La historia de Robert J. Oppeheimer, el físico encargado de liderar el Proyecto Manhattan que terminó alumbrando la bomba atómica que posteriormente caería sobre Hiroshima y Nagasaki, se ha convertido en la gran historia del verano y quien sabe si del año. Y todo gracias a la película de Christopher Nolan, que está arrasando en cines y que ha acercado a millones de personas a la complicada vida de este científico cuyas ambiciones terminaron por volverse en su contra una vez las bombas cayeron sobre suelo japonés.
Sin embargo, no todas las partes en la vida del físico han sentado bien a todo el mundo. En la película podemos ver episodios más oscuros de su vida, como su relación con los círculos comunistas y, sobre todo, la infidelidad que mantuvo hacia su mujer Kitty, a la que interpreta Emily Blunt. Porque si algo queda claro en Oppenheimer es que el físico fue se sintió incomprendido gran parte de su vida, y el único confort lo encontraba en su relación con Jean Tatlock (Florence Pugh), una mujer comprometida con el partido comunista y cuyo amor nunca pudo lograr del todo.
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Esta relación deriva en una serie de escenas de sexo que han causado cierto revuelo, especialmente en la India, donde las consideraron una blasfemia por ir acompañadas de la lectura de uno de sus pasajes más sagrados. Aun con todo, el actor Cillian Murphy ha salido al paso de las críticas hacia Nolan para justificar las escenas. “Creo que son vitales en la película. La relación que (Oppenheimer) tenía con Jean Tatlock es una de las partes emocionales más cruciales de la película. Creo que si son clave para la película merece la pena hacerlas”, señalaba el actor de Peaky Blinders, aun consciente de la incomodidad que puedan despertar. “Escucha, a nadie le gusta hacerlas, son posiblemente la parte más incómoda de nuestro trabajo, pero forman parte de ello y hay que hacerlas”.
Nolan y el sexo
Lo cierto es que, más allá de las críticas que tachan las escenas de incómodas y gratuitas, las escenas de sexo constituyen algo prácticamente insólito en la filmografía de Christopher Nolan. Como le sucede en gran medida desarrollando personajes femeninos, el sexo nunca ha sido el punto fuerte de un cineasta que ha preferido centrarse en otras cuestiones. “Cada vez que te desafías a ti mismo a trabajar en áreas en las que no has trabajado antes, estás nervioso y e intentas ser cuidadoso, planificador y estar preparado para ello”, confesaba Nolan en una entrevista, consciente de su “primera vez” en la gran pantalla.
Sin embargo, Nolan se posiciona en la misma línea que Cillian Murphy y considera que esas escenas son clave para entender no ya solo la película, sino la relación entre Oppenheimer y Tatlock y por qué más tarde la muerte de esta le afectaría tanto el resto de su vida. “Cuando miras la vida de Oppenheimer, ese aspecto de su historia, el aspecto de su sexualidad, su forma de actuar con las mujeres, el carisma que emanaba, es parte esencial de su historia. Me pareció muy importante entender su relación y analizarla, y entender qué la motivó sin ser tímido o explícito al respecto, pero tratando de ser íntimo, estar allí con él y entender una relación que era muy importante para él”, añadiría el cineasta.
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