Del 21 al 28 de julio, la taquilla española ha recaudado más de 24 millones de euros, una cifra que no se alcanzaba en el país desde hacía una década, según datos proporcionados por comScore. El estreno simultáneo en salas de Barbie -la introspección feminista, dirigida por Greta Gerwig, sobre el rol de la mujer en la sociedad a través de la muñeca de Mattel- y Oppenheimer -la potencia y sesuda biografía visual del creador de la bomba atómica bajo la mirada de Christopher Nolan- ha generado una ola frenética de venta de entradas, de furor cinéfilo y de adquisiciones de cubos de palomitas mixtas.
La cinta sobre el juguete que vive en una mansión de ensueño ha conseguido, además, convertirse en la tercera película más taquillera del año (con una recaudación de 12,5 millones de euros tras pasar poco más de una semana en taquilla) y en el mejor estreno del año en España, consiguiendo 6,8 millones de euros y un total de 700.000 espectadores en su primer fin de semana.
Se espera que Barbie consiga superar los mil millones de euros de recaudación en los próximos días, mientras que la cinta de Nolan está --aunque con mayor distancia- manteniéndole el pulso a la muñeca que interpreta Margot Robbie en la gran pantalla. La fiebre por ambas cintas ha llenado las salas de rosa, de negro y de pasión por una industria que, no sólo está en huelga, sino que necesita recuperarse de unos años demoledores a causa de la pandemia y el cambio de modelo de consumo audiovisual tras la proliferación de las plataformas.
Con datos de asistencia que no se veían en España desde antes de la pandemia, la llegada de Barbenheimer (el nombre con el que se ha bautizado al fenómeno antagónico de Gerwig y Nolan) a las salas de cine ha supuesto, no sólo un motivo de celebración, también un punto de inflexión.
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¿Una gran campaña de márquetin?
El éxito de Barbenheimer puede haber sido fruto de muchas casualidades, pero lo cierto es que el terreno llevaba preparado desde hace mucho tiempo. La campaña publicitaria de Barbie ha tenido una onda expansiva casi tan potente como las bombas que se escuchan en Oppenheimer. Desde las filtraciones del rodaje, pasando por las primeras imágenes de Margot Robbie y Ryan Gosling como Barbie y Ken en Venice Beach, la cinta de Gerwig lleva más de un año siendo comentada y seguida en medios y redes sociales.
Que la gente esté yendo a los cines vestida de rosa no es por mandato de la película, la productora o ninguno de sus actores, sino un fenómeno orgánico del poder del internet: una herramienta que, además, expande la cinta de Gerwig a un universo de introspección posterior, la convierte en una retahíla de memes, vídeos de TikTok y montajes que confirman, no sólo su éxito, también la extraña fusión de dos películas tan dispares que, sin embargo, han terminado siendo hermanadas en la taquilla y la pantalla.
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