Tras las elecciones generales del 23-J: que la política no se olvide de lo importante

Opinión | “El verdadero sentido de nuestra democracia es crear las condiciones para una vida mejor, avanzar en derechos y promover la convivencia”

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Yolanda Díaz (Sumar), Pedro Sánchez
Yolanda Díaz (Sumar), Pedro Sánchez (PSOE), Alberto Núñez Feijóo (PP) y Santiago Abascal (Vox).

Cerca de tres semanas del 23-J y el escenario con el que nos vamos de vacaciones es, aunque sorprenda, incluso más incierto que cuando comenzó la campaña. Tras unas elecciones marcadas por discursos donde los partidos intentaban diferenciarse para asegurar el mayor número de escaños posibles, los resultados no han traído claridad suficiente. Lo preocupante, más allá del ruido mediático -que seguirá presente nos guste o no- es que tanto durante la campaña y los debates, como en esta fase de construcción de pactos, ha habido y sigue habiendo silencios respecto a temas trascendentales que deberá resolver la siguiente legislatura.

Si bien el clima político de las últimas semanas ha hecho difícil introducir relatos en tono propositivo acerca del futuro del país, muchas demandas urgentes tampoco se han abordado en los programas electorales, que son, probablemente, el único sustento con el que cuenta la ciudadanía para ejercer una rendición de cuentas en los próximos cuatro años. Incluso ahora, cuando en teoría se van a negociar las líneas rojas de las diferentes formaciones políticas de cara a construir consensos, siguen sin mencionarse y esos programas corren el riesgo de convertirse en papel mojado.

Plataformas como Polétika han trabajado a lo largo de esta fugaz campaña electoral, analizando en profundidad las propuestas y los discursos de los principales candidatos y partidos en torno a tres temáticas trascendentales: planeta, personas y democracia. Esto ha permitido poner en evidencia esos silencios que dejan en el olvido las demandas urgentes de la ciudadanía.

Los nadies: los olvidados de siempre

Hay colectivos que históricamente han sido dejados de lado por muchas de las políticas públicas. Si bien en los últimos años medidas concretas como el Ingreso Mínimo Vital (IMV) y la mejora del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) han supuesto cambios significativos para los más vulnerables, hay adeudos sociales latentes y que no deberían olvidarse en las negociaciones y pactos para construir un nuevo Gobierno.

Solamente tres partidos llevaron a la campaña medidas de lucha contra el sinhogarismo, pocos si tenemos en cuenta, por un lado, la magnitud de este problema y su impacto en miles de familias y, por otro, que los partidos de la derecha han hecho bandera de la lucha contra la ocupación intentando convertirla en una cuestión trascendental cuando los datos muestran otra realidad muy distinta.

Algo similar sucedió con las trabajadoras del hogar y cuidados. Todos hemos escuchado a los candidatos llenarse la boca hablando sobre la relevancia de la conciliación, el aumento de la natalidad y la necesidad de abordarlo de manera holística. Y, sin embargo, el colectivo que sostiene en gran medida los pilares del sistema productivo ha estado prácticamente ausente a lo largo de toda la campaña, lo cual esperemos que no se repita en esta fase de negociaciones.

Y si de invisibilizados se trata, hay que mencionar a la población migrante, un colectivo que en gran parte ni siquiera cuenta con el derecho al voto y que se queda una vez más sin consensos para su regularización, para la agilización de los procesos de extranjería o para la protección de los derechos de quienes cruzan las fronteras para proteger sus vidas.

Mucho ruido y pocas propuestas reales

Y luego está uno de los temas más recurrentes de estas elecciones: la protección de la democracia. A lo largo de la campaña y desde el 23 de julio, los representantes de los partidos no dejan de mencionar a la democracia y la necesidad de protegerla y defenderla, como si de un ente abstracto e ideal se tratase. ¿Pero hay realmente propuestas concretas para ello?

La mejora de los mecanismos y canales de participación ciudadana es una demanda histórica. En un contexto altamente crispado y con una sociedad que desconfía de la clase política podría parecer lógico que los partidos propongan medidas concretas sobre ello, y sin embargo, EH Bildu no ha hecho ninguna propuesta para mejorar la participación, Vox lo ha dejado todo en manos de los referéndum y partidos como PSOE, Esquerra y PNV incluyeron propuestas que saben a poco.

Mayores aún son los silencios en torno a la Inteligencia Artificial (IA), un tema que preocupa en la calle y que llena titulares en todos los medios de comunicación de España y el mundo, pero que no ha llegado ni a los programas electorales ni a los discursos de campaña, ni muchos menos a los debates y negociaciones de estos últimos días. Ante el riesgo que esta tecnología y su implementación podría implicar para los derechos humanos y laborales de miles de personas, estos silencios nos hacen temer que los partidos no sepan cómo dar respuesta a estas problemáticas o que no les interese que la ciudadanía participe activamente en su regulación.

El inventario de propuestas y consensos que no llegaron en estas últimas semanas es amplio y por lo mismo preocupante. Los partidos han tenido espacio y tiempo casi ilimitado para presentar a la ciudadanía sus proyectos políticos y sus propuestas para los próximos cuatro años, y aún tienen margen para definir cuál es el proyecto de futuro que quieren conseguir en la próxima legislatura. Por eso, debemos exigir a quienes nos representarán que estén a la altura de las circunstancias, que dejen de lado los debates superficiales y no olviden las demandas y necesidades de la ciudadanía. El verdadero sentido de nuestra democracia es crear las condiciones para una vida mejor, avanzar en derechos y promover la convivencia. Ese es nuestro bosque.

*Belén Agüero es responsable de investigación de Political Watch, entidad miembro de Polétika

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