Todos hemos crecido de niños con la misma leyenda urbana. Que si te portas mal, viene el Hombre del saco y te lleva, y no vuelves a ver a tu familia y amigos. Una leyenda ampliamente propagada en el imaginario popular, y que ahora adquiere una nueva dimensión con el estreno de El hombre del saco, la película española que llega a los cines este 11 de agosto y que promete ser el hit del terror español de este verano. Con todo un experto en el género como Javier Botet al frente, no se puede esperar menos.
Dirigida por Ángel Gómez Hernández, quien ya debutó en el largometraje con otra película de terror como Voces, El hombre del saco cuenta en su reparto con Macarena Gómez (La que se avecina), Manolo Solo (La isla mínima) y a la joven Claudia Placer, quien ya aparecía en otro gran hito del terror español reciente como Verónica. Ella encabeza un joven reparto para dar vida a los niños que tendrán que resolver el misterio que asola el pueblo en el que viven y que se está cobrando la vida de otros tantos desaparecidos durante mucho tiempo.
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El hombre del saco narra la historia de unos hermanos que, tras la muerte de su padre, se mudan con su madre a un pequeño pueblo en el que han estado sucediendo cosas extrañas recientemente. Una serie de desapariciones de niños han disparado todos los rumores y ya hay quien ha echado mano de la terrorífica leyenda de El hombre del saco. Sin embargo, estos hermanos unirán fuerzas para resolver el misterio, encontrar a los niños perdidos y traer de vuelta la paz al pueblo al tiempo que superan la propia pérdida que han sufrido. Una leyenda que, al parecer, no lo es tanto, pues remite a un histórico caso que tuvo lugar en Almería hace ya más de 100 años.
Inspirada en el crimen de Gádor
Aunque no tome tal cual los hechos tal cual sucedieron, pues la película se ambienta en una época muy diferente, lo cierto es que El hombre del saco toma cierta inspiración de un crimen histórico, el que tuvo lugar en la localidad de Gádor, en Almería, allá por 1910. Este crimen se produjo cuando un padre de familia, Francisco Ortega el Moruno, acudió a una curandera debido a sus achaques producidos por una tuberculosis. El curandero, un tal Francisco Leona, quien al parecer ya contaba con antecedentes criminales, le sugirió una terrorífica cura para acabar con sus males: beber la sangre de un niño y untarse el pecho con mantecas procedentes del cuerpo de este.
Como si fuera el mismísimo hombre del saco de la leyenda, el Moruno se puso a buscar una víctima junto al curandero y otro compinche, Julio Hernández el Tonto. Terminaron secuestrando a Bernardo González, un joven de 7 años que fue metido en un saco y llevado hasta un cortijo donde fue cruelmente asesinado y cuyos restos sirvieron para hacer las mantecas que necesitaba el Moruno. El crimen se descubrió más tarde, cuando Julio el Tonto lo denunció a la Guardia Civil después de que Leona intentase estafarle con el dinero recibido por el Moruno por el crimen. Tanto Leona como el propio Moruno terminarían siendo condenados a muerte, y Julio el Tonto finalmente fue indultado por ser considerado demente.
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