede forzar a otro a tomar decisiones en contra de su voluntad. Muchas veces, sobre todo cuando priman las desavenencias, los descendientes de la persona fallecida contactan con un despacho de abogados y optan por meter presión mediante el envío de requerimientos en los que instan a los demás herederos a aceptar la herencia. Los ciudadanos deben saber que esta notificación no tiene por qué ser motivo de inquietud.

Las donaciones se utilizan en algunos casos como alternativa a la herencia. (Getty)
Las donaciones se utilizan en algunos casos como alternativa a la herencia. (Getty)

Las personas llamadas a recibir una herencia, en ocasiones, tardan meses en llegar a un acuerdo. Muchas veces, la presión y el estrés pueden jugar una mala pasada. El artículo 988 del Código Civil recuerda que “la aceptación y la repudiación de una herencia son actos enteramente voluntarios”, de forma que ningún burofax o requerimiento puede tumbar esta premisa. No obstante, si la notificación la envía un notario, el escenario cambia. En estos casos, el llamamiento se entiende como un mecanismo legal para desbloquear la situación, por lo que se concede al receptor un plazo de 30 días naturales para “aceptar pura o llanamente o repudiar la herencia”.

¿Qué significa aceptar la herencia pura y simplemente?

Este mecanismo, recogido en el artículo 1005 del Código Civil, entra en juego cuando el reparto de una herencia se convierte en un auténtico callejón sin salida, de forma que un notario interviene en aras de desbloquear la situación. Este requerimiento concede un plazo de 30 días para tomar una decisión, en este caso, la de aceptar o rechazar los bienes correspondientes. Si los ciudadanos que reciben esta notificación no comparecen en dicho período para dar una respuesta, se presumirá que aceptan la herencia pura y simplemente.

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Esto quiere decir que, si uno de los descendientes no responde en el plazo de un mes, se convierte automáticamente en heredero con todas las consecuencias que esta condición lleva implícitas. La aceptación pura y simple de una herencia puede convertirse en todo un problema: el heredero sucede al causante en todos sus derechos y obligaciones, es decir, adquiere automáticamente sus bienes pero también sus deudas. En estos casos, el heredero no sólo responde ante las deudas con los bienes de la herencia, sino que también lo hace con los suyos propios.

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