Yolanda Díaz ya ha avisado a Podemos de que cumpla lo pactado y que “se deje de amenazas”

La líder de Sumar quiere centrarse en lo realmente importante, intentar reeditar un Gobierno de coalición progresista, y dejar de lado distracciones con problemas internos que solo generan ruido

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Yolanda Díaz durante el acto de cierre de campaña de Sumar, en Madrid. (Alberto Ortega/Europa Press)
Yolanda Díaz durante el acto de cierre de campaña de Sumar, en Madrid. (Alberto Ortega/Europa Press)

Yolanda Díaz se ha puesto seria. Sabe que las fuerzas progresistas se juegan mucho (intentar reeditar un Gobierno de coalición) como para estar distrayéndose con problemas internos dentro de Sumar. Uno de esos problemas tiene nombre y apellidos: Podemos. La vicepresidenta en funciones y líder de Sumar ya ha avisado a la formación morada que tiene que cumplir con lo pactado cuando decidió enrolarse en la nueva coalición y que se “deje de amenazas”, que lo único que hacen es provocar un ruido innecesario.

Ese ruido comenzó nada más conocerse los resultados de las elecciones del pasado 23 de julio. Sumar consiguió 31 diputados y Díaz valoró como una victoria que PP y Vox no lograran los escaños suficientes para formar Gobierno (como vaticinaban todas las encuestas). Pero esa misma noche, Pablo Iglesias, líder oficioso de Podemos, hizo otra lectura de los comicios. “No hay que olvidar que nuestro espacio ha perdido casi 700.000 votos y siete diputados. Seguramente con primarias y sin vetos hoy podríamos estar hablando de otro resultado”, señaló Iglesias para ajustar cuentas con Díaz, artífice de la decisión innegociable que impidió que Irene Montero fuera en las listas del nuevo proyecto.

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Para Iglesias, los resultados no habían sido tan buenos y recalcó que los cinco diputados que Podemos había obtenido dentro de la coalición Sumar iban a ser tan “imprescindibles” para la gobernabilidad como los parlamentarios del bloque nacionalista. Primer aviso. El segundo llegó al día siguiente, el lunes 24 de julio. La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, incidió en el mismo mensaje. “Sumar se deja más de 700.000 votos y muchos escaños respecto al peor resultado de Unidas Podemos”. ¿Por qué? Acusó veladamente a Díaz de diseñar una estrategia que renunció al feminismo (por el veto a Montero) e invisibilizó a Podemos, lo que “no ha funcionado electoralmente”.

Tras estas primeras críticas de Podemos, desde Sumar ya se hizo llegar a la formación morada que ese no era el camino. Esas críticas se entendieron como “las últimas pataletas” de un partido destinado a la irrelevancia, ya que muchas encuestas auguraban su desaparición de haberse presentado por separado. “Simplemente quieren hacerse notar, tocar las narices y reclamar más cuota de poder”, explican desde Más Madrid, otro de los socios de Sumar cuya relación con Podemos deja mucho que desear.

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, y la ministra de Igualdad en funciones, Irene Montero (Fernando Sánchez Europa Press)
La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, y la ministra de Igualdad en funciones, Irene Montero (Fernando Sánchez Europa Press)

Pero Podemos no aflojó. El siguiente en elevar el tono y el mensaje contra Sumar fue otro de los vetados por Yolanda Díaz, Pablo Echenique, que ha abandonado la política pero no la militancia. En un artículo que escribió en la web de Canal Red, la tele y altavoz mediático de Iglesias, el exportavoz de Podemos en el Congreso dejó por fin las cartas boca arriba. Señaló que su confluencia en Sumar fue una “táctica” electoral y renegó de una unidad de la izquierda que les resta “autonomía” y persigue “matar a Podemos”.

Para no ‘morir’, Podemos quiere recuperar relevancia e influencia en el tablero político. Lo que pretenden los morados, o al menos el sector más cercano a Iglesias, es que sus cinco diputados tengan su independencia dentro de Sumar y que la formación tenga voz y voto en la negociación que ya se ha iniciado con el PSOE para conformar un hipotético Gobierno de coalición si Pedro Sánchez consigue recabar los apoyos necesarios. Podemos reclamar ser el “el motor ideológico del espacio político y del gobierno de coalición”. Una quimera ya para muchos dentro de Sumar.

El enfado de Yolanda

La situación está enfadando ya a Yolanda Díaz, explican fuentes de Sumar, que creen que todos los esfuerzos tienen ahora que dirigirse en una única dirección: reeditar un Gobierno de coalición progresista, una tarea que no va a ser nada fácil. La líder de Sumar dejó claro este martes en TVE que todas fuerzas integradas en Sumar “van a cumplir el acuerdo” de la coalición. “Estoy teniendo reuniones con las formaciones que conforman Sumar. Todas van a cumplir el acuerdo suscrito, que es claro”, señaló.

Ese acuerdo contempla que se formará un solo grupo parlamentario que se regirá por un reglamento que respetará los acuerdos adoptados entre las fuerzas políticas que componen la coalición, es decir, votación unitaria en todos los asuntos que estén en el programa electoral. Según ese acuerdo, además, a Podemos le corresponde el 23% de los recursos económicos que consiga Sumar una vez se conforme como grupo parlamentario.

El exvicepresidente segundo del Gobierno y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias (Europa Press)
El exvicepresidente segundo del Gobierno y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias (Europa Press)

Desde Más Madrid insisten que lo de Podemos es una pataleta. Y que los morados tienen poco margen de maniobra en sus amenazas. Porque ni el PSOE ni Sumar quien ministros de Podemos en ese futurible Gobierno de coalición, que es el gran objetivo de los morados. “Cuanto antes lo asuman, mejor para todos”, explican desde Más Madrid. Y si no están en ese Gobierno, no les quedará más remedio, además, que aceptar la disciplina del grupo parlamentario. El reglamento del Congreso es claro. Podemos no puede formar grupo propio si deja Sumar.

El artículo 23.2 del reglamento regula que no pueden formar grupo los diputados que en el momento de las elecciones pertenecieran a formaciones políticas “que no se hayan enfrentado ante el electorado”. Y Podemos no se presentó a los comicios como marca propia, sino dentro de Sumar. Solo podrían irse al grupo mixto y compartir espacio, tiempo de intervención y recursos con el BNG, UPN y Coalición Canaria. Eso supondría que se quedarían sin los fondos pactados con Sumar y seguramente su ruptura no se entendería muy bien entre el electorado más progresista. Sin olvidar que no todos dentro de Podemos comparten estas tesis tan radicales de los pablistas.

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