Joaquín Mazón presenta ‘De perdidos a Río’: “Una comedia no tiene por qué provocar la risa todo el rato, también puede haber espacio para la emoción”

Cruzar medio mundo para identificar el cadáver de tu amigo muerto y terminar plantando cara al crimen organizado de las favelas de Río de Janeiro. De perdidos a Río, la nueva comedia de Joaquín Mazón, se prepara para enfrentarse al fenómeno Barbenheimer (la fusión nominal de Barbie y Oppenheimer) con una premisa macarra y un “reparto increíble” que la convierte en “diferencial”.

Pablo Chiapella, Carlos Santos, Fran Perea, Esther Acebo, Carlos Areces o Kira Miró conforman esta comedia “de aventuras” que lleva a sus protagonistas a “un underground peligroso para que encuentren su lugar en el mundo”. “Había que llevarles al otro lado del planeta para que no tuviesen posibilidades de escaparse por ningún lado”, indica el director a Infobae España.

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Rodada entre Canarias, Portugal y Río de Janeiro, la cinta apunta a convertirse en un Resacón en Las Vegas patrio que vive del descontrol y de las bromas inapropiadas. Mazón buscó tocar el “límite” con las yemas de los dedos, de ahí que una de las escenas clave de la película sea “en los bajos de una discoteca de Brasil con una enana que tiene una pistola”.

Con sus anaranjados atardeceres e infinitas posibilidades, Río de Janeiro se convierte en un elemento que brinda, además de exotismo, todo tipo de posibilidades a la película de Mazón. Pese a ello, el director considera que “hacer reír por hacer reír” no es un precepto al que se adscriba a la hora de dar forma a sus comedias. “No suma nada al espectador”, indica sobre lo anterior.

Para Mazón, “lo fundamental es saber de lo que quieres hablar, no cómo hacer reír al público”, algo que considera relativamente “fácil”: “Traigo a Pablo Chiapella, lo siento aquí y te hago reír”, insiste. “No porque sea una comedia tienes que estar todo el rato provocando la risa, también puede haber espacio para la emoción”.

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Para dar cabida a su declaración, Mazón pone como ejemplo una escena del rodaje en la que Chiapella, Santos y Perea se pelearon por ser el personaje más divertido. El mítico roba-escenas. “Todos querían ser los más graciosos y nos dimos cuenta que esa no era la película”, porque en dicha escena el personaje de Chiapella, Pedro, “está acojonado”. “El protagonista tiene que estar donde está en cada momento”, precisa el cineasta.

En una coyuntura en la que la comedia ha de pasar unos filtros y un revisionado concreto para evitar caer en la bandeja de la cancelación, Mazón afirma “no haber pensado en eso” a la hora de crear De perdidos a Río. “Estoy muy orgulloso de la película”, incide. “Hemos hecho lo que hemos querido y lo que hemos creído que era mejor”, responde sobre algunos de los chistes que aparecen en la cinta.

Haciendo referencia a uno de esos gags que aparecen en la película, “el otro día un imbécil en Instagram me puso ‘joder, un culo de primeras’ y pensé, ¿este es tonto o qué le pasa?”, cuenta anecdótico. “La gente está muy mal de la cabeza, como si un culo fuese tan terrible, todos tenemos uno”.

Y, dado que la cinta aborda un gesto de amistad incontestable, Mazón reivindica el poder y la fuerza de ser un buen compañero de viajes, de bromas y, sobre todo, un pilar de refuerzo en los momentos complicados. “Creo que soy buen amigo y me gusta apoyar a mis seres cercanos”, afirma. “Hay que estar cuando las cosas están difíciles, ese es el mejor gesto de amor”.

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