Ahora que llega el verano y con él las vacaciones es momento de viajar, recorrer España en busca de desconexión, aventuras, tranquilidad y, en general, de un sitio en el que pasárselo bien. España tiene multitud de pueblos escondidos o desconocidos para muchos en los que pasar el día o varios días y disfrutar de sus encantos, su gastronomía y sus habitantes. Y en concreto hay una zona situada en Teruel a la que se la conoce como “la Toscana española”. Se trata de la comarca de Matarraña, un idílico territorio situado entre el Bajo Aragón y las tierras catalanas y valencianas, al lado un conjunto de colinas y pueblos medievales con paisajes marcados por el agua.
La comarca de Matarraña es el territorio perfecto para hacer turismo rural durante este verano. Además, hay opciones de todo tipo. Por un lado, un viaje más tranquilo visitando pueblos, y por otro una ruta más aventurera con actividades al aire libre, con múltiples senderos y caminos en los que galopar a lomos de un caballo mientras disfrutas de la naturaleza y sus paisajes. También cuenta con diversas rutas para hacer senderismo con distintos niveles de dificultad, desde las más fáciles como la del Salt de la Portellada; otras medias como la de la Torre del Compte, o las difíciles como la de San Miguel de Espinalbar.
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Las opciones no acaban ahí, dado que existen actividades culturales como seguir los pasos de los íberos o visitar túmulos funerarios como el de San Cristóbal o el de Torre Cremada. También se pueden visitar los restos de pequeños asentamientos. Pero, si hay algo que destaca de esta “Toscana española” son sus pueblos.
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Valderrobres, tradición y mansiones palaciegas
Este pueblo es la capital del territorio, el cual está compuesto por otros 18 municipios diferentes. Valderrobres cuenta con un castillo cuyo origen se remonta al siglo XII, y que está conectado con la iglesia de Santa María la Mayor, de arquitectura gótica, una de las más representativas de Aragón. También cuenta con el observatorio de aves de Mas de Bunyol, que es una antigua casa situada dentro de una reserva de buitres salvajes. Aunque este pueblo es mucho más que eso, basta con dar una vuelta por su plaza mayor, el ayuntamiento, el puente de piedra o las mansiones palaciegas para darse cuenta.
Beceite, senderismo y piscinas naturales
Si por algo destaca Beceite es por su entorno natural. En este pueblo nacen tres de los ríos más importantes de la zona y, además, se alzan montañas y cordilleras que incluso alcanzan 1.232 metros de altura sobre el nivel del mar. Dadas las características geográficas que presenta, los turistas tienen múltiples opciones para hacer senderismo por distintas rutas.
Una de las más importantes es la de los Puertos de Beceite, donde la erosión de los ríos sobre las montañas ha formado los caminos y parajes para recorrer la naturaleza. Esta ruta cuenta con diversas pasarelas de maderas situadas encima de pozas de cristal. Todo un lujo de paisaje para disfrutar durante unos días.
Calaceite, un pueblo perfecto para callejear
Calaceite desprende encanto en todas sus calles: edificios señoriales, ermitas, capillas, plazas y pórticos que descubrir dando un paseo por el pueblo y fijándose bien en cada rincón. La iglesia de la Asunción lleva levantada desde el año 1613 y destaca por su estilo barroco. Pero si hay algo que llama la atención entre sus edificios es el ayuntamiento, uno de los puntos interés que destaca por su fachada renacentista.
Ráfales, donde el ayuntamiento está en una antigua cárcel
Respecto a Ráfales, es importante no perder su Museo del Aceite, con un antiguo molino rehabilitado; su Plaza Mayor o los resto del castillo de la Orden de Calatrava. Un imprescindible si se visita este pueblo es la iglesia gótica de Nuestra de la Asunción y el ayuntamiento, que cuenta con una antigua cárcel restaurada.
La Fresneda, uno de los Pueblos Mágicos de España
La Fresneda es una villa declarada conjunto histórico artístico con un enorme encanto. Entre sus monumentos indispensables a visitar destaca la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, un templo construido en el siglo XVI bajo los restos de un antiguo castillo. Precisamente, los restos de esta fortaleza también atraen a los turistas, ya que las vistas desde su lugar de asentamiento son impresionantes.
Asimismo, se recomienda al viajar visitar el ayuntamiento y la plaza mayor y, sobre todo, la ermita de Santa Bárbara. Se encuentran en una zona elevada del cerro que lleva el mismo nombre y su entorno alberga leyendas que le han valido a La Fresneda para ser incluida en la Red de Pueblos Mágicos de España.
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