Personas vivas dentro de ataúdes: así es la procesión de una de las fiestas más macabras de España

En la romería de Santa Marta de Ribarteme los participantes se meten ataúdes y son transportados hasta el cementerio en un acto de petición y agradecimiento a la Santa

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Una persona porta a hombros un ataúd con una persona viva dentro en la procesión (Brais Lorenzo / EFE).
Una persona porta a hombros un ataúd con una persona viva dentro en la procesión (Brais Lorenzo / EFE).

Pasear por San José de Ribarteme (Pontevedra) un 29 de julio implica presenciar una de las romerías más curiosas de España. Una celebración que traspasa fronteras y que incluso fue calificada por el diario The Guardian como la segunda fiesta más rara del mundo. Y es que en esta procesión hay personas vivas dentro de ataúdes que son portados a hombros por otros fieles hasta el cementerio.

Nos referimos a la procesión de Santa Marta de Ribarteme, una tradición de esta localidad gallega perteneciente al municipio de As Neves que lleva vigente más de cinco siglos. El pasado sábado volvió a contar con una nueva edición, dando lugar a imágenes que no dejan a nadie indiferente.

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Ataúdes para agradecer y pedir a Santa Marta

La procesión de As Neves con personas vivas en ataúdes (Brais Lorenzo / EFE)
La procesión de As Neves con personas vivas en ataúdes (Brais Lorenzo / EFE)

El pistoletazo de salida de la procesión se produce cuando se acaban los actos en honor a Santa Marta dentro de la iglesia. Entonces, suenan las campanas y tiene lugar la romería de ataúdes. Están abiertos, en ellos hay gente viva y son portados a hombros por otros participantes hasta el cementerio más próximo, para después volver al lugar inicial. A lo largo del recorrido, la gente entona las salmodias “Virxe Santa Marta, estrela do Norte, traemos-che os que viron a morte” (Virgen Santa Marta, estrella del norte, te traemos a los que vieron la muerte).

Esta frase ejemplifica el motivo de la celebración. Los protagonistas son las personas que van dentro de los féretros, y su inclusión en los mismos tiene una razón clara: agradecer a esta Santa la salvación tras haber sufrido una enfermedad grave o haber estado en peligro, o pedir la salvación en caso de padecer algún problema. Esta petición se hace tanto para uno mismo como para un familiar o amigo. La única excepción tiene que ver con los niños, ya que en su caso, los ataúdes siempre realizan la procesión vacíos, tal y como señala la web de Turismo de Rías Baixas.

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Una persona en un ataúd durante la procesión de Santa Marta de Ribarteme (Brais Lorenzo / EFE).
Una persona en un ataúd durante la procesión de Santa Marta de Ribarteme (Brais Lorenzo / EFE).

Por otro lado, aquellos penitentes que no quieran ir dentro de un féretro, siguen la procesión caminando pero con un atuendo especial. En concreto, utilizan una gasa blanca que cubre su ropa y llevan una vela en la mano, justo detrás de la imagen de la Santa que acompaña a los ataúdes. En este sentido, cabe señalar que la Santa siempre tiene la mano derecha alzada como símbolo de protección para aquellos fieles han eludido la muerte.

Una procesión polémica incluso en el seno de la Iglesia

José Gonzalo, 67, e Inés Grova, 57, posan para una fotografía en el cementerio de Santa Marta de Ribarteme, en As Neves (Brais Lorenzo, EFE).
José Gonzalo, 67, e Inés Grova, 57, posan para una fotografía en el cementerio de Santa Marta de Ribarteme, en As Neves (Brais Lorenzo, EFE).

La tradición de la romería de Santa Marta se mantuvo intacta excepto durante la pandemia, y también en 2022, aunque en este caso el porqué tuvo que ver con una decisión del párroco Francisco Javier de Ramiro. El año pasado, el cura de Ribarteme hizo pública su oposición al desfile de féretros, señalando que mientras que él estuviese en el municipio, no habría procesión.

“Me dedico a evangelizar y no a fomentar supersticiones, folclores o brujerías”, explicó en declaraciones recogidas por La Voz de Galicia. Sin embargo, este año dos ataúdes protagonizaron la procesión, acompañando a la procesión tras salir de la iglesia, al margen de la celebración oficial y saltándose la prohibición. En uno de los féretros iba un vecino de la parroquia, llamado Jorge, mientras que el otro iba vacío, ya que el penitente prefirió guardar el anonimato durante el recorrido. En el recorrido se escucharon numerosos aplausos para estos fieles, así como críticas al cura, aunque felizmente no hubo que lamentar ningún altercado mayor.

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