Una jubilación de ensueño, antes de lo previsto y en un lugar idílico. Esas son las tres patas de la historia de una pareja que entre su lista de cosas por cumplir estaba la de retirarse a los 50 años, para poder seguir viajando y disfrutando antes de que comenzasen los achaques propios de la edad. Así, en el verano de 2017 comenzaron a echar cuentas y a buscar cuál sería el lugar donde vivir esta jubilación dorada.
Pat y Adrienne, comenzaron esta andadura en el verano de 2017 a falta de 3 años para traspasar la barrera de los 50 años, objetivo de jubilación que se habían propuesto. Al buscar en internet “jubilarse a los 50” todas las respuestas tenían algo en común: vivir en el extranjero. Así pues comenzaron su lista de destinos soñados: Belice y Costa Rica, en el caso de ella, y Portugal en el de él.
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Si había algo que esta pareja tenía claro es que su destino ideal tenía que estar marcado por un buen clima y nivel de vida asequible, ya que al jubilarse de manera tan anticipada tenían que amortizar bien sus ahorros. Pat, se inclinaba más por un lugar urbanita que por las impresionantes postales caribeñas, pero siempre en busca de muchas horas de sol, ya que la pareja se había mudado a Georgia desde Massachusetts, escapando de inviernos largos, oscuros y fríos.
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Decantándose la balanza a favor de Pat, en 2018 la pareja hizo un viaje inmersivo en Lisboa, intentando vivir más como locales que como simples turistas, con el objetivo de comprobar como sería trasladarse allí de manera definitiva. Esta dinámica pensaban repetirla con todos los lugares que pudiesen ser potencial residencia para su jubilación, pero la pandemia del Covid-19 trastoco sus planes.
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Con la exploración sobre el terreno en punto muerto por las restricciones derivadas de la crisis sanitaria, Pat y Adrienne decidieron atajar y organizar el tema económico. La parea se puso en contacto con un planificador de jubilación que les mostró las fases y los horizontes de tiempo realistas para hacer crecer los activos y cubrir los gastos fijos al mismo tiempo. Una de sus recomendaciones fue salir de nuestro país de residencia -Estados Unidos- con el objetivo de encontrar una atención médica de calidad que se comiese todos sus ahorros a la primera de cambio.
Y así, encontraron su destino soñado. El sistema de salud de España generalmente está muy por encima del de Estados Unidos en términos de calidad, función y costes, lo que sumado a un proceso de residencia relativamente simple más un clima mediterráneo cálido y semiárido versus la costa atlántica más fría y húmeda de Portugal, hizo de nuestro país el lugar ideal de esta pareja.
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La playa de Valencia, el destino de estos dos jubilados
Y finalmente llego el día. El 30 de abril de este año Pat y Adrienne ya estaban jubilados y listos para asumir el desafío de la reubicación. Se trasladaron cinco semanas a España para ver cómo sería el día a día y explorar diferentes zonas en las que quizás querríamos establecernos. Curiosamente, sus prioridades cambiaron nuevamente después de las primeras semanas.
“Nuestro Airbnb en Valencia estaba muy cerca de la playa. Descubrimos que tener el agua a pocas cuadras de distancia significaba que podíamos disfrutar fácilmente del amanecer, dar un agradable paseo, hacer yoga y darnos un chapuzón rápido en cualquier momento que quisiéramos. Hasta que experimentamos la playa por completo, ¡no nos habíamos considerado gente de playa!”, comenta entre risas la pareja.
Sin embargo, Valencia les pareció una ciudad muy ajetreada y llena de gente que, aunque cumplía con ese punto urbanita que buscaba la pareja, era muy grande para una jubilación tranquila. Tras seguir buscando en internet, hablar con gente del lugar y coger buses y trenes visitando áreas colindantes encontraron su futuro hogar: la playa de San Juan en Alicante. “Mirando hacia atrás, no estoy seguro de qué paso llamaría el primero en lo que se está convirtiendo en un viaje no solo de 1,000 millas, sino de 4,526… desde Atlanta a Alicante” concluyen.
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