El periodista Ramón Lobo ha fallecido este miércoles a los 68 años debido a un cáncer de pulmón que venía combatiendo desde hace un año, según ha adelantado el diario El País. Lobo trabajó en dicho diario durante 20 años como corresponsal de guerra.
El profesional de la información cubrió guerras en distintos puntos del planeta. Desde Croacia a Serbia, pasando por Bosnia-Herzegovina, Albania, Chechenia, hasta Irak, Afganistán o Líbano. Así como en Sierra Leona, el Congo, Ruanda, Zimbabue, Namibia y Filipinas. Lo que le convirtió en un reportero de guerra de referencia en España.
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El propio periodista, quien en octubre del año pasado, durante un programa de Cadena Ser y posteriormente a través de su cuenta de Twitter, reveló que debía parar durante unos meses para centrarse en la pelea contra dos cánceres simultáneos no relacionados entre sí que se le habían elevado a la categoría de caso raro. “Gracias por vuestro cariño. We Shall Never Surrender”, concluía el mensaje compartido en sus redes sociales.
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El corresponsal sostenía que “el periodismo es mancharse los zapatos de polvo, o de moqueta si cubres política” y que “lo esencial es pisar los lugares en los que se cuece la noticia, sea Kiev, Caracas o la carrera de San Jerónimo
Ramón Lobo nació en Maracaibo, en Venezuela, aunque creció en Madrid, donde en 1975 se matriculó la carrera de Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y más tarde comenzó a trabajar en el mundo del periodismo. Sin embargo, una vez que comenzó a ejercer como reportero de guerra, la vida le llevó de un lado a otro del planeta. Ha pasado por las redacciones de la agencia Pyresa, Radio Internacional, Radio 80, así como en los periódicos Expansión, Cinco Días, La Gaceta de los Negocios, El Sol, El País e Infolibre.
Su faceta de escritor
Además de periodista, Lobo también escribió dos novelas de carácter periodístico: Isla África (traducida al francés, italiano y portugués) y El día en que murió Kapuscinski. También es autor de su libro de memorias: Todos náufragos, así como de varios libros de reportajes como El héroe inexistente, Cuadernos de Kabul y El autoestopista de Grozny (y otras historias de fútbol y guerra), e incluso un ensayo, Las ciudades evanescentes, que elaboró durante la pandemia.
Premios
El periodista también recibió distintas condecoraciones a lo largo de su carrera, como el premio de periodismo Cirilio Rodríguez, que recibió en el año 2010; el de Intercultura a la Convivencia en Melilla en el año 2005; el José Manuel Porquet en 2010; el premio del Club Internacional de Prensa (2013) y el premio internacional Cátedra Manu Leguineche (2022).
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