Las casas prefabricadas no son ninguna novedad. Con el apogeo de la revolución industrial, este modelo de producción cruzó fronteras. La principal cuota de mercado está en Alemania, Reino Unido y los países nórdicos. Sin embargo, en los últimos años, el interés por la prefabricación ha cogido fuelle entre la población española.
El sector cumple una década de actividad en España, aunque los prejuicios y la falta de confianza ralentizaron en un primer momento su puesta de largo. “La gente pensaba que las casas prefabricadas tenían menos calidad que una vivienda tradicional, pero poco a poco se ha ido desmontando el mito”, comenta Félix Barco, gestor de ventas de Maestro Casas. Lo que comenzó como un producto de uso vacacional, pronto se convirtió en la primera opción para muchas familias.
Te puede interesar: La casa prefabricada española con tres habitaciones y dos baños que se vende desde 134.233 euros
“Después de la pandemia hubo un repunte bestial, la demanda se ha disparado. La gente empezó a tener ganas de jardín, aprendimos a valorar el aire libre”, apunta Silvia Sánchez, socia gerente de Casas Cube. Esta empresa, afincada en A Coruña, es una de las más antiguas del mercado español. En los últimos años, la firma ha tenido que ampliar instalaciones hasta en tres ocasiones. Maestro Casas, que tiene su sede en Navarra, suscribe esta tesis: “El coronavirus empujó a muchas personas a buscar alternativas más cómodas, con espacios abiertos y fuera de la ciudad. El teletrabajo ha impulsado este cambio”.
La diferencia de precios con el mercado convencional, el ahorro energético y la rapidez en las entregas son tres de los pilares que sostienen al gremio. “Este tipo de casas han arrastrado mucho tiempo el cliché de que tenían menos durabilidad, aunque poco a poco se ha ido demostrando lo contrario”, destaca el grupo Alucasa. El éxito de las casas prefabricadas supone un primer acercamiento de la construcción al mundo industrial. “Es algo que tenía que haber sucedido hace muchos años”, sentencia Silvia Sánchez, de Casas Cube.
Te puede interesar: Las casas prefabricadas hechas con contenedores marítimos que se venden por 50.000 euros
El perfil de los clientes: familias, herederos y pensionistas
Cada vez son más las personas que se interesan por las casas prefabricadas, aunque el perfil de los clientes es de lo más variado. “Recibimos 100 solicitudes a la semana para pedir información y aprobamos entre cinco y siete proyectos por semana. La cosa se mueve mucho por el boca a boca”, explica Félix Barco. Las tres empresas consultadas por este diario evidencian que todos los compradores buscan tranquilidad y una mejor calidad de vida. “Muchos jubilados se retiran y quieren una casa cerca de la playa, pero también los pueblos pequeños se están recuperando por iniciativas como esta”, explica el gestor de ventas de Maestro Casas.
Las familias y la gente joven, sobre todo cuando han heredado algún terreno en el campo, se destapan como los otros dos grandes pesos pesados del mercado. “Los clientes prefieren comprar una parcela y montar un chalet prefabricado que pagar lo mismo por un piso en el centro de la ciudad. Tal y como están los precios lo pueden hacer porque les sobra dinero”, asegura Silvia Sánchez. Los principales destinos para instalar una de estas viviendas en la geografía española son Asturias, Galicia o el litoral mediterráneo, aunque la medalla de oro se la cuelgan los pueblos de la periferia madrileña.
Un abanico de ventajas y posibilidades
El mercado de las casas modulares ofrece un amplio catálogo de posibilidades: residencias móviles, viviendas vacacionales, pequeñas cabañas, villas de lujo e incluso edificios de varias plantas. Las ventajas, en cambio, son similares en casi todas las opciones. “Los modelos son personalizables, es decir, los usuarios pueden elegir complementos y cambiar la distribución en función de sus necesidades. La sostenibilidad y la reducción de emisiones son dos de las grandes bazas”, resumen desde Alucasa. Además, lo normal es trabajar con un presupuesto cerrado y tener listo el producto final en un plazo máximo de cuatro meses. Los materiales de construcción no son más baratos que los de una vivienda de obra, pero al trabajar a gran escala, se optimizan los recursos y es posible reducir márgenes. Las tres empresas, preguntadas por la evolución del sector, tienen clara la respuesta: “El modelo de las casas prefabricadas es el futuro”
Seguir leyendo: